PhotoEspaña 09

Fotografí­as con espátula

Si en algo esta poniéndose especial atención en la presente edición de PhotoEspaña es en la interdisciplinaridad, y en la versatilidad del medio. Fijarse en todo aquello que se «parece» a la fotografí­a. Desde esta óptica irrumpe en el certamen la obra más reciente del artista plástico alemán Gerhard Richter, conocido en el mundo del arte por sus murales de los años sesenta, cuando se le asimiló con el Pop Art. Sus trabajos más cercanos en el tiempo han pasado prácticamente desapercibidos para el público español, hasta ahora, que son exhibidos hasta el próximo 30 de Agosto en la Fundación Telefónica de Madrid. Un diálogo entre disciplinas, sin alardes, pero con una puesta en escena que no deja de sorprender.

A artir de imágenes sacadas durante sus vacaciones con su propia familia, Richter utiliza la pintura que le queda en la espátula para intervenir directamente sobre ellas. Imágenes en ocasiones casuales, pero inmutables, que cobran vida gracias a la intervención del material plástico, como un desafío de la expresividad humana frente al producto mecánico. Más de 400 imágenes conforman la muestra, muchas de ellas inéditas, realizadas desde el año 1989, y rescatadas de entre sesenta colecciones privadas y entre los bienes del artista. Una de las técnicas de Richter consiste en colocar la fotografía en un lugar cuidadosamente elegido al borde de la espátula y extender la pintura sobre su superficie, salpicando sobre ella gotas de óleo o sumergirla en laca diluida. En las obras se observan distorsiones que desplazan al sujeto y lo apartan de la realidad. Un artista plástico totalmente procedente del mundo pictórico, que se “cuela” en el festival fotográfico español por excelencia, siguiendo la temática marcada en esta edición, centrada en lo cotidiano. Richter explora esa cotidianidad, esas instantáneas huérfanas de rigor profesional, pero reflejo de la convivencia del hombre de apie con un medio tan extendido como la fotografía, para luego dejar fluir su energíaq y expresividad, confiriéndole a sus obras ese efecto sorpresa, ese valor exclusivo e irrepetible, y ese toque de “humanidad”, a veces diluido en el proceso fotográfico estricto, y cada vez más con la proliferación de los procedimientos digitales. Un fructífero diálogo entre fotografía y pintura. Un proceso en el que Richter parte de las fotografías que serían desechadas del álbum familiar, por estar mal tomadas, creando imágenes nuevas, la mayor parte de ellas sorprendentes. Un lujo poder contar con un artista de su talla, mostrando precisamente su obra menos conocida y más personal de los últimos tiempos. Un enorme acierto incorporar en PhotoEspaña la interacción de otras disciplinas artísticas.

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