Una empresa alemana pretende quebrar el sistema español de trasplantes

¡Fuera las manos alemanas de nuestra salud!

Los capitales financieros alemanes y norteamericanos necesitan acceder urgentemente a «clientes» españoles, hasta ahora cubiertos por la sanidad pública. Una de las últimas dentelladas se ha dejado sentir en uno de nuestras paredes maestras: el sistema de trasplantes.

El modelo español es el mejor del mundo y un ejemplo a seguir. Sin embargo, DKMS, la organización privada alemana que gestiona el mayor registro de donantes de médula ósea del mundo, llegó a España hace varios meses para realizar en Asturias una captación masiva de donantes. Pretendían encontrar una médula ósea compatible con un joven de Avilés y más de 1.200 personas respondieron. La empresa no sólo no tenía permiso para trabajar en este sector sino que introducía el “concepto de negocio” en el sistema de donación y trasplantes.«DKMS va, como un ariete, en la línea de la liberalización y ajustes que el FMI y la UE exigen a España en materia sanitaria»

El éxito del sistema español reside en su profesionalidad, en que es una red de alcance nacional y en la total confianza de los donantes de que el órgano lo recibe quien lo necesita, no quien paga por ello. Si bien es cierto que en el terreno de los donantes de médula ósea España tiene cifras inferiores a Alemania, que es lo que los gestores de DKMS aprovechan de forma rastrera, sí tenemos un 10% del total mundial de muestras de cordón umbilical (5,7 veces las alemanas) con las que se suple el déficit de médulas. Su intento de introducirse en Francia y Brasil no resultó, se les echó. Su campaña de captación pretende abaratar costes (una médula traída de Alemania por DKMS cuesta 14.500 euros). Llevan realizados 663 trasplantes en nuestro país y reclaman que el ministerio no apruebe la normativa para crear un registro único de médulas. En realidad, la empresa va, como un ariete, en la línea de la liberalización y ajustes que el FMI y la UE exigen a España en materia sanitaria. No basta con poner el grito en el cielo. ¿Alguien piensa que una empresa se atreve a desafiar a un estado como el español sin tener el respaldo de un estado más fuerte?

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