La ayuda no llega a la Franja de Gaza

Gaza: Olvido, escombros y puños cerrados

Malherida, vejada y rota. Tan olvidada como antes de la guerra, así­ esta Gaza. Hace sólo tres meses, el mundo asistió horrorizado e indignado a la brutal carnicerí­a perpetrada por los halcones de Tel Aviv, que durante tres semanas desataron fuego y muerte sobre la Franja. 1400 muertos, 5000 heridos y otras tantas viviendas reducidas a escombros, decenas de miles de personas sin hogar… Entonces las democráticas potencias entonaron una lastimera letaní­a para ocultar la suave y cómplice mano con la que habí­an tratado al genocida gobierno de Olmert, y prometieron cuantiosas cifras para la reconstrucción de la franja. Hoy Gaza sigue cerrada a cal y canto. Alimentos y medicinas llegan a cuentagotas, y de materiales de construcción o de los millones prometidos no hay noticia alguna, mientras los focos apuntan ya a otras partes del globo.

“Se rometieron miles de millones para la recuperación y reconstrucción, y hasta el momento nada de eso puede llegar a aquellos cuyas vidas resultaron destruidas", Lo que John Ging, responsable de la de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) denunció en Bruselas ayer lo conocen en sus carnes el millón y medio de palestinos que sobreviven cada día en Gaza. La ayuda prometida no llega. El paquete de ayuda de 4.500 millones de dólares comprometidos para la Franja no cruza las restricciones fronterizas del Tsahal. Pero no sólo es el Estado de Israel el que mantiene el cerrojo a la ayuda. También las fronteras de Egipto –cuyo gobierno se presenta como amigo y aliado de la causa palestina- permanecen cerradas, como cerradas estuvieron durante la ofensiva, en la que Gaza fue una cárcel de muerte. El paso de Rafah podría haberse convertido en un alivio para la franja, pero El Cairo está demasiado atado por la pleitesía a Tel Aviv y a Washington para que eso ocurra. "Hoy el dinero está afuera en promesas, y las personas de Gaza continúan subsistiendo en los escombros de sus ex vidas. La atención del mundo, tristemente, ha cambiado su foco, lo que hace aumentar la desesperación que sienten las personas", añade Ging. Y la desesperación alimenta la cólera de una Franja –uno de los lugares más pobres del planeta- que antes del ataque tuvo que soportar el más absoluto de los bloqueos durante más de un año. En la olla a presión de olvido, miseria y dolor se cuecen la desesperación y la ira. Sólo es cuestión de tiempo que Gaza estalle de nuevo.

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