Crónica desde Bilbao

Fortaleza y unidad frente a los terroristas

Fortaleza por ser una de las primeras manifestaciones que se convocan en pleno centro de Bilbao desde el Gobierno vasco al dí­a siguiente de un atentado terrorista, por las miles de personas que acudieron y sobretodo fortaleza por el discurso del Lehendakari Patxi López que se estrenaba en una acto de estas caracterí­sticas y de Paqui Hernández, mujer de la ví­ctima, que lejos de desmoronarse, transmitió el orgullo de los que se saben defensores de las libertades.

La manifestación que artió desde el Sagrado Corazón por la gran Vía, hasta llegar al ayuntamiento, corazón del homenaje, fue secundada por multitud de aplausos y de emoción según avanzaba la cabecera. Los portadores de la pancarta era la familia misma del asesinado, hijos, hermanos y esposa más ocho familiares más de otras víctimas. No estaban solos, era otro de los mensajes. Según avanzaba la cabecera, multitud de personas se agrupaban a los laterales de la calle, recibiendo la marcha. Multitud de personas, mayores, adultos y jóvenes, que en sus semblantes expresaban el mismo dolor y orgullo frente al duelo acometido por la banda terrorista ETA. Inmediatamente de la cabecera, se agrupaba los representantes de las instituciones, aportando unidad y pluralidad, destacados miembros del gobierno central, Pilar de la Vega o Leire Pajín, el gobierno vasco al completo, Lehendakari y demás consejeros, el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti o la presidenta de la cámara vasca Arantxa Quiroga entre otros miembros del partido, el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna junto a otros líderes del PNV, UPyD con su diputado Gorka Maneiro, pero también su líder Rosa Díez. Una nutrida representación política, sindical e institucional. Ya en el ayuntamiento, tras unas palabras en euskera, el Lehendakari fue desgranando un discurso que sorprendió a todos por la emoción y por su contenido. Lo primero alabar el trabajo de Eduardo Antonio Puelles, que como muchos como él “miembros de la Ertzaintza, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, los vascos y vascas vamos arrancando, trozo a trozo, (…) la mordaza de nuestra libertad. Igual que todos aquellos que “arriesgan su vida” siendo amenazados, desde políticos, jueces, empresarios, periodistas, profesores… todos ellos “son de los nuestros porque somos nosotros”. Agradecimiento a todos ellos. Así como declarar que se ha salido a la calle para demostrarles que no están solos y sobretodo para asumir “nuestra responsabilidad colectiva como sociedad y país”. Para transmitir el mensaje “que vamos a seguir ocupando las calles y las plazas” que “no les vamos a ceder ni un solo milímetro”. Para decir que se abre un nuevo tiempo. Para que se acabe el tiempo “en el que nadie tenga que callar sus opiniones por miedo, en el que nadie tenga que bajar la voz para decir lo que piensa, por temor a que le escuchen”. “Para decir a ETA que ya han perdido” “Que este país se construirá con la memoria de las víctimas y no la de sus verdugos” descargando sobre ellos toda la “contundencia del Estado de Derecho y de la Ley” y la unidad sin fisuras de todos los demócratas. Si ya el discurso de Patxi López arrancó multitud de aplausos, el discurso de Francisca Hernández, mujer del asesinado, provocó las lágrimas contenidas en una gran parte de los asistentes. Con firmeza y aplomo, rodeada se sus dos hijos, Rubén y Asier, manifestó que se sentía orgullosa de su marido. E inmediatamente se dirigió a los asesinos del mismo, para declararles, con una contundencia feroz, que “lo único que han conseguido es dejar dos huérfanos y una viuda. No van a lograr nada más, porque gracias a Dios hay mucha gente como mi marido, mucha, y no van a poder con ellos. Cada día van a salir más y más”. Que no nos engañen “son asesinos, y no son presos políticos” y que “no la iban a ver llorar. Lloraré en casa, pero aquí no, no voy a darles el gusto”.

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