Guerra comercial EEUU-China

Una vez más los intereses de China son sacrificados en la polí­tica interna de EEUU. El caso de los neumáticos chinos es considerado como un tema difí­cil de solución en la polí­tica comercial del Gobierno de Obama. El caso de los neumáticos ha sentado un precedente pésimo, y el daño causado no se limita en absoluto a las relaciones económicas y comerciales entre China y EEUU.

La lección del caso de los neumáticos ara China es que frente a la realidad de que el Gobierno norteamericano recurre a la medida de sacrificar los intereses de China con el menor motivo, debemos tener reflexiones estratégicas a largo plazo, preparándonos para las dos posibilidades en lo político, económico y en otros campos. THE WASHINGTON POST.- Bill Clinton al final se convirtió en un firme defensor de la expansión del comercio mundial. Las poderosas fuerzas que están reorganizando la economía mundial probablemente empujen a Obama en la misma dirección. Pero su partido es cada vez más escéptico sobre los beneficios del comercio. El peligro es que una vez dado el primer golpe contra los competidores extranjeros, no se puede decir lo que sucederá después. Obama ha tomado ese riesgo, por lo que habrá que cruzar los dedos. LE FIGARO.- A diez días del G-20 de Pittsburgh, Obama da la impresión de renegar de sus promesas de lucha contra el proteccionismo. Su defensa, expresada ayer durante el discurso sobre la regulación financiera, es afirmar que no hace más que aplicar los acuerdos existentes para sostener mejor el comercio mundial. No engaña a nadie. China. Diario del Pueblo Obama no debe sacrificar los intereses de China Una vez más los intereses de China son sacrificados en la política interna de EEUU. El caso de los neumáticos chinos es considerado como un tema difícil de solución en la política comercial del Gobierno de Obama. Éste dio a conocer su “respuesta” en el día conmemorativo del 8º aniversario del “Atentado del 11-S”: imponer aranceles pesados a la importación de neumáticos chinos. Esta medida del Gobierno de Obama es un aliento al proteccionismo. Los datos sobre anti-dumping global recopilados con la ayuda del Banco Mundial demuestran que desde comienzos de la crisis económica los diversos sectores y países han venido apandillándose para aprovechar las normas de la Organización Mundial del Comercio en un “contraataque matónico” con miras a limitar las importaciones desde China. Las diversas asociaciones industriales de EEUU ponen sus miradas en el proceso de este caso tratando de encontrar oportunidades de imitación. Por lo tanto se puede decir que el caso de los neumáticos ha sentado un precedente pésimo, y el daño causado no se limita en absoluto a las relaciones económicas y comerciales entre China y EEUU. El tink-thank norteamericano, Instituto Kato, advierte que el caso de los neumáticos desembocará en una “confrontación explosiva” en las relaciones comerciales. Esta confrontación no sólo tendrá impacto en el sistema global de comercio multilateral, sino que incluso provocará efectos sumamente negativos en la recuperación de la economía global. No es que el Gobierno de Obama no sepa que la medida adoptada provocará una subida de los precios de los neumáticos, perjudicará los intereses de los consumidores norteamericanos, y dañará seriamente la confianza mutua entre China y EEUU. Para tomar esta decisión ha hecho una profunda reflexión. Pero finalmente ha puesto por encima de todo sus perspectivas políticas. Adoptó la decisión de “sacrificar los intereses chinos” a cambio del apoyo de los sindicatos para sus nuevas políticas de reforma de los servicios médicos. La reforma de los servicios médicos es un compromiso principal asumido por Obama en la campaña electoral, y es la tarea más importante entre las importantes. Actualmente su plan de reforma de los servicios médicos ha encontrado grandes obstáculos, y su popularidad ha bajado en gran medida, pasando del 76% en los primeros tiempos de su mandato a menos del 50% en la actualidad. En fecha tan cercana como el 12 del presente mes, decenas de miles de personas realizaron actividades de protesta en Washington. Al mismo tiempo la economía norteamericana ha comenzado a dar