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Gaza: entre el orgullo y el miedo

En el cielo se ven las estelas de los cohetes de las facciones armadas palestinas. El ruido de la propulsión es como un dilatado trueno. Desde el lunes, las brigadas al-Qassam, brazo militar de Hamas, y las brigadas al-Qods, brazo militar de la Yihad Islámica en Palestina, lanzan ráfagas de cohetes de largo alcance ‘M-302’, ‘Grad’, ‘Fajr’ (rebautizado ‘Buraq-70’) hacia Israel, llegando algunos de ellos hasta Tel Aviv, Haifa o Jerusalén. La gente los mira con una mezcla de orgullo y miedo por las represalias israelíes que no tardarán en llegar.

«Llevo dos días sin dormir», cuenta Basema desde Nuseirat en la zona central de la Franja de Gaza donde han sucedido numerosos bombardeos. Basema está viviendo su primera guerra en Gaza. «Todos me dicen que ésta va a ser peor que la de 2012». Y lo dice horas después de que los aviones israelíes bombardearan la sala de bodas de su tío, y un día después de que impactaran sobre una casa aledaña y una niña de tres años sufriera una crisis de pánico. «La niña estaba fuera de la casa cuando oímos la explosión. Su padre se le echó encima para evitar que le cayera metralla y después la niña sufrió una crisis de pánico. Ahora no quiere que la toque nadie y se comporta de forma agresiva con todos.»

«Este conflicto no es un partido de fútbol entre dos equipos equivalentes», asegura Swilim, periodista palestino que además fue encarcelado por Israel, sino que se trata de una guerra entre un elefante y una hormiga».

Casas bombardeadas

Si el martes, primer día de la operación ‘Margen Protector’, la población de la Franja de Gaza estaba nerviosa, hoy está aterrada. «El yauw taqil» («El ambiente está pesado» ), afirma Um Mussa’ab, mientras espera junto a sus vecinos que suceda el fatal destino predicho por dos misiles de advertencia lanzados dos horas antes en una casa a las afueras de Deir al-Balah. «A los de esa casa les llamó la ‘Shabak’ (Servicio de Seguridad General israelí) avisando de que iban a bombardearla», explica Anwar, dueño de la casa de al lado, también evacuada.

En la llamada Masacre de Jan Yunis, siete personas murieron en un bombardeo israelí en la sobrepoblada zona de Jan Yunis, al sur de la Franja. La familia escuchó el impacto de un misil y salieron corriendo de la casa. Amigos y vecinos decidieron entonces hacer un escudo humano rodeando la casa en un intento de protegerla. Sin embargo, el bombardeo con un caza israelí llegó a los pocos minutos, matando a cinco de ellos y a dos niños que estaban cerca.

Hasta ahora, el ejército del aire israelí ha bombardeado con F16 una treintena de casas en toda la Franja de Gaza. Al parecer se trata de casas pertenecientes a miembros de al-Qassam, el brazo militar de Hamas, o líderes del grupo islámico. Estén actualmente vivos o muertos.

Hospitales bajo mínimos

Desde el inicio de la operación ‘Tsuk Etan’, en hebreo ‘Roca Dura’ traducida al español como operación ‘Margen Protector’, 40 palestinos han muerto -nueve de ellos menores- y 350 han resultado heridos, según informa el portavoz del ministerio de Salud, Ashraf al-Qidra.

«El movimiento de nuestros vehículos es limitado ante el peligro de cualquier escalada de agresiones israelíes», contaba como si de una profecía se tratase el pasado 6 de julio en rueda de prensa Yussef Abu Rish, asistente del ministro de Salud de Gaza. El mismo día, Samir Abu Draz, director administrativo del hospital Europeo decía que ya no quedaban hilos de sutura. «Lo poco que queda en almacén sólo lo utilizaremos en caso de guerra.»

Ya en plena operación militar israelí, el hospital central de a-Shifa en Gaza es un continuo ir y venir de ambulancias transportado heridos y muertos. Otros llegan con coches, taxis o traídos en brazos por familiares o amigos.

Ante una operación militar israelí anunciada como «larga y dura», se teme sobre todo que finalmente se lleven a cabo incursiones terrestres, lo cual parece muy probable. El pasado martes 8 de junio, el periódico israelí ‘Yedioth Ahronot’ publicaba que, en esta ocasión y a diferencia de la operación ‘Pilar Defensivo’ de 2012, los reclutas israelíes han recibido la «orden número ocho», un indicador de que las fuerzas terrestres van al frente de combate, dentro de los límites de la Franja de Gaza.

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