Las relaciones Franco-Chinas

Francia descongela las relaciones con China

En los últimos años, sobre todo en 2008, se han operado profundos cambios y ajustes en la situación internacional. El status quo de fuerza del Occidente ha bajado y su capacidad de controlar los asuntos internacionales se ha debilitado

Las relaciones entre China y Francia «vuelven a la normalidad»‘, tras un año de tensiones, con la reunión entre los residentes Hu Jintao y Nicolas Sarkozy, destacó hoy el portavoz de la Cancillerí­a china.Los ministerios de Asuntos Exteriores de ambos paí­ses emitieron ayer, miércoles, un comunicado en el que anunciaban la reanudación de ‘contactos de alto nivel y diálogo estratégico’, lo que horas después se materializaba con un encuentro entre Hu y Sarkozy, en el marco de la cumbre del G20 en Londres.Los gobiernos de China y Francia declararon establecieron relaciones diplomáticas a nivel de embajador el 27 de enero de 1964. El acontecimiento, que sorprendió a la comunidad internacional, fue considerado por los medios occidentales como «una explosión nuclear diplomática». Esta decisión de ambos paí­ses fue una acción estratégica destinada a romper la estructura bipolar controlada por los Estados Unidos y la ex URSS, y agregó una excelente página en los anales de la historia de las relaciones internacionales modernas.La historia ha corroborado que las relaciones sino-francesas siempre ha tenido un extraordinario significado estratégico que excede del ámbito de las relaciones bilaterales en aquel entonces y que ha ejercido una influencia de importancia trascendental sobre el desarrollo de la polí­tica internacional y la estructura mundial. En los últimos años, sobre todo en 2008, se han operado profundos cambios y ajustes en la situación internacional. El status quo de fuerza del Occidente ha bajado y su capacidad de controlar los asuntos internacionales se ha debilitado. Al mismo tiempo, han resurgido nuevos paí­ses grandes con una creciente influencia y han desempeñado un rol cada vez más importante en la evolución de la estructura internacional.En estas circunstancias, ha aparecido la situación más inestable en las relaciones Chino-francesas. Especialmente, después del incidente de Lhasa ocurrido el 14 de marzo de 2008, los medios franceses han hecho todo lo posible para difamar a China.La parte francesa ha hecho declaraciones negativas sobre China para relacionar las Olimpiadas de Beijing con el problema del Tibet. La portadora de la antorcha olí­mpica Jin Jing fue atacada por matones en el recorrido de relevos de la antorcha por Parí­s. Y el ayudatamiento de Parí­s nombró a Dalai Lama como «ciudadano de honor». Lo más grave consiste en que tras un cierto mejoramiento de las relaciones bilaterales, el lí­der francés en calidad del jefe de estado del paí­s y del presidente de turno de la UE se obstinó en entrevistarse con Dalai Lama.. El problema del Tibet está relacionado con la soberaní­a y la integridad territorial de China. Las acciones de Francia han perjudicado los intereses de China y han hecho las relaciones bilaterales se enfriaran.Al mismo tiempo, el rápido desarrollo chino ha causado presión y preocupación a Francia. Y por su parte la parte francesa ha tratado de presionar a China aprovechando el problema del Tibet, las Olimpiadas de Beijing, el derecho intelectual, la tasa de cambio de la moneda china, los déficits comerciales y sobre todo la polí­tica china con África para impedir el desarrollo chino en la zona.Las tensiones entre Parí­s y Pekí­n llevaron a la cancelación de una cumbre de alto nivel con la Unión Europea por parte de China.Francia en un escueto comunicado antes de la cumbre del G-20 en Londres, prepara la próxima reunión de los dos presidentes.En el documento, Francia se comprometí­a a ‘no respaldar la independencia del Tí­bet en ninguna forma’ tras meses de malestar de Pekí­n por la reunión que mantuvo a finales de 2008 Sarkozy con el Dalai Lama, lí­der religioso y polí­tico tibetano en el exilio.A ello hay que añadir, entre otros roces, las anteriores amenazas de Sarkozy de no asistir a la inauguración de los JJOO de Pekí­n (finalmente sí­ lo hizo), las protestas contra China ante el paso de la antorcha por Parí­s, las peticiones de ciudadanos chinos de boicot a productos franceses o la negativa del primer ministro Wen Jiabao a incluir Francia en su gira europea de principios de año, todo ello con el conflicto tibetano como fondo.China espera que Francia «respete el comunicado» para garantizar un desarrollo «estable y sano» de las relaciones entre los dos paí­ses, ambos con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.En lo económico, China y Francia son importantes socios de cooperación económica y tecnológica. La complementación recí­proca es lo principal a pesar de que con el fortalecimiento del poderí­o integral estatal de China, se incrementará la competencia entre ambos paí­ses en el mercado internacional. China necesita los avanzados equipos, tecnologí­as y experiencias en la administración de Francia, y Francia necesita el creciente mercado chino y sus mercancí­as baratas.

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