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Francia nada contra la corriente

Las economías felices son todas iguales; en cambio cada economía infeliz es infeliz a su manera. Francia ha evitado el destino de Grecia, Portugal e Irlanda, que se han visto obligados a pedir un rescate al perder repentinamente el acceso a la financiación, o el de España e Italia, obligados por los mercados a aplicar reformas. Pero estos países están resolviendo sus problemas; Francia, debido a su inactividad, corre el riesgo de empeorar su situación.

La economía de Francia ha evolucionado hasta ahora mejor que la de sus socios con problemas; el elevado gasto público y la menor dependencia de las exportaciones hace que esté menos expuesto al descenso de la demanda en la zona euro. Francia ha recuperado la producción que ha perdido desde 2007, mientras que la economía española se contrajo un 4,3% y la italiana un 6,7%, afirma Berenberg Bank. Francia puede pedir préstamos a unos tipos de interés muy bajos.

Sin embargo, Francia se empieza a rezagar. Sin ir más lejos, el índice de gestores de compras compuesto de marzo fue de 41,9. Esto supone un mínimo de cuatro años, y habla de un fuerte descenso económico, muy por debajo de los índices de Alemania, Italia y España. Los costos laborales unitarios en Francia siguen aumentando, mientras que en Irlanda, España, Grecia y Portugal han caído con fuerza. Esto se produce después de una década en la que aumentaron un 2,2% más rápido que la media de la zona euro, señala Berenberg Bank.

El déficit por cuenta corriente de Francia, también, va en la dirección equivocada, apuntando también a una pérdida de competitividad. El problema no está en el tamaño de los países del sur de Europa, que registraron déficit del 10% del PIB en algunos casos. De nuevo, el reequilibrio ha llevado a los países del sur a reducir esos déficit; el déficit de Francia, tras una década, sigue aumentando. Mientras tanto, el sistema de pagos Target 2, que gestiona los flujos entre los bancos centrales de la zona euro, calcula que los pasivos franceses están aumentando, mientras que los españoles e italianos descienden, afirma Absolute Strategy Research, posible señal de problemas financieros.

Francia ha realizado algunos progresos a la hora de mejorar su competitividad, como los créditos fiscales a empresas o un importante acuerdo entre sindicatos y empresarios para mejorar la flexibilidad laboral. Pero aún tiene un largo camino que recorrer. Corre el riesgo de quedarse atrás y de ser adelantado por otros países que toman decisiones más audaces para mejorar sus estructuras económicas.

En otras partes de la zona euro, los mercados han obligado a los gobiernos a cambiar de rumbo. Por ahora, sin embargo, no tienen influencia sobre Francia: la rentabilidad de la deuda francesa se sitúa cerca de niveles históricamente bajos y los inversionista que han apostado en contra de Francia han descubierto que es una labor difícil. Eso podría cambiar con el tiempo. Pero a falta de presión del mercado, Francia podría continuar en su propio camino hacia la infelicidad.

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