Han pasado poco más de 60 días desde que infierno que Israel desató sobre Gaza remitió, y el estruendo de las bombas y los Merkawa dejara paso al silencio de los escombros y los cadáveres, pero la franja sigue herida, desgarrada. No puede cicatrizar porque el Tsahal no deja pasar ni una aguja por los pasos fronterizos. El director en la franja de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), John Ging, ha asegurado que el prolongado aislamiento -que se extiende a junio de 2007- al que está sometida Gaza es devastador para su población civil.
El dilomático aseguró que el limitado número de mercancías que los israelíes permiten pasar por los puestos fronterizos es "totalmente inadecuado" para satisfacer las necesidades básicas de los 1,5 millones de habitantes del territorio. El cierre "tiene un impacto devastador en las condiciones de vida y también en el estado de ánimo de la población de la zona", apuntó, y aseguró que la apertura de los pasos es "la primera, la segunda y la tercera prioridad" para iniciar la recuperación del territorio de las pérdidas sufridas durante el conflicto.Los bombardeos destruyeron miles de viviendas, escuelas y edificios públicos, además de deteriorar la ya precaria infraestructura del pequeño territorio –uno de los lugares más miserables del planeta antes de la guerra-. Pero el gobierno de Tel Aviv sigue impidiendo el paso de materiales como cemento y acero necesarios para reparar los daños causados por los bombardeos. Por ello, instó al Gobierno israelí a abrir completamente todos los pasos, ya sea los que permanecen cerrados todo el día, como los que lo están intermitentemente. "La recuperación no puede empezar hasta que la asistencia humanitaria pueda entrar a la franja", insistió.Pero las palabras del responsable de las Naciones Unidas –que coinciden con las exigencias de las potencias occidentales y del Cuarteto para Oriente Medio (EEUU, UE, Rusia y la ONU) llegan en un momento donde los oídos de Tel Aviv son menos receptivos que nunca. Si el gobierno Olmert –que hablaba de la necesidad de “relanzar el proceso de paz” no ha accedido a levantar el bloqueo que pesa sobre Gaza, el nuevo gabinete Netanyahu, mucho más hostil hacia los palestinos y en especial hacia el gobierno de Hamás, es extremadamente improbable que haga lo contrario.Al contrario. Netanyahu y Lieberman han declarado abiertamente durante la campaña electoral que uno de los objetivos de su gobierno será derrocar a Hamás, ocupando de nuevo la franja si es preciso. Es evidente que cada día que pasa de criminal bloqueo sobre la maltratada franja aumenta la peligrosidad del polvorín de Gaza. Los sectores más extremistas de Hamás –de momento aminorados en su actividad- no dejan de lanzar esporádicamente proyectiles sobre el sur de Israel. Ya sabemos que Tel Aviv sabe bien como gestionar y amplificar las dinámicas de acción-reacción-acción. La pólvora esta bien seca. Sólo hace falta una cerilla.