«Si el siglo XXI se inició con el gran atentado contra las torres del World Trade Center de Nueva York, Estados Unidos cierra un capítulo trágico de su historia. Y lo hace en un momento clave, cuando en diferentes puntos del planeta están en juego demasiados conflictos bélicos: a las monarquías del golfo Pérsico les da un respiro; en el conflictivo norte de África manda un mensaje de que su liderazgo militar no va a ser blando, y en países como Yemen su voz deberá ser más tenida en cuenta que hasta la fecha, en que ha reclamado sin éxito que el Gobierno ponga fin a la represión» (LA VANGUARDIA)
EL PAÍS.- El 24 de abril de 1980 tres de los helicóteros destinados a una operación para liberar a los rehenes norteamericanos en Irán sufrieron problemas técnicos que obligaron a abortar la misión, lo que provocó un fiasco que, en última instancia, condujo a la derrota de Jimmy Carter en las elecciones presidenciales de ese año. Treinta y un años después, otro helicóptero se averió durante el ataque a la mansión de Bin Laden en Pakistán, pero esta vez la operación siguió adelante y le permitió a Barack Obama anunciar su éxito final. Ambos acontecimientos pueden sellar los destinos distintos de los dos presidentes. CINCO DÍAS.- El plan para aliviar del balance de las eléctricas la deuda que les corresponde financiar incluye la colocación de un total de 15.400 millones de euros hasta julio. Aún quedan 9.400 millones por titulizar, y el Tesoro apenas dispone de dos meses de plazo. Las emisiones se han colocado hasta la fecha con tipos de interés del 4,8%, 5% y 5,9%, y la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que recuerda que son los consumidores los que deben devolver la deuda, ha insistido en que se busquen mecanismos para que estas operaciones sean menos costosas para los usuarios, que son también los encargados de pagar los costes de gestión y colocación. Opinión. La Vanguardia Gran victoria de Obama José Antich Misión cumplida. Estas palabras del presidente Barack Obama, una hora después de que se supiera con certeza que una unidad de élite estadounidense había matado a Osama bin Laden en Pakistán, vienen a poner punto final a la pesadilla que ha vivido Estados Unidos, y por extensión Occidente, desde aquel 11 de septiembre del 2001 en que una organización prácticamente desconocida entonces para el gran público, como era Al Qaeda, asesinó a unas tres mil personas y dejó heridas a cerca de seis mil. La memoria es siempre selectiva, pero si el siglo XXI se inició con el gran atentado contra las torres del World Trade Center de Nueva York, cuando faltan pocos meses para que se cumplan los diez años de aquel ataque, Estados Unidos cierra un capítulo trágico de su historia. Y lo hace en un momento clave, cuando en diferentes puntos del planeta están en juego demasiados conflictos bélicos: a las monarquías del golfo Pérsico les da un respiro; en el conflictivo norte de África manda un mensaje de que su liderazgo militar no va a ser blando, y en países como Yemen su voz deberá ser más tenida en cuenta que hasta la fecha, en que ha reclamado sin éxito que el Gobierno ponga fin a la represión. ¿Y Afganistán? La retirada de tropas de EE.UU. podría precipitarse en la medida en que la lectura que se haga de la muerte de Bin Laden sea de una derrota irreversible de Al Qaeda o no. El presidente Obama, superado el ecuador de su mandato, encuentra su primer éxito militar importante, que aleja de un plumazo las acusaciones de los republicanos de ser un presidente blando. Seguramente veremos en poco tiempo cómo se consolida como candidato único de los demócratas a las próximas presidenciales, y en su zurrón llevará un comodín que puede acabar siendo un billete para un nuevo mandato en la Casa Blanca. LA VANGUARDIA. 3-5-2011 Opinión. El País Un nuevo orgullo nacional impulsa a Obama A. Caño El 24 de abril de 1980 tres de los helicópteros destinados a una operación para liberar a los rehenes norteamericanos en Irán sufrieron problemas técnicos que obligaron a abortar la misión, lo que provocó un fiasco que, en última instancia, condujo a la derrota de Jimmy Carter en las elecciones presidenciales de ese año. Treinta y un años después, otro helicóptero se averió durante el ataque a la mansión de Bin Laden en Pakistán, pero esta vez la operación siguió adelante y le permitió a Barack Obama anunciar su éxito final. Ambos acontecimientos pueden sellar los destinos distintos de los dos presidentes. Obama será ya siempre recordado, no solo como el primer presidente negro, sino como el que consiguió matar a Bin Laden y hacer justicia por los crímenes del 11 de septiembre de 2001. Su presidencia adquiere así una nueva dimensión y sus posibilidades de reelección, todavía en dudas, crecen considerablemente como consecuencia de este episodio extraordinario. La caída de Bin Laden refuerza, precisamente, el ángulo en el que su figura era más puesta en duda entre un sector del electorado: el de su supuesta debilidad en el combate al enemigo, el de su excesiva complacencia con el extremismo islámico. Este éxito valida, además, de