Televisión

Festival Iberoamericano de creación publicitaria

Con el paso de los años hemos visto evolucionar los spots publicitarios a un ritmo quizá mucho más rápido que los propios programas de televisión. De las sencillas canciones y la evidencia en los eslogans, se ha pasado a las campañas conceptuales, las historias casi cinematográficas contadas en 30 segundos, los números musicales multitudinarios o el humor más surrealista. El Festival del Sol pretende estimular la creatividad en una industria tan importante, y al mismo tiempo tan productiva, que ha sido una de las primeras en verse afectada por la crisis. Un año más las producciones que traspasan la barrera de la marca para acercarse al espectador a base de sentimientos e historias reales, han sido las triunfadoras indiscutibles.

Justo Gallego construye una catedral con materiales reciclados, Radio la Colifata da voz a los enfermos de un hosital psiquiátrico y ahora Eric Adjetey, que fabrica ataúdes de diseño en Ghana. Las campañas diseñadas por la agencia española Sra. Rushmore han marcado la llegada de los últimos veranos con sus historias verídicas cargadas de un mensaje de superación, muy por encima de la venta de la marca. Sus creadores se han alzado con el principal galardón de este festival, en palabras del presidente del jurado porque "es un mensaje a los anunciantes: la coherencia en defender un concepto junto a la agencia y, en este caso, tener el valor de asociar una idea a los ataúdes". La otra campaña que se ha erigido como indiscutible ganadora ha sido la creada por BBDO Argentina para la marca Doritos, titulada “Que vuelvan los lentos”, galardonada con el premio titulado Innovación y Campañas Integradas. La iniciativa era consolidarse como marca entre los jóvenes argentinos y para ello lanzaron una campaña multimedia para que en Argentina las discotecas volvieran a poner temas lentos para bailar agarrados. Carteles, página web para recoger firmas, acciones en discos… Y han conseguido su propósito hasta en 320 discotecas. Sin embargo no todo fueron aplausos y autocomplacencia, y también hubo espacio para la autocrítica por aparte de una industria que se obliga estar permanentemente alerta. La consecuencia fue que tres grandes premios quedaron desiertos: marketing directo, relaciones públicas y soportes interactivos. Los jurados no encontraron una campaña que mereciese tal distinción. Situación especialmente preocupante en el último caso. En un mundo cada vez más copado y dominado por las nuevas tecnologías, los creativos iberoamericanos cojean. Es inevitable reconocer a estas alturas que la publicidad se ha convertido en un auténtico fenómeno cultural, cargado tanto de valor plástico y estético como de importante contenido conceptual (que puede ser bueno o malo). Así pues debe ser loable también la labor de incentivar el crecimiento de la industria cultural española e iberoamericana, históricamente destacada en el panorama internacional por su originalidad (especialmente la argentina), para contrarrestar, como ocurre en otros campos de la cultura audiovisual, el dominio de los grandes grupos norteamericanos.

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