La inflación sí se puede controlar

Frente a la inflación, ¡Redistribución!

El principal componente detrás de la actual espiral inflacionaria es el coste de la energía y el aumento del margen de beneficios empresariales de bancos y monopolios, hasta limites indecentes. Por eso es cada vez más imprescindible la redistribución de la riqueza.

La subida de los precios supera el 10% anual, mientras los sueldos solo han crecido entre un 2 y un 3,5%. También se han elevado las tasas de interés (el coste del dinero), que los bancos repercuten a préstamos e hipotecas. Y todo ese dinero sustraído a las familias, autónomos, pequeñas y medianas empresas, incluso a productores industriales, no se evapora: Monopolios, grandes Grupos y Bancos no paran de acumular beneficios crecientes.

Informes de la OCDE y de la Fundación Funcas, estiman que en España cada familia, de media, bajará su poder adquisitivo este año algo más de 2.300 €. Y según el BBVA, considerando desde 2019,  las pérdidas por unidad familar causadas por la inflación son de 4.159 euros.

La clave que explica esta elevación general de los precios de las mercancías y los servicios, es el coste de la energía

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La energía, el nudo del asunto

En 2021 la inflación en España ya fue del 6,5%. Sin embargo, si la calculamos sin incluir carburantes, luz o gas, (inflación subyacente) se quedaría en un 1,7%. Así que casi tres cuartas partes de la subida de los precios son atribuíbles a la subida de la energía.

Diferentes estudios concluyen que entre un 60 y un 70% de la inflación está causada por el alto precio de la energía. Solo el otro tercio se debe al incremento de la demanda mundial de materias primas y mercancías, y a los problemas de transporte, por los colapsos en las cadenas de suministros, que ha causado el parón de la pandemia.
Y no, por tanto, debido a la Guerra de Ucrania, idea que se usa de coartada para ocultar el origen real del problema, y salvarguar los beneficios de las eléctricas y petroleras.

El precio de la luz está hinchado por una ley europea redactada para asegurar los beneficios de las eléctricas, permitiéndoles vender toda la energía generada (eólica, solar, hidroeléctrica, nuclear o quemando gas) por el precio de la que salga más cara. Además, con un oligopolio donde 3 compañías controlan el mercado nacional, no hay verdadera competencia, y los precios se mantienen elevados.

Que esto es así se demostró al bajar el precio de la luz con el pequeño cambio de la «excepción ibérica», limitando el precio del gas quemado para producir electricidad. Resultado que corrobora el anuncio de que la Unión Europea se plantea generalizar la medida.

El precio de la energía es la causa principal de la inflación en España.

La banca reclama su parte

La subida de los tipos de interés es a la Banca lo que la subida de precios a los monopolios: una ingente fuente de ganancias. Beneficia a los acreedores y perjudica a los deudores. Y agrava el problema de la inflación.

El Banco Central Europeo (BCE) elevó el precio del dinero (tipos de interés) al 0,25% desde julio y deja abierta otra posible subida en septiembre del doble. Incluso las voces más extremas, desde el núcleo duro del Banco Central Alemán (Bundesbank) piden que la subida sea bastante mayor.

Desde agosto, solo ese 0,25 subido, para 150.000 euros de hipoteca a veinte años supondrán 1.440 euros adicionales que vuelan… a la cazuela de la Banca.

De igual manera se encarecen los préstamos al comercio o la industria.

Cómo rebajar la inflación subiendo los tipos de interés se justifica con el esquema: subida del precio del dinero –  reducción del crédito – disminución del consumo – bajada de precios por menor demanda. Pero la realidad es que se trata de la Banca encareciendo su mercancía (el dinero) para no disminuir sus ganancias.

El gobierno ha anunciado un impuesto sobre estos beneficios extraordinarios de banca y energéticas, para el año próximo, y aún protestan: el Consejero Delegado de Repsol decía que es un impuesto «demagógico», y la Asociación de Banca proponía pagarlo con «créditos fiscales»: aplazarlo y compensarlo si algún año futuro declarasen pérdidas.

Los beneficios crecientes de Banca y monopolios desvelan que sí hay dinero.

Una legión de afectados

Recientes artículos del digital El Confidencial abrían con estos titulares: «Los banqueros no notan la inflación: el sueldo de sus cúpulas sube un 5%». O «14 miembros del Consejo de Iberdrola se reparten en sueldo 89.700 euros al dia».

Mientras, los hogares españoles son los segundos en toda Europa que más capacidad de ahorro están perdiendo: nuestros salarios crecen cuatro veces más despacio que la inflación y cubrir esa diferencia significa gastar los ahorros.

Y sin embargo hay margen para una subida salarial que compense la inflación. Las empresas españolas que cotizan en bolsa sumaron un beneficio récord de 64.021 millones al cierre del pasado año, y la tendencia apunta a que lo superarán este 2022.

Autónomos asfixiados, agricultores, ganaderos o transportistas soportando precios por debajo de costes; salir a pescar apenas da para pagar el combustible… El comercio y las pymes no pueden trasladar todos sus gastos porque su clientela está perdiendo poder adquisitivo, y hasta la industria ha tenido que detener parcialmente la producción (Aceralia), o congelar proyectos como el aplazamiento de la inversión de Ford para fabricar vehículos eléctricos en Valencia…

Una confiscación de salarios y ahorros… y un malestar general que se acumula y buscará expresarse exigiendo soluciones.

Medidas.

El Gobierno ha tomado medidas (gratuidad de algunos transportes, devolver 20 céntimos por litro de gasolina, limitar a un 2% la subida de los alquileres, rebajar el IVA de luz y gas, subvenciones para rentas más bajas), todas a apoyar; pero resultan insuficientes y no van a la raíz del problema.

El Estado incrementa proporcionalmente su recaudación de impuestos con la subida de precios (cada punto de inflación supone 2.000 millones de recaudación adicional) y podría destinar buena parte a compensar las pérdidas de la mayoría.

El propio Gobierno reconoció que el gasto ocasionado por la gratuidad de cercanias de Renfe es apenas el 5% de lo recaudado por IVA en un trimestre.

  • Es posible limitar por ley algunos precios básicos: En Alemania hay control de precios en los medicamentos. Aquí mismo se fijó un precio para las mascarillas o los test covid…  en Francia al gel desinfectante, o a la electricidad de origen nuclear, y su ley de Alimentación regula el incremento de precios. Dinamarca va a limitar a un 4% anual la subida de los alquileres. El anterior gobierno griego había puesto un techo de precios al agua, café, refrescos, tostadas o los bocadillos…, en aeropuertos, estaciones, ferries, hospitales o colegios.
  • Reducir o eliminar impuestos sobre los hidrocarburos.
  • Eliminar el IVA totalmente de las necesidades básicas: alimentos, vestido, transporte, energía, vivienda y cultura.
  • Un incremento de los salarios igual o por encima del índice de inflación que haga a los trabajadores partícipes de los beneficios
  •  Y aún cabe una reforma fiscal que recaude proporcionalmente a lo que cada uno gana y no penalice con impuestos indirectos a quienes menos cobran. Si Banca, monopolios y grandes grupos empresariales pagaran lo que realmente les toca por ley las arcas públicas tendrían superávit.

Y sobre todo urge ir a la raíz del asunto constituyendo:

  • Una empresa Nacional de electricidad que fije los precios más bajos posibles obligando a la competencia a seguirle
  • Una banca pública que canalice el ahorro hacia inversiones productivas con el horizonte de aumentar el peso industrial en el PIB

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