forma automática la estrategia que Obama, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, había impuesto en la guerra contra el terrorismo. Es sabido que las elecciones norteamericanas se ganan por la política interior, algo en lo que Obama aún tiene muchas respuestas que dar para satisfacer a los votantes. Pero la muerte de Bin Laden es mucho más que otro punto de la agenda internacional. La desaparición del líder de Al Qaeda, como se pudo comprobar inmediatamente por el estallido espontáneo de alegría popular, es una gran oportunidad de recuperar el orgullo nacional herido en los atentados del 11-S. Desde aquel suceso, los norteamericanos han atravesado por momentos difíciles que han generado dudas sobre su papel en el mundo y su futuro como nación. La incomprensible guerra de Irak, que desató una gigantesca ola de antiamericanismo en muchos países, y las dificultades encontradas en Afganistán, donde, después de casi 10 años, Estados Unidos se ha visto incapaz de derrotar a un enemigo muy inferior en medios, hicieron sentir a los estadounidenses que su guerra contra el terrorismo era un error y una causa perdida. Eso, unido a la crisis económica y al surgimiento de nuevas potencias que discuten la autoridad de Washington, especialmente China, llevaron a la conciencia de este pueblo la convicción de que sus mejores días habían pasado. En las caras de quienes se han manifestado en las últimas horas frente a la Casa Blanca o en la zona cero de Nueva York se podía leer que este último éxito militar permite afrontar la realidad con una nueva mirada de optimismo. EE UU ha demostrado, después de todo, el poder de su maquinaria militar, única en cuanto a recursos y preparación, el valor de sus servicios de inteligencia, que perseveraron en una labor que parecía inútil, y, más importante aún, la consistencia de un país que no renuncia jamás a derrotar a sus enemigos. "Hemos demostrado que no hay nada que no podamos conseguir como nación", dijo ayer Obama. Gran parte de esos valores se verán ahora representados por el propio Obama. El presidente de EE UU siempre es, para bien y para mal, el símbolo último y supremo del momento histórico que vive el país. Su figura es, por razones históricas y políticas, la concentración del sentimiento nacional. En esta era de veloces medios de comunicación, ese sentimiento fluctúa de forma vertiginosa y se ve afectado de manera instantánea por cualquier acontecimiento mayor o menor. Es pronto, por tanto, para vaticinar que el electorado norteamericano llegará a noviembre de 2012 dominado la confianza en el futuro. Pero es indudable que con la eliminación de Bin Laden, Obama obtiene un argumento de muchísimo peso para apelar al optimismo. En el orden más práctico e inmediato, con la muerte de Bin Laden, Obama está en mejor posición para presionar por una rápida retirada de Afganistán. Hace tiempo que los norteamericanos ya no creen en esa guerra, y su final sería la mejor noticia que se podría recibir desde el frente. Está fijado el inicio de la retirada para el próximo julio, pero los militares han recomendado hacerla de forma muy lenta, puesto que va a ser difícil consolidar los progresos hechos hasta ahora. Esa valoración cambia desde hoy. EE UU fue a Afganistán a capturar a Bin Laden, y este ya no existe. EL PAÍS. 3-5-2011 Eléctricas. Cinco Días El Tesoro prepara hoy la emisión de 2.000 millones de deuda eléctrica El Tesoro tiene previsto celebrar este martes una reunión con los bancos colocadores del Fondo de Amortización de la Deuda Eléctrica (FADE) para buscar el momento más adecuado para emitir bonos a plazos de entre cinco y siete años por unos 2.000 millones de euros correspondientes al déficit de tarifa. La reunión de hoy se produce apenas unos días después de que el Tesoro y los colocadores mantuviesen un encuentro en el que se consideró oportuno esperar una mejora de las condiciones del mercado para realizar la siguiente emisión de la deuda eléctrica. De hecho, las turbulencias de las últimas semanas han impedido que en abril se realizasen nuevas emisiones. Las fuentes aseguran que todo está listo para la nueva colocación, la cuarta de las realizadas hasta la fecha, y que, si se diesen las condiciones adecuadas, la emisión podría lanzarse esta misma semana. La nueva colocación sería la cuarta de las realizadas hasta la fecha y elevaría a 8.000 millones de euros la parte del déficit de tarifa que deja de ser financiada por las eléctricas y se convierte en deuda negociable en los mercados. Los consumidores, a través de la factura eléctrica, son los encargados de devolver la deuda eléctrica, que en diez años ha alcanzado 22.000 millones. El plan para aliviar del balance de las eléctricas la deuda que les corresponde financiar incluye la colocación de un total de 15.400 millones de euros hasta julio. Aún quedan 9.400 millones por titulizar, y el Tesoro apenas dispone de dos meses de plazo. Las emisiones se han colocado hasta la fecha con tipos de interés del 4,8%, 5% y 5,9%, y la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que recuerda que son los