señales de recuperación. Para EEUU, su necesidad de China no es tan apremiante como en los días anteriores. Al parecer, el Gobierno de Obama tiene un mayor coraje para sacrificar en algo las relaciones económicas y comerciales con China. La decisión de Obama no es un juego nuevo. Durante años, el Gobierno norteamericano siempre ha descargado la crisis en China cuando tuvo problemas internos. Incluso deja escapar su ira sobre China. China ha sido convertida en chivo expiatorio en muchos casos como la tasa de cambios de renminbi, la propiedad intelectual, el superávit comercial con EEUU, los derechos humanos, etc. La lección del caso de los neumáticos para China es que frente a la realidad de que el Gobierno norteamericano recurre a la medida de sacrificar los intereses de China con el menor motivo, debemos tener reflexiones estratégicas a largo plazo, preparándonos para las dos posibilidades en lo político, económico y en otros campos. En las relaciones económica y comercial, nuestra estrategia a largo plazo no sólo debe encarar los asuntos en momentos en que la economía norteamericana está subiendo para beneficio compartido, sino también en la coyuntura de su bajada a fin de evitar o reducir impactos. Al mismo tiempo, debemos tener en la mano más cartas de respuesta a fin de jugarlas en momentos claves para que se sepa que China es contundente. La China de hoy ya no es la China de antaño. Tiene plenamente el poderío suficiente y capaz de hacer pagar un alto precio a aquellos que miran a menos sus intereses. Sufrirán indefectiblemente quienes sacrifican los intereses de China a cambio de votos en las elecciones DIARIO DEL PUEBLO. 16-9-2009 EEUU. The Washington Post ¿Primer golpe de una guerra comercial? David S. Broder En un debate económico medido por una asombrosa suma de miles de millones de dólares y las cifras de desempleo en un registro de cientos de miles, las cifras por la disputa en la importación de neumáticos de caucho desde China parecen increíblemente pequeñas. La Comisión de Comercio Internacional del Gobierno informó que un aumento de las exportaciones chinas de llantas de bajo coste ha costado a los trabajadores de EEUU 5.000 puestos de trabajo. Sobre la base de ese informe, el presidente Obama ha impuesto aranceles, a partir del 35%, a los neumáticos de fabricación china. Por sí misma, la cuestión no parece muy importante. Pero como una piedra en el zapato, la irritación que ha causado y las consecuencias de la disputa pueden tener mayores consecuencias. El caso en contra de las importaciones fue presentado por el Sindicato de Trabajadores Siderúrgicos Unidos, un aliado político importante del presidente y los demócratas del Congreso, a los que Obama está trabajando especialmente para subir a bordo en su reforma de la legislación de atención sanitaria. Muchos en los negocios temen que esta primera ronda podría convertirse en una guerra comercial mucho más grande y más peligrosa. Por ahora, los chinos han amenazado con represalias sólo menores, una reducción de las importaciones de piezas de automóviles y de pollo desde EEUU. Pero ambas partes tienen un montón de otras armas más grandes que podrían desplegar. Obama dijo a una audiencia de Wall Street esta semana, que no pretende hacerlo. Señaló que los chinos habían acordado, en el marco de las negociaciones que les abrieron la entrada en la Organización Mundial del Comercio, que Estados Unidos podría acabar con los "picos" de las importaciones sin tener que demostrar las prácticas desleales de comercio. El aumento es real -las importaciones de neumáticos se han triplicado en pocos años- y Obama dijo que es simplemente la aplicación de la regla de que los chinos habían aceptado. Pero como siempre ocurre con las controversias comerciales, la historia es más complicada. La mayoría de los neumáticos chinos que serán penalizados se realizan en cuatro fábricas de propiedad estadounidense allí. Los fabricantes de neumáticos estadounidenses de aquí se han trasladado a la gama alta del mercado. Lo más probable es que si se bloquean las importaciones de China, otros países extranjeros de bajos salarios vendrán a reemplazarlas. La pregunta más importante es lo que esta decisión nos