El Banco Central Europeo (BCE) acaba de dar una nueva muestra de la ultraortodoxia que rige sus pasos, aún en plena crisis de restricción del crédito. Y lo ha hecho endureciendo las condiciones para que los bancos europeos puedan obtener dinero líquido en las subastas organizadas por el BCE. Una medida que supone un severo golpe a la banca española, que necesita urgente e imperiosamente dotarse de la liquidez necesaria para hacer frente a los voluminosos vencimientos de su deuda con el capital financiero extranjero, sin por ello tener que rebajar su nivel de beneficios.
Los rincipales bancos centrales del mundo (desde la Reserva Federal norteamericana al Banco de Inglaterra) han hecho de la “heterodoxia” bandera para capear la crisis financiera: mantienen los tipos de interés rondando el 0%, llevan meses ofreciendo “barra libre” de liquidez a la banca, e incluso han empezado a darle a la máquina de fabricar billetes.Pero el Banco Central Europeo sigue aferrado a la “ortodoxia”, manteniendo los tipos europeos en el 1,5%, y endureciendo progresivamente los requisitos que los bancos deben cumplir para obtener liquidez.“Ortodoxia” hecha a medida de la banca alemana, pero que amenaza gravemente los intereses de la banca española.En agosto, el BCE anunció un cambio en la normativa que endurecía las subastas de liquidez. Ahora, el BCE está valorando entre en un 40% y un 60% de su valor los títulos financieros que se presentan como aval para obtener liquidez, aunque éstos gocen de la máxima calificación. Es decir, cuando un banco presenta esos títulos a las subastas del BCE, obtiene en dinero líquido sólo la mitad o menos de su valor.Esta práctica era profusamente utilizada por la banca española, con buena parte de su capital inmovilizado en activos inmobiliarios o títulos de deuda, que eran presentados como garantía para obtener del BCE la liquidez suficiente para hacer frente a los pagos.Los avales ofrecidos por el gobierno (que suponen, con un valor de 200.000 millones, dos tercios del plan de rescate bancario) pretendían dotar a esas titulaciones de la máxima garantía posible.Pero ahora, los bancos españoles van a obtener, como mucho, la mitad del dinero que antes conseguían a través de este mecanismo. Un grave problema para la banca española, que tiene que pagar este año 72.533 millones de euros, 12 billones de las antiguas pesetas, en concepto de intereses por los ingentes créditos pedidos al capital extranjero durante los años de bonanza.La banca española era uno de los principales clientes de las subastas de liquidez del BCE (en febrero, los bancos españoles solicitaron al BCE 74.090 millones de euros), para poder hacer frente a esos vencimientos de deuda sin reducir por ello sus beneficios.El endurecimiento de las condiciones del BCE supone un golpe de Bruselas a la expansión de la banca española en el continente, que ha gozado de un momento de esplendor en los últimos años.