consumidores los que deben devolver la deuda, ha insistido en que se busquen mecanismos para que estas operaciones sean menos costosas para los usuarios, que son también los encargados de pagar los costes de gestión y colocación. Al igual que en la tercera, las entidades financieras encargadas de la cuarta colocación del déficit de tarifa son Barclays, BBVA, BNP Paribas, Caja Madrid, JP Morgan y Société Générale. El pasado jueves, el secretario de Estado de Energía, Fabricio Hernández, aseguró en el Congreso que el Ministerio de Industria está "fuertemente comprometido" con la reducción del déficit de tarifa y que espera seguir con el proceso "en próximos meses si los mercados lo permiten". CINC0 DÍAS. 3-5-2011 UE. El Mundo La UE triplica el nivel de radiación permitida en los alimentos El accidente en la central nuclear japonesa de Fukushima ha dejado como legado un buen número de ejemplos de mala gestión de los riesgos atómicos. La compañía que opera la central (Tepco) y algunos miembros del propio Gobierno japonés han sido la diana de todas las críticas. Pero los errores en la evaluación del peligro nuclear han saltado el charco y se han contagiado a las decisiones del Ejecutivo de la Unión Europea. Un decreto aprobado por la Comisión Europea, y que ha pasado desapercibido entre toda la avalancha de información generada por el terremoto, tsunami y posterior accidente nuclear japoneses, ha elevado las tasas máximas de radiactividad permitidas por la UE en los alimentos procedentes de Japón hasta tres veces sobre lo que era legal antes de la fuga nuclear de Fukushima. Según esta nueva regulación, aprobada apenas 13 días después del accidente nuclear vuelve a entrar en vigor un decreto de 1987, elaborado para evitar el colapso del mercado alimenticio europeo después del siniestro en Chernóbil. Esta medida permite, por ejemplo, que un litro de leche pueda contener de forma legal casi el triple de radiactividad que hace tres meses o que un filete pueda tener algo más del doble. «No se trata de un criterio científico, sino arbitrario», asegura Eduardo Rodríguez Farré, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y miembro del Comité Científico de la UE sobre Riesgos para la Salud, un organismo que asesora a la Unión Europea cuando surge alguna nueva amenaza que pueda poner en riesgo la salud pública. «Es improcedente desde el punto de vista de la salud. Lo que hace unas semanas era ilegal, ahora se puede vender en los supermercados europeos», continúa. De hecho, en los 25 años que han transcurrido desde el accidente atómico de Chernóbil, las evidencias científicas han llevado a las autoridades comunitarias a disminuir la tasa de radiación máxima permitida en los alimentos varias veces, tras demostrarse de forma científica los riesgos para la salud que suponían los niveles considerados legales. A pesar de ello, la Unión Europea ha vuelto a elevar las tasas permitidas desde los 370 bequerelios por kilogramo autorizados para los productos lácteos antes del accidente de Fukushima hasta los 1.000 bequerelios que se permiten ahora, tras la entrada en vigor, de nuevo, de la norma de 1987. Es complicado transformar estos niveles de radiactividad en unidades de peligrosidad para el ser humano -los ya famosos sieverts- y extrapolar los riesgos que, a largo plazo, entraña para la salud el consumo de alimentos con tales dosis de radiación. En la redacción de la nueva regulación no se hace referencia a niveles concretos de radiación máxima, sino que se remite a un decreto de 1987. Hay que acudir a este documento para darse cuenta de que se trata de los elevados niveles aprobados tras Chernóbil. Y resulta llamativo que los límites adoptados tras esa catástrofe en la central ex soviética sitúan los niveles legales de radiactividad en Europa por encima de los permitidos actualmente por Japón. La medida se publicó en el Official Journal (el boletín oficial de la Unión Europea) el día 25 de marzo, apenas 13 días después del accidente y antes de que se conociese el alcance real de las fugas de radiactividad de la central japonesa, que terminaron por elevar el grado de peligrosidad del accidente hasta el máximo nivel, gradación que comparte con el siniestro de Chernóbil, el más grave de la Historia. Ese mismo día también se aprobó el reglamento que regulaba los controles que las aduanas de la UE impondrían a los productos japoneses y a aquellos productos pesqueros capturados en aguas cercanas a las islas japonesas. Los países miembros deberán hacer controles aleatorios de radiación al 10% de las partidas. Esta medida fue publicitada en España por el Ministerio de Sanidad, que se jactaba de que el Gobierno español multiplicaría por cinco las recomendaciones de la UE y controlará el 50% de los productos importados desde Japón. Sin embargo, en la notificación oficial -y en posteriores consultas realizadas por este diario- se omitió toda referencia al aumento de los niveles de radiactividad aprobado ese mismo día por el Ejecutivo comunitario, que se mantendrán en vigor al menos hasta el próximo 30 de junio. EL MUNDO. 3-5-2011