Honduras

Golpe en las urnas

Entre la población hondureña no se tiene la más mí­nima duda de que Xiomara Castro de Zelaya, esposa del presidente depuesto por el golpe de Estado de junio de 2009 y candidata de Libertad y Refundación (Libre), ganó las elecciones y ha sido ví­ctima de un fraude cometido mediante una estrategia perfectamente organizada y diseñada por el reaccionario estratega venezolano JJ Rendón y la Embajada de Estados Unidos.

Los observadores internacionales desplazados a Honduras a vigilar la limpieza del proceso electoral, denuncian que se ha producido “un nivel de injerencia por parte de la Embajada de Estados Unidos nunca visto antes”. «Los fraudes electorales se han convertido en un importante eje de la ofensiva imperialista para derrocar a los gobiernos que luchan por la independencia» Compra de votos en las zonas populares y las regiones más pobres mediante la entrega de bolsas con comida por parte de delegados del progolpista Partido Nacional (PAN) el mismo día de las elecciones; fundadas sospechas de oscuras maniobras por parte del Tribunal Supremo Electoral, cuyo presidente, David Matamoros, es militante y ex diputado del PAN; intentos de coacción y soborno a candidatos de Libre sugiriéndoles que para confirmar su elección debían abonar una cantidad de dinero o comprometerse a ciertos favores futuros; creación por la oligarquía hondureña de cuatro partidos “fantasmas” para confundir a los votantes y una perfecta, estrategia mediática para proclamar y reconocer, nacional e internacionalmente, como vencedor al candidato del PAN cuando aún faltaban 1 millón de votos por escrutar y la diferencia, a pesar del fraude, era tan solo de 100.000 votos. Los fraudes electorales se han convertido en un importante eje de la ofensiva imperialista para derrocar a los gobiernos que luchan por la independencia, la unidad y la integración de Iberoamérica e impedir que ganen elecciones y gobiernen fuerzas y proyectos que conduzcan en esa dirección. El caso de Honduras ha sido tanto más visible por cuanto Washington patrocinó hace cuatro años el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, que emprendió una serie de reformas sociales y reafirmó la independencia y la soberanía nacional del país. Mucho más de lo que EEUU estaba dispuesto a tolerar en un país que ocupa en Centroamérica y el Caribe una posición de gran valor en los planes estratégicos del Comando Sur de las fuerzas armadas yanquis.EEUU no ha tolerado que las clases populares, agrupadas por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), levantaran las mismas banderas de Zelaya. Y tras el golpe de Estado de 2009, ha propiciado un golpe electoral en 2013.

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