La decisión de Ferrovial, histórico emblema del Ibex-35, de trasladar su sede a Países Bajos ha levantado una lógica indignación. Un monopolio construido gracias al amparo del Estado español, y alimentado con dinero público a través de la adjudicación de infraestructuras, decide acogerse al paraguas del semiparaíso fiscal holandés.
Se le reprocha a Ferrovial su “escaso sentido patriótico”. El problema es que hace años que, en realidad, la empresa era más norteamericana que española. Solo desde aquí podemos entender un salto que con parada en Amsterdam tiene su estación final en EEUU.
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La decisión se tomó en Washington
Ferrovial llevaba preparando durante un año, en el más sigiloso secreto, el traslado de su sede a Países Bajos. Sin diálogo alguno con el gobierno español, como es habitual en estos casos.
Quien ha dado la clave para explicar este movimiento es Ignacio Garralda, presidente de Mutua Madrileña, uno de los gigantes españoles de los seguros. Al recordar que “en torno al 90% del capital de Ferrovial que cotiza en bolsa es extranjero, una circunstancia que habrá sido muy determinante para la decisión”.
Al mismo tiempo un periodista como Carlos Segovia -que siempre maneja buena información sobre las élites económicas nacionales e internacionales- ha escrito que “los fondos extranjeros accionistas relevantes de Ferrovial empujaron al presidente del grupo, Rafael Del Pino, a trasladar la sede fuera de España”. Unos fondos, principalmente norteamericanos, que actuaron bajo la consigna de que “España se ha convertido en un tapón, Ferrovial tiene que cotizar en EEUU”.
Las decisiones importantes en un monopolio como Ferrovial ya no se toman en España, y en el camino que tome pesan más los grandes fondos extranjeros que la familia Del Pino, sus históricos fundadores.
La radiografía de la cadena de mando en Ferrovial es nítida. El grupo obtiene el 82% de sus ingresos fuera de España, el 90% de su capital está radicado en el extranjero, y el 93% de los accionistas internacionales residen en EEUU.
Entre las acciones de Ferrovial radicadas en el extranjero están las de Rafael Del Pino, su presidente, vehiculadas a través de la sociedad holandesa Rijn Capital B.V., para aprovechar las laxas exigencias fiscales de los Países Bajos a las grandes fortunas.
Pero sobre todo están en manos de grandes fondos norteamericanos como Blackrock, Lazard, Vanguard o Fidelity, representantes del corazón de Wall Street. Ellos son los que de verdad mandan en Ferrovial. Lo reconocía Rafael Del Pino en su última carta anual, donde afirma que su “foco de asignación de capital y cartera está en EEUU”. Es un poder que esos fondos ejercen en la sombra para determinar las decisiones de la empresa. Blackrock advertía este año que “estaremos cada vez más dispuestos a votar en contra del equipo directivo y los miembros del consejo cuando la empresa no progrese lo suficiente”.
El gran capital norteamericano impuso el traslado de la sede de Ferrovial fuera de España
Rafael Del Pino es la tercera fortuna más grande de España, pero ya no controla su propia compañía. Se ha enriquecido gracias a una expansión internacional posible por ir de la mano del gran capital norteamericano. Pero aunque sigue ocupando la presidencia ha entregado el bastón de mando de Ferrovial a los principales centros de Wall Street.
Trasladar la sede social a Países Bajos es una forma de facilitar la presencia de Ferrovial en EEUU. Gracias a sus regalos fiscales, Holanda es lo que se conoce como “un país de tránsito de la inversión foránea”. En concreto es una de las principales plataformas del capital norteamericano para expandirse en Europa.
Los grandes fondos de Wall Street quieren a Ferrovial más cerca de Washington porque allí es donde se juegan una parte sustancial de sus beneficios. De EEUU proviene ya el 32,3% de los ingresos de Ferrovial, con una gigantesca cartera que incluye unas muy rentables autopistas, concesiones de servicios como el agua o la construcción de la nueva terminal del aeropuerto JFK.
Y quieren más. El Estado norteamericano va a impulsar un enorme plan de infraestructuras por valor de 1,8 billones de dólares, más que el PIB español. Este es el objetivo de los grandes fondos que controlan Ferrovial, que ya han anunciado que se duplicará la presencia de la compañía en EEUU.
Ferrovial es la expresión de una realidad que permanece oculta: el gran capital extranjero, principalmente el norteamericano, manda en el Ibex-35 e impone sus intereses.
Pero… ¡si ya no pagaban impuestos!
Pagar menos impuestos. Esta es la razón que casi todos esgrimen para explicar el traslado de la sede de Ferrovial a los Países Bajos. Y no les falta razón. Según la ONG Tax Justice Network los Países Bajos son un coladero por el que el resto de países de la UE pierden 10.000 millones año en ingresos tributarios. En el caso español esta cifra asciende a 1.000 millones anuales.
¿Pero cuántos impuestos ha pagado Ferrovial mientras su sede fiscal ha estado en España? En 2022 cero euros. Esto es lo que abonó por sus beneficios en el impuesto de sociedades. Lo mismo sucedió en 2021. Ferrovial no paga el impuesto de sociedades desde 2020. En los últimos diez años solo lo ha hecho en tres ocasiones, en siete de esos años simplemente no pagó nada.
¿Acaso Ferrovial desapareció de España durante ese tiempo? Nada de eso. Desde junio de 2018 Ferrovial ha recibido 1.015 millones de dinero público a través de diferentes adjudicaciones en España. Si ampliamos el foco, en los últimos 32 años la cantidad recibida por Ferrovial del Estado español, que todos le hemos pagado, asciende a 8.868 millones de euros.
Ferrovial no paga el impuesto de sociedades desde 2020
Y espera que siga siendo así. Ferrovial quiere hacerse con el mayor contrato adjudicado por Adif en la última década, valorado en 731 millones. Y ha presentado solicitudes para recibir hasta 5.000 millones de los fondos europeos que corresponden a España.
¿Entonces cómo es posible que apenas pague impuestos?
En primer lugar un amplio abanico de deducciones permite a monopolios como Ferrovial presentar una base imponible -la cantidad por la que pagarán impuestos- muy inferior a sus beneficios, o que en algunos casos transforman artificialmente ganancias en pérdidas.
En segundo lugar gracias a los créditos fiscales, una figura creada por el gobierno Rajoy y que actualmente sigue vigente. Que permite a bancos y monopolios deducirse futuros pagos de impuestos. Algunos inspectores de Hacienda ponen como ejemplo a Ferrovial para ilustrar cómo funciona la ingeniería fiscal y financiera para reducir al mínimo el pago de impuestos.
Lo que el caso Ferrovial vuelve a poner sobre la mesa es el agujero fiscal que provocan los bancos y monopolios que tienen su sede en España. Gracias a unos privilegios con los que se aplica la máxima de que quien más gana pague menos.