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Fin de la expansión cuantitativa, no de la supremací­a financiera de EEUU

La Reserva Federal ha anunciado oficialmente el fin de la tercera ronda de su programa de compra de bonos de flexibilización cuantitativa. Para hacer frente a la crisis financiera y compensar el fracaso del gobierno de Estados Unidos para estimular adecuadamente la economía, la Reserva Federal ha generado miles de millones de dólares para la economía estadounidense en los últimos seis años. Trasladando en cierta medida su propia carga financiera hacia el resto del mundo . Europa y Japón también adoptaron la política de flexibilización cuantitativa, aunque con pocos resultados. Pero EEUU logró su objetivo. La razón fundamental es que es el dólar, en lugar del euro o el yen, la moneda mundial de intercambio y reserva. El predominio de los Estados Unidos en el sistema financiero mundial se ha mantenido bastante sólido. Cuando EEUU impulsó esta política de flexibilización cuantitativa, el mundo se quejó porque EEUU estaba hundiendo a los países e instituciones que tienen dólares estadounidenses. Ahora que el gobierno de Estados Unidos y la Reserva Federal han ganado algo de confianza, la flexibilización cuantitativa ha sido abandonada. Pero Washington ha mostrado indiferencia a las reacciones del mundo. En los últimos seis años, ha habido mucha discusión sobre el declive norteamericano. La situación en Irak y Afganistán permite a las personas ver las limitaciones de la influencia de Estados Unidos, pero las capacidades de los sistemas de los Estados Unidos aún superan los de otros países. Estas capacidades son más que suficiente para mantener a EEUU como una superpotencia mundial, a pesar de encontrarse en el centro de una crisis mundial. Algunos medios especularon recientemente que sobre la base de la paridad de poder adquisitivo, China está superando a EEUU y convirtiéndose en la mayor economía del mundo. El PIB de China crece gracias a actividades económicas de gama baja. Tiene un largo camino por recorrer para construir sus capacidades económicas de gama alta y construir sistemas financieros. Además de la economía, China está por detrás de EEUU en términos de la defensa nacional, de poder blando y las alianzas diplomáticas. Para decirlo con mayor precisión, China no se puede comparar con EEUU. Pero la comparación de los dos ha sido popular tanto dentro como fuera de China. Igualarse o sobrepasar a EEUU difícilmente puede convertirse en un objetivo político de China. China tiene que someterse a un duro proceso para hacerse más fuerte. Tanto China como EEUU deben mantener una mente sobria para discutir las posibilidades sobre las relaciones entre las grandes potencias en el siglo XXI. La dominación financiera de los Estados Unidos de hecho inquieta a China, mientras China toma la iniciativa de crear un banco de inversión en infraestructura de Asia, EEUU está muy alerta y trata de excluir a sus aliados como Australia y Corea del Sur. China tiene claridad acerca de su brecha con EEUU. Cómo reducirla no sólo es un problema para China, sino para ambos. EEUU no va a ser capaces de monopolizar las oportunidades de desarrollo del mundo. Su decadencia material es real, y sólo cuando se añada flexibilidad al orden mundial actual, podrá maximizar sus intereses. En la comunidad internacional, a medida que la fuerza de una superpotencia disminuye, su moralidad se pone a prueba.

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