«La advertencia lanzada por el presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, Luis Berenguer, sobre el grave riesgo de desnaturalizar las cajas de ahorros no debe pasarse por alto. Según Berenguer, al promover las uniones entre entidades de una misma región, los Gobiernos autonómicos buscan crear una seudobanca pública, pero con ello «harán desaparecer las cajas». Este enfoque es compartido por la mayoría de los expertos, que alertan que las fusiones entre cajas vecinas comportan duplicidades (de estructuras, de riesgos locales y de cargos) difíciles de sostener en el tiempo». (Expansión)
EL PAÍS.- China, adonde llegó ayer, es el momento definitorio de la gira. Nada global, ya sea la roliferación nuclear, la crisis económica o el cambio climático -la cumbre de Copenhague ha sido, de hecho, dinamitada por China y EE UU-, y poco regional (Corea del Norte incluida) puede ser ya manejado desde la Casa Blanca sin una asociación estratégica con Pekín, cuyo Gobierno comunista es el primer banquero de Estados Unidos. Las relaciones Washington-Pekín van a perfilar el mundo venidero, y con su inusual estancia de tres días Obama reconoce así una realidad palmaria. ESTRELLA DIGITAL.- ¿Cuándo saldremos de la crisis integral en la que estamos? Aparte de las insustanciales declaraciones oficiales, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la cosa va para largo. El enorme stock de vivienda invendible sigue ahí, la sequía crediticia continúa mientras la banca recibe fondos regalados y los utiliza en compra de deuda con un gran margen favorable, el sistema financiero, sobre todo las cajas, oculta desagradables sorpresas que en algún momento saldrán a la luz, el déficit estructural público sigue creciendo y llegando a los dos dígitos mientras se sigue gastando (sobre todo el cáncer de las Autonomías) alegre y confiadamente, la deuda pública aumenta de diez en diez dígitos o más por año, la productividad y la competitividad del sistema siguen en niveles ridículos, el paro muerde ya a los trabajadores fijos, la amenaza de deflación es real. Editorial. El País Obama en Asia Barack Obama ha abandonado Japón tras acordar con su nuevo primer ministro, Yukio Hatoyama, la revisión de una estrecha alianza de 50 años que el nuevo Gobierno de Tokio juzga excesivamente dependiente de Washington. Las relaciones entre los dos países han ido enfriándose en los últimos tiempos, en buena medida por el inacabable contencioso sobre la masiva presencia militar estadounidense en Okinawa. Pero Japón, aunque socio menos idílico que en el pasado, no es el problema de la superpotencia en Asia. Si Obama ha emprendido su primer viaje asiático de nueve días es porque asume la necesidad de reacomodar las relaciones de EE UU y afianzar mucho más su compromiso con una vasta zona -que no es sólo China o India- en la que se mueven algunos de sus intereses vitales, los económicos entre ellos. El centro de gravedad internacional, que en los años noventa dominó absolutamente Occidente, se desplaza irremisiblemente hacia Asia. El énfasis de la Casa Blanca tiene reflejo en las nuevas relaciones con los países del sureste asiático agrupados en la ASEAN, tradicionalmente ninguneados por George W. Bush y con los que la secretaria de Estado Clinton firmó en julio un tratado de amistad y cooperación. En la reunión que tuvo Obama en Singapur con los dirigentes de esta región dinámica y heterogénea de casi 600 millones de habitantes y cuyo PIB se ha más que duplicado entre 2004 y 2008 -engrasado en parte por las incesantes inversiones chinas-, exigió al primer ministro birmano Thein Sein la puesta en libertad de la líder de la oposición, Aung San Suu Kyi. China, adonde llegó ayer, es el momento definitorio de la gira. Nada global, ya sea la proliferación nuclear, la crisis económica o el cambio climático -la cumbre de Copenhague ha sido, de hecho, dinamitada por China y EE UU-, y poco regional (Corea del Norte incluida) puede ser ya manejado desde la Casa Blanca sin una asociación estratégica con Pekín, cuyo Gobierno comunista es el primer banquero de Estados Unidos. Las relaciones Washington-Pekín van a perfilar el mundo venidero, y con su inusual estancia de tres días Obama reconoce así una realidad palmaria. La desmesurada potencia china, que el año entrante sustituirá a Japón como segunda economía mundial, se manifiesta simultáneamente en todos los ámbitos y tiene, sin embargo, lecturas más inquietantes en el corto plazo para los vecinos del gigante planetario. Casi todos consideran que la Casa Blanca está dejando excesivamente las manos libres a Pekín y buscan, por tanto, un mayor compromiso estadounidense que equilibre el abrumador dominio chino. Lo ha dicho el ex primer ministro de Singapur y santón regional, Lee Kuan Yew, al señalar que EE UU, aunque mantiene un papel militar preponderante, tiene que afianzar más su control del Pacífico si quiere seguir conservando su condición de superpotencia indiscutida. Obama tiene la respuesta. EL PAÍS. 16-11-2009 Editorial. Expansión Alerta sobre las fusiones políticas de las Cajas La advertencia lanzada por el presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, Luis Berenguer, sobre el grave riesgo de desnaturalizar las cajas de ahorros no debe pasarse por alto. La intervención de los dirigentes políticos autonómicos en los planes de fusión entre entidades ha frenado las integraciones entre cajas de diferentes regiones. Según Berenguer, al promover las uniones entre entidades de una misma región, los Gobiernos autonómicos buscan crear una pseudo banca pública, pero con ello “harán desaparecer las cajas”. El enfoque de la CNC es compartido por la mayoría de los expertos, que alertan de que las fusiones entre