La voracidad de las fuerzas disgregadoras ante la oportunidad

Gobierno débil, chantaje fácil

El debate sobre el estado de la nación de los dí­as 12 y 13 de mayo va a permitir a los portavoces de todos los partidos catalanes con representación parlamentaria ejercer el chantaje de condicionar su apoyo a un acuerdo definitivo sobre financiación autonómica. Sin ese acuerdo, los partidos, sobre los que el presidente del Gobierno quiere mantener la estabilidad, ERC, ICV, IU y BNG, ejercerán la presión utilizando el pacto de financiación. Incluso vaticinan que el acuerdo final buscará contentar a todos, por lo que será insuficiente para sus exigencias bilaterales. En palabras de Joan Herrera: «condicionamos cualquier apoyo a que se produzcan cambios reales en lo que llamamos la carpeta catalana, es decir, la financiación y el traspaso de las cercaní­as».

Sin embargo, lo que realmente hay detrás de estas eticiones nacionalistas no es la preocupación por mejorar la vida de los ciudadanos de a pie y enfrentar la crisis que están sufriendo. Lo que realmente hay es la necesidad de seguir financiando sus políticas disgregadoras, a costa de seguir debilitando los recursos económicos del Estado necesarios para enfrentar la crisis económica en toda España. Aunque el gobierno tiene serias dificultades para cumplir con los compromisos adquiridos con las autonomías, después de lo ya usado para rescatar a la gran banca, los representantes de las burguesías burocráticas regionales lo tienen claro, aprovechar la debilidad del Gobierno de España para ejercer el chantaje político y apoderarse al máximo posible del presupuesto estatal. A las castas burocráticas regionales no les importa la situación de crisis. No moderan ni por un instante su voracidad. Por ello, sus peticiones insolidarias se hacen incluso más inaceptables que nunca.

Deja una respuesta