dice sobre el enfoque de Obama para el comercio. En la campaña, fue deliberadamente oscuro, con la promesa de aumentar las exportaciones, pero a veces apoyando medidas claramente proteccionistas. Desde las elecciones, no hemos oído nada acerca de su demagógica promesa de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América. Pero su gobierno no ha presionado para completar los acuerdos comerciales que quedaron pendientes de los años de George W. Bush. Bill Clinton fue igualmente blando al principio, pero al final se convirtió en un firme defensor de la expansión del comercio mundial. Las poderosas fuerzas que están reorganizando la economía mundial probablemente empujen a Obama en la misma dirección. Pero su partido es cada vez más escéptico sobre los beneficios del comercio (…) El peligro es que una vez dado el primer golpe contra los competidores extranjeros, no se puede decir lo que sucederá después. Obama ha tomado ese riesgo, por lo que habrá que cruzar los dedos. THE WASHINGTON POST. 16-9-2009 Francia. Le Figaro Obama, la tentación de replegarse sobre sí mismo Para presentarse como defensor del empleo en los Estados Unidos, Barack Obama ha tomado el riesgo de alumbrar una guerra comercial con China. Al día siguiente de la imposición de impuestos prohibitivos para la entrada de neumáticos chinos en EEUU, Beijing anunciaba represalias. Una denuncia fue presentada ante la OMC y se ha abierto un procedimiento antidumping a las exportaciones a China de aves de corral y piezas para la industria automotriz desde EEUU. La respuesta de China era esperada. La decisión de Barack Obama lo es menos. ¿En qué puede salvar a la industria de neumáticos en los Estados Unidos la subida de entre un 4% y un 35% en los impuestos sobre los baratos neumáticos chinos? Esto favorecerá sobre todo a los exportadores a México, Brasil y otros países donde las empresas de EEUU han trasladado su producción. Esto sugiere que la decisión es eminentemente política. Cuando el desempleo se acerca al 10% -donde podría permanecer un tiempo, a pesar de la recuperación-, Obama se ha visto obligado a hacer un gesto. Ante la creciente oposición, tiene la necesidad urgente de complacer a sus bases. Saldando su deuda con los sindicatos que le ayudaron en la elección, espera, a cambio, que le echen una mano para su reforma del sistema sanitario. China no está libre de culpa en el comercio internacional. Pero carga con las consecuencias de una operación de política interna y manifiesta una comprensible indignación. Su respuesta inicial ha sido templada, lo que indica que busca evitar la trampa de una guerra comercial que sería un desastre para todo el mundo. En los Estados Unidos, el caso lleva el agua al molino republicano. Se compara a Obama con el presidente Hoover, que precipitó la Gran Depresión con la firma, en 1930, de las disposiciones de la proteccionista Ley Smoot-Hawley. Agitar el espectro de un mundo en crisis donde todo el mundo alza barricadas detrás de sus barreras aduaneras es un poco excesivo, pero el momento no podía ser peor en el escenario internacional. A diez días del G-20 de Pittsburgh, Obama da la impresión de renegar de sus promesas de lucha contra el proteccionismo. Su defensa, expresada ayer durante el discurso sobre la regulación financiera, es afirmar que no hace más que aplicar los acuerdos existentes para sostener mejor el comercio mundial. No engaña a nadie. Claramente, Obama se enfrenta a un problema de prioridades. Su calendario interior y sus objetivos internacionales están desacoplados. Los efectos de la crisis económica toman la delantera por una sencilla razón: incluso si la recuperación continúa, con una tasa de crecimiento ligeramente positivo en el tercer trimestre de este año, el desempleo seguirá siendo alto y pesará sobre las elecciones de mitad de período en noviembre del próximo año. Pero para salir de la crisis, la cooperación de China es esencial, como lo es para abordar cuestiones importantes como Irán, Corea del Norte o el calentamiento global. No debería ocurrir que el período que se abre sea, para Estados Unidos, el de un repliegue sobre sí mismo. LE FIGARO. 14-9-2009

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