cajas vecinas comportan duplicidades (de estructuras, de riesgos locales y de cargos) difíciles de sostener en el tiempo. El criterio de vecindad no puede primar en la reordenación del mapa bancario, sino la lógica financiera de sumar fuerzas entre cajas con dificultades y aquellas otras más saneadas. El recurso acelerado de algunas de las entidades de ahorro con mejores balances a la conformación de los llamados SIP (Sistema Institucional de Protección), o fusiones virtuales, como vía de escape a los tejemanejes de la clase política local debe interpretarse como una señal de alarma. Las integraciones forzadas sólo representan una patada a seguir, pero no cumplen con los objetivos de lograr mejoras operativas y de eficiencia en el sector financiero; máxima que debiera prevalecer, especialmente si en las fusiones se recurre a la ayuda de los recursos públicos consignados en el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob). En este sentido, Berenguer reclamó que las aportaciones de dinero público a las entidades con problemas “conlleven la penitencia” de restringir el tamaño de la compañía, para evitar la formación en España, como sucediera en EEUU, de cajas de ahorros del tal dimensión que sus dificultades futuras puedan suponer un riesgo sistémico. Competencia sigue de cerca los movimientos en el sector financiero, en el que los movimientos se suceden sin un modelo claro definido por parte del regulador, para evitar excesos de concentración de mercado en algunas regiones. Pese a la insistencia del Banco de España para que la banca puje por los activos y carteras de las cajas de ahorros (que suponen un 50% del sistema), esta vía aún no ha sido abordada; en parte por el retraso que acumula la puesta en marcha del Frob y, en consecuencia, las procesos de fusión entre cajas ya anunciados. EXPANSIÓN. 16-11-2009 Opinión. Estrella Digital Recesión y crisis Luis de Velasco La definición de recesión económica que ideó la prestigiosa institución norteamericana Nacional Bureau of Economic Research (NBER) ha sido aceptada y se ha puesto plenamente de moda en los últimos tiempos. Ya todo hijo de vecino sabe que recesión significa dos caídas del PIB en dos trimestres consecutivos. Según esta definición, se han echado las campanas al vuelo en Europa porque Alemania y Francia -incluso Italia- han salido de la recesión. Sonido de campanas que, en nuestro país, se ha visto acompañado por el lamento de ver que nuestro PIB, otra vez negativo sobre el trimestre anterior, indica que seguimos en recesión y a la cola de esa Europa que parece cabalgar más deprisa. La ministra de Economía ha reafirmado su optimismo, eso sí, cauto. Algo parecido ha hecho este fin de semana el presidente del Gobierno, que ha añadido que da igual salir de la crisis un trimestre antes que después. Uno y otra en el fondo de sus corazones confían en que la recuperación alemana y francesa eche un importante cable a nuestra depauperada economía. No olvidan que son los dos principales mercados de nuestras escasamente competitivas exportaciones y los primeros emisores de turismo a las depredadas costas españolas así como importantes inversores en una economía muy necesitada de capital y tecnología extranjera. Magro consuelo, porque no está nada clara esa tímida recuperación de esa parte de Europa, como ha señalado la Comisión en Bruselas. Una ‘W’ no está descartada. Pero además, una cosa es salir, estadísticamente y por unas escasas décimas, de la recesión y otra que la crisis, una crisis profunda, termine. Por no hablar de otros indicadores que hay que tener en cuenta además del PIB, como son el paro, que no parece salir de la recesión, aun teniendo en cuenta los tradicionales rezagos en esa variable. O los impresionantes déficits públicos y el correlativo aumento de las deudas públicas, otra posible bomba de relojería. Todo eso es mucho más tenebroso en el caso de la economía española. Quizá, quizá salgamos pronto, estadísticamente, de la recesión, pero ¿cuándo saldremos de la crisis integral en la que estamos? Aparte de las insustanciales declaraciones oficiales, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la cosa va para largo. El enorme stock de vivienda invendible sigue ahí, la sequía crediticia continúa mientras la banca recibe fondos regalados y los utiliza en compra de deuda con un gran margen favorable, el sistema financiero, sobre todo las cajas, oculta desagradables sorpresas que en algún momento saldrán a la luz, el déficit estructural público sigue creciendo y llegando a los dos dígitos mientras se sigue gastando (sobre todo el cáncer de las Autonomías) alegre y confiadamente, la deuda pública aumenta de diez en diez dígitos o más por año, la productividad y la competitividad del sistema siguen en niveles ridículos, el paro muerde ya a los trabajadores fijos, la amenaza de deflación es real. Todo esto, aunque se aplicasen medidas enérgicas y creíbles de política económica, tiene una enorme inercia. Cuando no se aplican ni se tiene liderazgo ni credibilidad, la cosa es mucho peor, como estamos viendo y sufriendo. Y sobre todo, como vamos a ver y sufrir el año que viene y bastantes más. Porque ¿cómo vendrá esa famosa recuperación? ¿Por esa fantasmal "economía sostenible"? Poco probable. ¿Vendrá, como suele ser tradicional, por la vía de la exportación? Difícil para un país como el nuestro con ese estrangulamiento tradicional por la mínima capacidad de competir de nuestras empresas. Basta echar un vistazo a nuestra estructura exportadora, algo que muy pocos hacen, y que tampoco se cambia de la noche a la mañana. En resumen, pocos argumentos para el optimismo, salvo en los irresponsables aunque tengan responsabilidades. ESTRELLA DIGITAL. 16-11-2009