Balance de las elecciones catalanas del 27S

Fracaso de Mas. Batalla perdida para el independentismo

En estas elecciones catalanas se jugaban dos batalla decisivas. Por un lado el avance del «procés soberanista» que amenaza la unidad, y por otro la fortaleza o debilidad de Artur Mas, la cabeza que ha ejecutado en Cataluña los recortes ordenados por el FMI y la UE. En ambas batallas los intereses populares y la unidad han ganado, y los que defienden la fragmentación y los recortes han perdido. Artur Mas ha cosechado el 27-S un estrepitoso fracaso polí­tico, a pesar de protegerse con la «lista unitaria» de JuntsxSí­. Y el independentismo ha perdido el «plebiscito» por la ruptura en que intentaron convertir estas elecciones.

Ya están poniendo en marcha toda la inmensa maquinaria de manipulación controlada desde la Generalitat para esconder su fracaso, escudándose en que “JuntsxSí ha ganado las elecciones y hay una mayoría absoluta independentista en el parlament”.

Pero los números son contundentes. Los votos a formaciones partidarias de la independencia solo alcanzan el 47,74%, frente al 52,26% de los que se han negado a apoyar la ruptura. Pero respecto al censo electoral, los partidarios de la fragmentación apenas representan el 36,81%. En un momento de máxima movilización y ofensiva soberanista, el 63,19% de los catalanes, más de seis de cada diez, se han negado a respaldar la fragmentación.

Y los resultados de JuntsxSi, es decir de Artur Mas, solo pueden ser definidos como un fracaso absoluto.

Han contado con el inmenso poder de la Generalitat. Han sido respaldados por una ofensiva mediática desde los grandes medios públicos catalanes a televisiones locales controladas por CDC o ERC. Les han apoyado caciques locales o la plana mayor de la iglesia. Han disfrutado del mayor presupuesto en la historia electoral catalana. Han contado con un clima político con la independencia convertida en “monotema” electoral. Han unido en una “lista única” desde CDC y ERC a poderosas organizaciones sociales como la Assemblea Nacional Catalana y Omnium Cultural…

Y a pesar de todo esto… han retrocedido. JuntsxSí ha cosechado nueve escaños menos que la suma de CDC y ERC en las pasadas elecciones, y han perdido casi un 10% del apoyo electoral que tenían hace cuatro años.

Su “mayoría electoral” se convierte en minoría si miramos el conjunto del censo electoral. Los votos a JuntsxSí, la candidatura de Artur Mas, apenas representan el 30,49% de los catalanes, porcentaje que baja hasta el 27,87% en Barcelona.

¿Cómo van a llevar adelante su proyecto si 7 de cada 10 catalanes están en su contra? ¿Cómo se atreven a decir que “representan a la mayoría de catalanes” si solo les han apoyado uno de cada tres?

La clase obrera y el pueblo trabajador se moviliza en defensa de la unidad y contra los recortes

El elemento principal que explica el fracaso político de Artur Mas y JuntsxSí, y la derrota del independentismo en “su plebiscito” es el aumento de la participación.

El 77,99% de participación es un récord histórico en unas autonómicas, diez puntos por encima del registrado en 2012 y casi 20 puntos más que en 2010. Y del medio millón de votos más, el 86% está concentrado en las zonas obreras y con mayor presencia de pueblo trabajador de Barcelona o Tarragona.

El pueblo trabajador y la clase obrera catalanas -despreciados, ninguneados o incluso decretados casi como desaparecidos por muchos- se ha convertido en protagonista de estas elecciones. Ante una ofensiva sin precedentes contra la unidad encabezada por Artur Mas, se han movilizado para defender la unidad y castigar a los principales defensores de los recortes.«Artur Mas ha cosechado el 27-S un estrepitoso fracaso político. Y el independentismo ha perdido el “plebiscito” por la ruptura en que intentaron convertir estas elecciones.»

Los resultados en el cinturón obrero de Barcelona y en los barrios más populares de la capital son espectaculares.

JuntsxSí recibe un castigo mucho mayor que el cosechado en el resto de Cataluña, quedando reducida en muchas importantes localidades al papel de tercera, cuarta o quinta fuerza política.

Y el apoyo a las fuerzas que no comulgan con la fragmentación crece justo allí donde hay mayor presencia de clase obrera y pueblo trabajador.

