El fabricante automovilístico estadounidense General Motors aclara su camino hacia una quiebra que ha intentado evitar por todos los medios. La negativa de los acreedores a renegociar las condiciones de los 27.000 millones de dólares que la compañía adeuda lleva a los gestores a plantearse la posibilidad de acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras este mismo fin de semana. Ante estas noticias, las acciones de la compañía en Wall Street caían más de un 105,2% hoy miercoles.
Cuando el lazo de la oferta para el canje de deuda expiró a última hora del martes «el principal monto de papeles ofrecido fue sustancialmente menor al monto requerido por GM para satisfacer la reducción de la deuda exigida en su acuerdo de préstamo con el Departamento del Tesoro», dijo el comunicado.Esto impulsa aún más al gigante constructor de automoviles a la quiebra antes del 1 de junio. El grupo -ex número uno mundial- no logró el objetivo que se había fijado de obtener el acuerdo del 90 por ciento de sus acreedores para su plan de canje de deuda por acciones.La operación preveía la transformación de 27.000 millones de dólares de deuda en acciones comunes para cumplir las condiciones del Tesoro -que le prestó un total de 19.400 millones- y su propio plan de «viabilidad».»Dado que estas condiciones, al igual que otro tipo de condiciones, no fueron satisfechas, las ofertas de cambio no serán llevadas a cabo», dijo GM.El número uno del sector automotor estadounidense advirtió que se iba a acoger a la ley de quiebras si menos del 90 por ciento de sus accionistas rechazaban el plan de reestructuración financiera. Ahora el consejo de administración de la empresa se reunirá para discutir las siguientes medidas a tomar.La restructuración de 27.200 millones de dólares de deuda no asegurada era una de las condiciones del Tesoro estadounidense para evitar que GM fuera a la quiebra. El plazo para ello sigue siendo el 1 de junio. GM se había fijado como objetivo reducir, a través del canje, el 90 por ciento o 24,000 millones de dólares, de la deuda que mantiene con los tenedores de bonos.Si General Motors no puede cumplir con esa exigencia antes del 31 de mayo, la compañía se verá abocada a la quiebra como ya ha sucedido con Chrysler. El presidente de GM, Fritz Henderson, ha advertido que declarará la quiebra antes de esa fecha si está seguro de que no cumplirá todos los requisitos impuestos por el Gobierno estadounidense.Por otra parte, el gigante de Detroit ha cedido a Opel y al resto de divisiones europeas su patente y tecnologías y la ha liberado de deudas para despejar el camino a un posible comprador. Según ha indicado la portavoz de la marca alemana, Opel Doris Kloser, «las fábricas europeas, patente y tecnología han sido transferidas, libre de deudas, a Adam Opel». La transmisión a Opel de los derechos de patente, fábricas y tecnología refuerza la tesis de que General Motors presentará en las próximas horas una declaración de insolvencia. Este paso se produce además horas antes de que el Gobierno alemán se reúna en Berlín con representantes de las empresas interesadas en la compra de Opel: la italiana Fiat, el consorcio austríaco-canadiense Magna y la belga RHJ, propiedad de la estadounidense Ripplewood. A esas empresas se sumó la china Beijing Automotive Industry Corp (BAIC), socia de Daimler. La solución fiduciaria que acoja los activos de Opel hasta encontrar comprador la planteó el pasado 14 de mayo el ministro de Economía, Karl-Theodor von Guttenberg. Con este modelo se lograría ganar tiempo para continuar las negociaciones con potenciales inversores. Aunque algunos miembros del gabinete de Merkel y de los «Lí¤nder» con plantas de Opel han manifestado su predilección por la oferta de Magna, Berlín ha recalcado que mantendrá abriertas todas las opciones, aunque informará al gobierno estadounidense y a la casa matriz de sus preferencias. El comité de empresa de Opel, expresó su temor a que si Fiat entra en Opel habrá una destrucción masiva de empleo y hasta el cierre de plantas de producción en Alemania tras las elecciones generales que se celebrarán el próximo mes de septiembre.El presidente de GM hace un llamamiento de auxilio al Gobierno, diciendo que hay que aprender de los errores que llevaron a la quiebra a Lehman Brothers, y que si le pasa lo mismo al sector del motor estadounidense, las consecuencias serán aún mayores.La supervivencia de la industria del motor está íntimamente ligada a la reactivación del consumo, casi una quimera en las circunstancias actuales. La administración de Obama no quiere sostener artificialmente a este gigante con pies de barro. Sólo contribuiría a engordar más su déficit, que tras los megarescates bancarios esta por las nubes.Muchos republicanos piensan que hubiese sido mejor, a largo plazo, dejar que quebraran para crear las condiciones que facilitarían la toma de decisiones duras, en especial el recorte de salarios y despidos masivos que permitirían a las empresas mantener un nivel verdaderamente competitivo. La crisis ha barrido como un auténtico vendaval las centenarias estructuras de la industria automovilística estadounidense. Una muestra más de la profundidad de una crisis económica y sectorial que podría obligar a Washington a convertirse en propietario de una automovilística, algo inédito en Occidente con la excepción de Renault. General Motors podría convertirse en Government Motors (Motores del Gobierno). Eso, si la conversión propuesta tiene éxito. Si no, la salida tiene otro nombre: concurso de acreedores.Todos los estados están intentando paliar que la consiguiente destrucción de fuerzas productivas no les explote en las manos. El aumento del paro y la pauperización del nivel de vida de el pueblo puede provocar lo que han más temen, un estallido social de tal magnitud, que no sean capaces de controlar.