Alemania: las bases del SPD aprueban el gobierno con Merkel

Fumata blanca y negros nubarrones para la Grosse Koalition

El «sí» de las bases del SPD da luz verde a la formación de un gobierno de Gran Coalición con Merkel al frente. Pero las condiciones de este nuevos son muy diferentes a las de 2013. La canciller toma las riendas de una Alemania y una Unión Europea sumida en una profunda crisis política.

Angela Merkel gobernará los destinos de Alemania cuatro años más. Se pone en marcha -después de largos meses de parálisis política- el ejecutivo que representa los intereses y la línea del grueso de la clase dominante alemana. La canciller y su equipo retomarán además el liderazgo sobre unas instituciones europeas sobre las cuales Berlín tiene una fuerte primacía.

No ha sido sencillo salir del atasco. Merkel gobernará de la mano de un pacto con los socialdemócratas (SPD) que dijeron en campaña electoral -por activa y por pasiva- que jamás repetirían una Gran Coalición a la que culpan de sus desgracias. La CDU/CSU ganó los comicios de septiembre, pero con sus peores resultados en casi 70 años. Los socialdemócratas cosecharon la más nefasta debacle hasta la fecha, con un pobre 20,5%, y la ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania) se alzó con un 12,6%. Merkel no logró la mayoría suficiente para formar Gobierno. Un primer intento de alianza, la llamada formación Jamaica -una exótica unión con Liberales y Verdes- fracasó y todas las miradas se posaron entonces en la socialdemocracia.

La clase dominante alemana no podía permitirse el lujo de no tener un gobierno en funcionamiento, y presionó los engranajes del SPD para que tragaran con una nueva Grosse Koalition. Finalmente, en una decisión interna en la que ha cundido la incertidumbre hasta el último momento, solo el 52% del censo de 463.723 afiliados del SPD ha dado luz verde a un gobierno con Merkel.«Merkel volverá a reinar, sí. Pero su nueva legislatura se antoja tormentosa y plagada de turbulencias»

La canciller y el dimitido jefe de la socialdemocracia, Martin Schulz -así como los grandes portavoces de la oligarquía teutona- se han felicitado por el resultado, que desbloquea la situación y en el que los socialdemócratas ocuparán carteras clave como Exteriores. Pero es un matrimonio que no desea ninguno de los consortes. Y una encuesta de la cadena pública ARD apuntaba que el 52% de los alemanes se oponen a la gran coalición.

Merkel volverá a reinar, sí. Pero su nueva legislatura se antoja tormentosa y plagada de turbulencias. La xenófoba AfD -que sería según esas encuestas la segunda fuerza más votada si hubieran nuevas elecciones- aparece en su papel deseado, como cabeza de la oposición.

En el plano internacional los nubarrones son aún más negros, con una Unión Europea atravesando una honda crisis política y social -fruto entre otras cosas de la creciente rebelión de los países europeos al diktat alemán- con el asunto del Brexit gangrenándose, con la debacle de los sistemas bipartidistas y el auge de opciones eurocentrífugas a izquierda y derecha por toda la UE. Con una Casa Blanca anunciando una guerra comercial con la UE y buscando descoser las costuras de la Unión. Y con una Europa condenada a soportar un papel cada vez menos relevante -o cada vez más marginal- en el tablero geopolítico mundial.

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