Europa y la independencia energética

Golpe de mano ruso al proyecto Nabucco

La UE busca enconadamente escapar al abrazo energético Ruso y al mismo tiempo, el consorcio ruso Gazprom quiere controlar los suministros de gas provenientes de otros paí­ses del entorno postsoviético. Con este objetivo, el pasado 29 de junio, por primera vez, el consorcio ruso acordó la compra de gas a Azerbaiyán en una estrategia destinada a minimizar la viabilidad del proyecto occidental para la construcción del gasoducto Nabucco. Durante una visita relámpago del presidente ruso, Dmitri Medvédev a Bakú, Gazprom y la Compañí­a Estatal de Petróleo de Azerbaiyán (CEPA) acordaron la compra de 500 millones de metros cúbicos anuales de gas azerbaiyano para el consorcio ruso. Al comentar el convenio, el presidente ejecutivo de Gazprom, Alexei Miller, reconoció que para las posibilidades del consorcio se trata de un volumen insignificante, pero subrayó que de todas maneras es un momento importante porque marca el inicio de una cooperación de perspectiva.

El asunto no es que se están agotando las reservas de hidrocarburos de Rusia. Para Moscú lo imortante es que ahora Gazprom quedó incluido en la lista de clientes prioritarios del gas azerbaiyano que se extraerá del yacimiento Shah-Deniz con una capacidad de producción de 16.000 millones de metros cúbicos al año y cuya explotación comenzará en 2014.Actualmente, algunos paí­ses europeos consideran el yacimiento Sha-Deniz como la fuente principal para llenar el gasoducto Nabucco. Según los planes previstos, Nabucco está destinado a trasegar el gas de la cuenca del mar Caspio hasta Turquí­a para Europa sin pasar por el territorio de Rusia. Según informaciones no oficiales, Rusia está dispuesta a comprar gas de Azerbaiyán a 350 dólares por mil metros cúbicos, un precio notablemente alto en comparación con los precios actuales. De esta manera, los compradores potenciales del gas de Shah-Daniz-2 para llenar Nabucco deberán proponer a Azerbaiyán precio más atractivos y de esta manera, desplazar a Gazprom.Hasta el momento, Azerbaiyán era el único paí­s productor de gas de la antigua Unión Soviética que no le vendí­a gas a Rusia. Teniendo en cuenta la situación actual, la ejecución y la conveniencia económica de este tipo de contratos plantean interrogantes. Como explicó la dirección de Gazprom, el gas azerbaiyano será destinado a consumidores del sur de Rusia y el volumen equivalente de gas ruso, será destinado a suministros a Europa. Pero a consecuencia de la reducción de la demanda de gas en Europa será muy difí­cil que Gazprom pueda aumentar las exportaciones de gas ruso en el futuro, y en consecuencia, la rentabilidad del acuerdo con Azerbaiyán puede ser nulo.A comienzos de año, Gazprom también propuso a Turkmenistán comprar gas a 300 dólares por cada mil metros cúbicos, pero la caí­da de la demanda y la baja del precio del gas en Europa, obligaron a Gazprom a suspender el trasiego de gas turcomano, sobre todo después de una explosión en un tramo del gasoducto en el territorio turcomano, que de paso, desató un contencioso entre Rusia y Turkmenistán. Por su parte, Azerbaiyán opta por la diversificación de sus clientes y tiene interés de conservar en sus yacimientos gas para Europa, y no obstante, se aplazó la firma del acuerdo intergubernamental sobre la construcción del gasoducto Nabucco.Los contratos que Gazprom tiene suscritos con sus clientes en Europa prevén que los precios del gas se someten a una revisión en función de las cotizaciones petroleras, pero con un retraso de 6-9 meses. Dicha fórmula impide al gigante gasista ruso inflar los precios. Con todo, las ventas no habrí­an caí­do tanto, si Gazprom hubiera otorgado descuentos a sus usuarios europeos. La estrategia elegida por la UE después de la congelación que sufrio en el mes de Enero tras la crisis del gas a llevado a Europa a movimientos claros para escapar de la dependencia de la energí­a rusa, movimientos alentados con entusiasmo por Washington. Rusia aclaro los matices polí­ticos que rodean el proyecto de construcción del gasoducto Nabucco, con patrocinio de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE), sin la participación de Moscú. Al referirse a la cumbre energética «Corredor del Sur», celebrada en Praga, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Andrei Nesterenko, consideró contraproducentes los intentos de solucionar las cuestiones de la seguridad energética de Europa sin su paí­s. la Unión Europea cree que con ello reducirá su dependencia de los suministros del gas ruso. El paí­s euroasiático provee a los europeos de casi un 25 por ciento del carburante que consume.Putin dijo indignado a finales de abril de 2006 en la ciudad siberiana de Tomsk, durante una cumbre ruso-alemana, que estaba harto de escuchar constantemente «comentarios sobre el peligro que supone depender de Rusia». Lanzó entonces la amenaza de «desviar» los hidrocarburos rusos a otros mercados, si Europa continuaba imponiendo «limitaciones y cortapisas».Aparte de las respuestas militares, todo parece indicar que Moscú habí­a diseñado, de tiempo atrás, un arma de polí­tica exterior que explica en gran parte las actuaciones de los EU, la UE y obviamente de Rusia en las fronteras de la antigua Unión Soviética: la dependencia energética de los potenciales agresores de Rusia.Los desacuerdos financieros entre Ucrania y Rusia, a finales de 2005, tuvieron dos consecuencias de suma importancia: una inmediata – se trata de la interrupción del abastecimiento con gas natural, que afectó en gran medida a Europa – y otra, a largo plazo: tanto la UE, como Rusia decidieron buscar más intensamente rutas alternativas para abastecer el Occidente.Con su intervención militar en suelo georgiano, el pasado mes de agosto, Moscú ha logrado retraer a los inversores y crear incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto Nabucco. Con la firma del nuevo tratado parece que EE UU ha optado por darle un nuevo impulso al proyecto. La inclusión de Irán es un punto controvertido entre Washington y Bruselas, y a pesar de que ambos apoyen el proyecto Nabucco para limitar la influencia de Rusia, EE.UU. se opone a que Irán disponga de aire fresco en sus exportaciones de gas y petróleo.

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