Porque una gran mayoría ha percibido acertadamente que la fragmentación es un ataque hacia los intereses populares.

Por eso Ciutadans -una formación no adscrita en la izquierda tradicional- se ha disparado en el cinturón obrero, convirtiéndose en primera fuerza política en Hospitalet, la segunda ciudad más poblada de Catalunya.

Y también esta es la razón de que Catalunya Sí que es Pot -la coalición de Podemos, ICV y EUiA- haya retrocedido. En lugar de defender consecuentemente desde la izquierda la unidad del conjunto del pueblo trabajador de España, han lanzado permanentes guiños a la ruptura, defendiendo en su programa una “República catalana” o eligiendo como cabeza de lista a Lluis Ravell, un líder vecinal que admite haber votado en la consulta del 9-N Si-Si, la respuesta más independentista y que defendía Artur Mas.

Pero la clase obrera y el pueblo trabajador también han votado masivamente contra los recortes. Esta es la razón de que a pesar de enfrentarse al desafío independentista de Artur Mas el bipartidismo de PP y PSC siga perdiendo apoyos en Cataluña, superados por Ciudadanos y reducidos a un 16% del censo. O que también explica el fulgurante ascenso de las CUP, una candidatura independentista pero de la izquierda radical, virulentamente enfrentada a los recortes y al dominio de la burguesía catalana.

Condiciones más favorables para defender la unidad y la redistribución de la riqueza

Los resultados de las elecciones catalanas son excelentes para la defensa de los intereses populares, la unidad y la redistribución de la riqueza.

En primer lugar porque se ha debilitado Artur Mas y JuntsxSí, la cabeza de los proyectos de fragmentación y principal ejecutor de los recortes en Cataluña.

Artur Mas se enfrenta a un parlamento y a un gobierno que son “ingobernables”. La misma elección de Artur Mas como nuevo presidente de la Generalitat, que todos daban por supuesta, está ahora cuestionada, amenazando con nuevas elecciones si no consigue la mayoría necesaria en el plazo legal de 60 días.

Y no lo va a tener fácil. Porque tras lo resultados del 27-S se van a agudizar todas las contradicciones en el seno del campo independentista y de JuntsxSí.

Primero entre Artur Mas y las CUP. Quien sume los votos de JuntsxSí y la CUP en el mismo campo “independentista” se equivoca de plano. Las CUP provienen de la izquierda radical y anticapitalista, y son antagónicos con todo lo que representa Artur Mas y la burguesía catalana.

Por eso ya han manifestado que no apoyaran con su voto la investidura de Artur Mas, reclamando que “el presidente debe ser una persona que no se identifique con los recortes, las privatizaciones y la corrupción”.

Lo que debe hacer las CUP es abandonar la falsa idea de que una independencia de Cataluña, inevitablemente bajo la dirección de Artur Mas, crearía mejores condiciones para el cambio político, y unirse con el conjunto del pueblo trabajador español para conquistar las transformaciones que nos interesan a la mayoría tanto en Barcelona y Lleida como en Madrid y Sevilla.«Lo que hace falta en Cataluña es organizar esa mayoría social en torno a una alternativa que una la defensa de la unidad del conjunto del pueblo trabajador con la lucha contra los recortes y por la redistribución de la riqueza»

Algo parecido, a diferente nivel, va a ocurrir en el seno de JuntsxSí entre Mas y ERC, cuyas bases están enfrentadas a los recortes y la política que representa CDC. Y que no deben consentir de ninguna manera que sus dirigentes, como Oriol Junqueras, sostengan un nuevo gobierno presidido por Artur Mas que supondría más recortes para el 90% de los catalanes.

Lo que las elecciones del 27-S han demostrado es que en Cataluña existe una mayoría social por la unidad y en contra de los recortes.

Y que, cuando de verdad puede pronunciarse y ejercer su “derecho a decidir”, lo hace siempre para castigar a las fuerzas que defienden la fragmentación y los recortes.

Lo que hace falta en Cataluña es organizar a esa mayoría social en torno a una alternativa que una la defensa de la unidad del conjunto del pueblo trabajador con la lucha contra los recortes y por la redistribución de la riqueza.

Una alternativa como la que defiende Recortes Cero, en Cataluña el 27-S y en toda España en las próximas elecciones generales.

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