En su ultimátum, la automovilística de Detroit habla expresamente de la bancarrota: «Si por cualquier razón no obtenemos los fondos suficientes, podríamos no estar en disposición de continuar», y, añade, «podría forzarnos a recurrir a la protección por bancarrota».
La ropia compañía ysus auditores (Deloitte & Touche ) reconocen dudas sobre su viabilidad, en un documento en el que vincula su continuidad a nuevas ayudas públicas, y en el que recoge que podría verse forzado a la bancarrota.El informe anual remitido por la compañía de Detroit se convierte en un mensaje de emergencia, en un tono aún más alarmista del que ha predominado en los últimos tiempos. La propia empresa reconoce que existen «dudas sustanciales» sobre su capacidad para seguir operando. Su auditor, Deloitte & Touche, también da fe de estas dudas extremas.En el informe anual, General Motors prácticamente condiciona su continuidad a la obtención de nuevas ayudas públicas. Espera con impaciencia 7.700 millones de dólares adicionales del Gobierno de Estados Unidos, una cifra que elevaría el importe total del ‘rescate’ a 30.000 millones de dólares. Sólo en 2008 registró pérdidas por valor de 30.900 millones, y de 82.000 millones en los tres últimos años.El mensaje que lanza la compañía hace activar todas las alertas: «El fracaso en la obtención de fondos suficientes del Gobierno de Estados Unidos o de otros gobiernos extranjeros podría forzarnos a cerrar nuestras operaciones o a buscar una reorganización de filiales fuera de Estados Unidos». La ‘escisión’ de su filial alemana, Opel, se ha convertido en un tema recurrente en las últimas fechas.En su ultimátum, la automovilística de Detroit habla expresamente de la bancarrota: «Si por cualquier razón no obtenemos los fondos suficientes, podríamos no estar en disposición de continuar», y, añade, «podría forzarnos a recurrir a la protección por bancarrota».La situación extrema de General Motors no incluye, además, perspectivas de mejora. La compañía reconoce en su comunicado que las ventas seguirán mostrando un comportamiento débil. En febrero, sus ventas cayeron un 53%, y «los volúmenes de ventas pueden descender de forma más severa o llevar más tiempo del que esperábamos para la recuperación».