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a mención de las palabras «genocidio», «holocausto», «crímenes de guerra» o «limpieza étnica» refiriéndose a lo que ocurre en Gaza delante de un dirigente israelí les hace proferir alaridos tragicómicos, y la inmediata acusación de «estar alineado con los terroristas de Hamás».
Algo no muy diferente de cómo arrugan el morro los portavoces de los gobiernos defensores de Tel Aviv -EEUU, Reino Unido, Alemania, Australia, Italia, Canadá, Países Bajos…- que como respuesta a la sentencia de la Corte Internacional de la ONU han decidido -de la manera más cínica posible- retirar sus fondos de la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para Gaza, en la hora de mayor necesidad para 2 millones de gazatíes.
Pero toda su estruendosa hipocresía no puede acallar la magnitud de los crímenes de guerra del Estado de Israel sobre la Franja de Gaza, en una ofensiva militar que sólo se puede tachar de genocidio intencionado, de limpieza étnica premeditada y con alevosía.
Cuando se van a cumplir 120 días desde el inicio de la brutal ofensiva, el número de palestinos muertos por ataques israelíes en Gaza ha aumentado a 26.422, entre las cuales hay más de 10.000 niños. Esta es una cifra oficial y conservadora, y se estima que hay más de 5.000 cuerpos sin vida entre los escombros. Al menos otras 65.087 personas han resultado heridas en ese tiempo.
En estos tres meses y medio, las fuerzas israelíes han cometido una larguísima lista de crímenes de guerra y violaciones flagrantes de la Convención de Ginebra y otras leyes humanitarias. Han bombardeado hospitales, escuelas de la UNRWA, mercados, convoyes de ambulancias y de gazatíes que escapaban de los bombardeos. Los francotiradores de las IDF han ejecutado a madres con sus hijos, o a grupos de palestinos con bandera blanca saliendo de hospitales asediados.
Lo han hecho sin ningún rubor, grabándose ellos mismos o frente a las cámaras de la BBC, en miles de documentos gráficos que han dado la vuelta al mundo. El número de declaraciones públicas de altos funcionarios israelíes o de diputados de la Knesset llamando a perpetrar crímenes de guerra se cuenta por centenares, y sólo se explica por la impúdica impunidad de la que se creen poseedores
Lo que está aconteciendo en Gaza no se puede llamar de otra manera que genocidio. Y es el fruto más sangriento de los 75 años de guerra y opresión, de apartheid y limpieza étnica que el Estado de Israel -siempre con el amparo político, diplomático y militar de EEUU- lleva perpetrando en Palestina.