El progresista Bernardo Arévalo gana las elecciones... y el Tribunal Supremo inhabilita su partido

Guatemala: un triunfo popular y las zancadillas del régimen

Cuando todo parecía indicar que Sandra Torres -representante de establishment oligárquico y los intereses imperialistas- iba a gobernar Guatemala, ha ganado la opción progresista de Bernardo Arévalo y el Movimiento Semilla

Hace pocos meses, ninguna quiniela electoral daba un quetzal por el Movimiento Semilla, un partido progresista y ambientalista, nacido en 2015 de las multitudinarias protestas contra la corrupción del Gobierno de Otto Pérez, y que ha cogido la bandera de la regeneración democrática. Pero tras su sorpresiva irrupción en la primera vuelta, su candidato, el académico Bernardo Arévalo, ha ganado las elecciones con un contundente 58% de los votos frente al 37% de su rival Sandra Torres, una candidata reaccionaria y continuista.

Se trata de un triunfo de la lucha del pueblo guatemalteco. Pero el régimen -a través de una Fiscalía que está bajo sospecha de corrupción- ha maniobrado y ha conseguido que el Tribunal Supremo inhabilite e ilegalice al Movimiento Semilla, el mismo día que confirmaba la victoria de Arévalo.

Hace dos décadas que Guatemala es el escenario de intensas luchas populares. En 2015, un estallido de multitudinarias manifestaciones lograron sacar del poder al corrupto presidente Otto Pérez Molina. Los grandes grupos oligárquicos y los intereses imperialistas cambiaron de gestor, y a través del reaccionario y ultracorrupto gobierno de Giammattei, se multiplicó la intervención y el saqueo de EEUU en las arterias económicas del país.

En 2020, de nuevo un estallido social puso contra las cuerdas a Alejandro Giammattei Pero cuando todo parecía indicar que Sandra Torres, esposa del expresidente Álvaro Colom, líder de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y también representante de establishment oligárquico y los intereses imperialistas en el país, iba a tomar el relevo, una formidable e inesperada movilización electoral ha cambiado el guión escrito por las élites. Bernardo Arévalo ha sacado casi el doble de votos que Torres, a pesar de que la segunda contaba con poderosos apoyos: militares, líderes evangélicos y sectores derechistas.

Pero las estructuras de poder en Guatemala han decidido marcar el terreno al presidente entrante. Una denuncia del fiscal Rafael Curruchiche que reclamaba la inhabilitación del Movimiento Semilla por irregularidades en la constitución del partido ha acabado prosperando en el Tribunal Supremo, no sin que dos jueces del Alto Tribunal hayan renunciado -según sus palabras- por amenazas y presiones.

De esta manera, Arévalo gobernará, pero con un Parlamento de mayoría opositora, y con una fuerza poítica -de momento- en condiciones de alegalidad.

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