SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

González dejó en evidencia a Mas

Interesante el debate que sobre la crisis catalana celebraron Felipe González y Artur Mas ante las cámara de La Sexta TV. De dicho encuentro no salió nada nuevo ni positivo porque las dos partes, la independentista y la españolista (que defendió González con buen criterio), se mantuvieron en sus posiciones sin que del encuentro se apreciara la menor oportunidad de acuerdo o negociación. Más bien quedó claro que Artur Mas no quiere diálogos ni pactos de ningún tipo si no son para aprobarle el referéndum camino de la independencia, lo que hace que dicho diálogo sea imposible.

Pero como consecuencia de las palabras de Mas se descubrió algo que siempre hemos sabido y que desmontan su victimismo: que sus anteriores demandas de pacto fiscal y de recuperar las cotas de autogobierno que el Tribunal Constitucional le quitó al Estatut no eran ciertas. González le ofreció abrir una negociación sobre ambos aspectos y Mas lo rechazó porque el ya está en la senda de la independencia. Y sobre todo porque, y ahora queda más claro, el pacto fiscal y el rango de Estatuto ‘nacional’ que no le admitió el TC solo eran en los planes de Mas dos nuevos escalones para acceder, con más poder, a la independencia de Cataluña.

De lo que se deduce que hicieron bien Rajoy y el TC de no dar a CiU y la Generalitat esas concesiones, o escalones, lo que ahora les obliga a los independentistas catalanes a dar un salto en el vacío y fuera de la legalidad para intentar alcanzar su objetivo del Estado independiente catalán.

González venía a proponerle a Mas una España federal, que es lo mismo que le ha ofrecido ayer la presidenta andaluza, Susana Díaz, al Presidente catalán en Barcelona con el añadido, o más bien la ocurrencia de ‘blindar’ las competencias autonómicas en la Constitución lo que es el colmo de los disparates. Porque eso conduce a blindar el poder de los reyezuelos autonómicos en sus Comunidades, haciéndolos copartícipes del poder constitucional y de la soberanía nacional de la que solo es propietario el pueblo español en su conjunto, y no a través de estos taifas corruptos y derrochadores en los que se están convirtiendo las autonomías.

Además, la cuestión federal que jalea el PSOE -esencialmente para salvar su relación con el PSC- es inviable mientras el PP y los independentistas catalanes se opongan a ella.

La cuestión catalana tiene, en nuestra opinión, un asunto que ayer González no lo abordó: la falta de democracia y libertades en todo el territorio catalán, esa es la base del problema y el trampolín con el que los nacionalistas han relanzado la independencia en su país. Es verdad que la democracia tampoco brilla en toda España, y ese es el segundo problema. El tercero está en la enorme corrupción ambiental del Estado, que le quita al Gobierno e instituciones del Estado español autoridad política y moral, por más en Cataluña la corrupción existe por igual.

El cuatro problema, y probablemente el más importante y el talón de Aquiles del independentismo, está en el apoyo económico y financiero del empresariado y entidades catalanas al proceso independentista (que ellos han financiado y siguen financiando), mientras disimulan y piden el ‘diálogo’ imposible entre Barcelona y Madrid. Lo que es una manera de dar la razón a Mas, porque los que hoy piden diálogo desde Cataluña lo que están apoyando de verdad es la independencia. Lo que tendrían que pedir todos estos fácticos y ricos gerifaltes catalanes, si de verdad estuvieran por la unidad de España -como dicen cuando vienen a Madrid-, es pedir la dimisión de Mas y a la vez retirar la financiación a los medios, partidos y organizaciones independentistas. Cuestión esta de los financiadores de la independencia que estallará incluso antes del esperado ‘choque de trenes’ en el que tiene más que perder el que conduce Artur Mas. Se lo dijo González, con cara de muy pocos amigos, cuando le advirtió del riesgo de despertar el nacionalismo español. Y a Mas le entró un escalofrío que no disimuló.

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