Las poderosas centrales sindicales francesas y los partidos de izquierdas calientan motores contra Macron han convocado una huelga nacional y masivas manifestaciones por todo el país para el jueves 19 de enero. El objetivo: derribar la reforma de las pensiones que ha presentado el Gobierno de Macron.
Una reforma de las pensiones -como no- lesiva para los trabajadores, que prevé elevar de 62 a 64 años para 2030 la edad mínima de jubilación y adelantar a 2027 el aumento de 42 a 43 años de cotización para poder disfrutar de una jubilación completa (hasta ahora previsto para 2035).
Una reforma de las pensiones que cuenta con un amplio rechazo en la sociedad francesa. Si cuando en 2010 el gobierno de Nicolas Sarkozy inició el procedimiento para aumentar la edad de jubilación de 60 a 62 años, la oposición en la opinión pública ya alcanzaba el 50 %, esta nueva vuelta de tuerca de Macron sobre las pensiones cuenta con el enfado del 68 % de los franceses, según un sondeo de Ifop que publica este domingo el Journal Du Dimanche, y la cifra es mayor (71 %) entre los jóvenes, las clases populares y los desempleados.
Así pues, Francia se prepara para otra gran jornada de lucha popular, con huelgas y manifestaciones que irán seguidas de más paros sectoriales en semanas posteriores. El 19 de enero pararán en el sector público los funcionarios; los ferrocarriles nacionales; los transportes de la región de París; la educación (incluyendo universidades), la policía y el personal penitenciario, y en el privado, la energía y los tripulantes de cabina en la aviación comercial, además de otros sectores económicos menores.
En la mente de las centrales sindicales francesas está el emular la serie de grandes huelgas de 1995 contra el plan del entonces primer ministro, Alain Juppé, (con la presidencia del conservador Jacques Chirac) para reformar las pensiones, incluyendo los regímenes especiales de las empresas del sector público.
Entonces se perdieron cinco millones de días de trabajo, cuatro millones en el sector público y uno en el privado. El 12 de diciembre de ese año e manifestaron dos millones de personas en todo el país, según los sindicatos (un millón según la policía), y solo tres días después el Gobierno retiró su proyecto.
“Ahora podemos hacerlo aún mejor que entonces”, ha asegurado el secretario general del sindicato CGT, Philippe Martinez.