El ejército turco investigará una trama golpista contra Erdogan

Gargantas profundas en el Estado profundo

El ejército turco está decidido a investigar un presunto plan -urdido desde las filas castrenses- para acosar y acabar con el gobierno islamista moderado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), liderado por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan. La trama -una de las muchas que componen lo que se conoce como la Red Ergenekon- ha sido aireada por el periódico Taraf, próximo al gobierno. El rotativo islamista ha tenido varios encontronazos con la cúpula militar, al ser el más beligerante contra las tendencias golpistas dentro del ejército turco, y nutrirse de fuentes secretas -según Taraf militares disidentes- acusados de traidores por los mandos. ¿Qué es lo que tiene realmente interés en averiguar el ejército: la verdad de la trama conspirativa o la identidad de las «gargantas profundas»?

Los ortavoces del ejército han anunciado que los fiscales militares investigaran un supuesto complot para derribar al gobierno de Erdogan y para asesinar al líder religioso Fetulá Gülen, uno de los blancos más odiados por los círculos de la extrema derecha kemalista en Turquía. La denuncia radica de una investigación periodística del diario Taraf acerca de las actividades del llamado “Departamento de Lucha Psicólogica" del Estado mayor turco. La conspiración formaría parte de la Red Ergenekon o “trama del Estado profundo”, trama que ha llevado a los tribunales a varios centenares de acusados, entre los que hay generales del Alto Estado Mayor, jefes de policía, destacados periodistas y personalidades del mundo académico, etc… No son teorías conspirativas. Los tribunales turcos han probado sobradamente como la Red Ergenekon buscaba –mediante atentados y asesinatos de tipo “integrista” – crear un clima de inestabilidad y de caos en el país que justificara una intervención más o menos contundente del ejército que obligara a abandonar el poder al gobierno islamista moderado de la AKP. El motivo aparente para ello es el celo con el que el ejército –institución omnipresente en el país- y la extrema derecha nacionalista se empeñan en salvaguardar la herencia de Atatürk, el fundador de la Turquía moderna, rabiosamente laica, frente a cualquier deriva islamista. Pero como en el caso de otras tramas de “Estados profundos” –núcleos dirigentes secretos incrustados dentro del Estado con el objetivo de reconducir el rumbo de un país- como las Brigadas Rojas en Italia o la Operación Cóndor en la Latinoamérica de los 70, los hilos nos conducen indefectiblemente a Washington. Y esto es más evidente en un ejército como el turco, formado e instruido durante décadas por los hombres del Pentágono, y que durante la Guerra Fría fue –después de Israel- el que más ayuda militar y armamento recibió de la superpotencia. El periódico Taraf –sucesor de la revista Nokta, clausurada hace dos años por la presión de la cúpula militar- es el medio más próximo al AKP, y mantiene una posición beligerante ante el estamento castrense que le ha valido la enemistad del mismo. Publica continuamente reportajes que ilustran o abren nuevas líneas de investigación de la Red Ergenekon, a partir de testimonios de fuentes no reveladas –según el diario, militares contrarios a la deriva golpista del ejército- que hacen proferir alaridos de “traidores” en los cuarteles. El portavoz del ejército, el general de brigada Metin Gürak, remarcó que tanto el contenido de la “presunta trama” como “la fuente de filtración” serán objeto de sus pesquisas. El Alto Estado Mayor no tiene reparos en acusar de “islamistas infiltrados” a las “gargantas profundas” que suministran munición a los enemigos mediáticos. Parece que solo algunos tienen derecho a conspirar desde la sombra.

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