SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Ganan los ricos, pierden los pequeños ahorradores

Mariano Rajoy tiene la fea costumbre de dejar en la estacada a aquellos de quienes mejor habla. Antes y después de llegar a la Presidencia del Gobierno, se hinchó de alabar, por ejemplo, a los emprendedores. Que si son la columna vertebral de la economía del país, que si son los principales creadores de puestos de trabajo… Sin embargo, a una parte nada desdeñable de ellos –los autónomos– los ha frito a impuestos. Desde el pasado mes de septiembre, además de la subida general del IVA, están sujetos a una retención a cuenta del IRPF del 21%. Y eso significa que cuatro de cada diez euros que facturan van directamente a las arcas de Hacienda. ¿Cómo extrañarse entonces de que sólo en el último año –el que lleva el PP en el poder– más de 130.000 hayan decidido tirar la toalla, según datos del propio Ministerio de Empleo?

Lo mismo puede decirse de los pequeños ahorradores, que en el momento que más lo necesitaban –al destaparse el colosal fraude de las preferentes- no han recibido la necesaria protección del Gobierno. Es una auténtica vergüenza que, a estas alturas, los damnificados tengan que seguir clamando en la calle por una fórmula justa y rápida que les permita recuperar íntegramente su dinero. Hace ya meses que se les debía haber restituido, sobre todo si –como ocurrió en la inmensa mayoría de los casos- fueron víctimas de un engaño planificado. Caso distinto, por supuesto, es el de los inversores profesionales, que suscribieron las preferentes sabiendo a lo que se arriesgaban y que ahora, ante la eventualidad de pescar en río revuelto, no pueden llamarse a andana.

Pues bien, para mayor escarnio de esos pequeños ahorradores, tan loados por el PP cuando estaba en la oposición, el Gobierno acaba de instrumentar otra medida que va a hacerles la puñeta. A través del Banco de España, ha prohibido a las entidades financieras que paguen un interés superior al precio oficial del dinero más un punto por los depósitos de sus clientes. Eso significa que, hoy por hoy, la remuneración máxima admitida quedaría en el 1,75%, porcentaje inferior incluso a la inflación prevista. Pero, como siempre, hecha la ley, hecha la trampa: los bancos están autorizados a sobrepasar el tope en un 15% de las imposiciones, gracia que concederán lógicamente a las de mayor volumen. Por lo tanto, la nueva norma no cuenta para las grandes empresas, ni para los particulares más ricos, sino que toca al bolsillo sólo de los pequeños ahorradores, que tienen así un motivo más de agradecimiento a Rajoy.

Deja una respuesta