Exposición "Los desastres de la guerra"

Goya:Luz de una época oscura

Goya: Luz de una éoca oscuraCon motivo del bicentenario de la guerra de la independencia, se expone en el Hospital de la Caridad en Sevilla la serie de 80 grabados de Goya “Desastres de la guerra”. Realizados entre los años 1810-1814 nos dan una crónica excelente, con unos títulos de que se funden en la propia obra para mostrarnos la realidad de una lucha popular, una lucha de la gente que hacemos España. Una burguesía revolucionaria capaz de vencer a los franceses de Napoleón, con una posición patriótica y antiimperialista. Si pasamos uno por uno estos grabados que Francisco de Goya y Lucientes araña en las planchas de cobre toda una serie de crudas y duras escenas que nos hablan a través de la tinta negra que les dan vida, grabado tras grabado vemos una toma de posición clara que dan respuesta a multitud de contradicciones de la guerra de la independencia. Desde el grabado en el que nos muestra a dos mujeres peleando a cuchillada limpia con dos franceses y que lleva por nombre “Las mujeres dan valor” que continúa con otro en el que otro grupo de mujeres avanzan a base de lanzas y piedras contra los franceses y que titula “Y son fieras”, hasta la imagen de un personaje de orejas cual alas de murciélago y garras de ave de presa que escribe y que se nombra “Contra el bien general” metáfora muy similar encontramos en la imagen de un zorro anotando o firmando un papel frente a un clérigo y rodeados de gente “Esto es lo peor”. La obra expuesta en éste antiguo hospital hispalense de manera sobria, nos sumerge en las atrocidades de las guerras, tropas que masacran a pueblos que se defienden con uñas y dientes ante la barbarie, como Gaza en cada agresión, en cada niño que muere, en cada mujer que se levanta para defender su hogar, cada palestino que cada día intenta sobrevivir ese día defendiéndose de su invasor israelí. “Enterrar y callar” es otro de los grabados que encoge el alma, cada fosa que esconde la sangre con la que está escrita la silenciada historia, cada vida que hay que destruir y callar y que Goya destapa, víctimas silenciosas, o silenciadas. En “murió la verdad”vemos como se vela esta mujer que luego en un grabado posterior aparece con el título de “pero resucitará?” la verdad de la guerra , de la que vive y sufre la gente, una verdad que por mucho que entierren aparece, porque son vidas, es sangre que se defiende en cada nueva guerra, una verdad que no puede morir hasta que no mueran las guerras, las invasiones, el capitalismo salvaje de nuestros días. Una expresividad dura y clara, sin tapujos que acerca al que ante ellas está a la realidad de los pueblos invadidos. Un punzón afilado que consigue destapar el alma en la muy diferente expresividad facial del pueblo patriótico con semblante de lucha y la expresividad de los que invadían una tierra que no les pertenecía, a menudo representados de espaldas o con el rostro asomando apenas y expresión desorientada. Una etapa oscura que da luz a lo que estaba aconteciendo en España, y que no vio la luz en años. Una época oscura en la historia en la que Goya se atreve a grabar lo que muchos no encontraron valor para hacerlo. Un sabor amargo y a la vez sediento de realidad, de mostrar las injusticias. Crudeza, violencia, y desgracias de la guerra representadas con fuerza, que dejan una sensación de dientes apretados y coraje de los que no tienen otra opción que defenderse con valentía.

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