Literatura

Feria del Libro de Madrid

Cientos de miles de personas tienen ya su cita concertada con «la mayor librerí­a» de España: las 357 casetas de libreros, editores, distribuidores e instituciones que hasta el próximo 14 de junio conforman, en el inigualable recinto del Parque madrileño del Retiro, un espacio verdaderamente único, en el que no hay otro protagonista que el libro. Este año, con la llegada de la crisis también al mundo del libro (caí­da de un 20% de las ventas en los tres primeros meses del año) el perfil comercial del acontecimiento se hace aún más destacado, en detrimento de su faceta cultural. Para los expositores sólo hay un dilema: «vender o morir».

La Feria del Libro de Madrid es, se la mire desde donde se la mire, un acontecimiento singular. Ni se trata de una Feria del libro, en el sentido rofesional, como es la Feria del Frankfort, en la que los principales protagonistas son las editoriales y los editores. Ni se trata de una feria cultural y literaria, como es la gran Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, en el que los protegonistas esenciales son los escritores, que arrastran tras de sí enormes multitudes. Madrid tiene otros dos protagonistas distintos: por un lado, los libreros de Madrid (a los que originariamente pertenece la cita), y que todavía ocupan 121 de las 357 casetas de la feria, y por otro, los cientos de miles de madrileños que convierten cada año a esta cita en una verdadera "romería". Esta peculiaridad es la que hace que, unos, echen en falta un mayor perfil cultural, la ausencia de un verdadero y profundo programa cultural, con la presencia activa (no sólo para "firmar" libros) de los escritores más importantes del presente y una mayor dedicación a la literatura. Y otros vean simplemente en la aglomeración de multitudes, que abarrotan las casetas, algo muy poco concorde con la sustancia del mundo del libro. Pero así es Madrid y así es la Feria de Madrid, donde el "ingrediente popular" aún sigue contando en muchos ámbitos de su quehacer. De modo que, un año más, la Feria será ante todo una cita entre el librero madrileño, que necesita vender, para sortear la crisis, y el lector madrileño, que ha adquirido la costumbre de comprar libros, de todo tipo y pelaje, en esta feria, que es un "clásico", una tradición popular. Tan ajena es esta feria a otros planteamientos que, aunque este año la cita madrileña está dedicada a la "cultura y literatura francesa", ni un solo escritor de relieve del presente literario francés (ni el nobel LeClézio, ni la muy leída Fred Vargas, ni el incipiente en nuestro mercado Patrick Modiano) pondrá sus pies estos días en el ferial del Retiro. Claro que, como diría aquel, no se conoce a una cultura o a una literatura oyendo a sus autores, sino enfrascándose en sus libros: y esos libros son los que estarán a la venta hasta el día 14 en las 357 casetas del Retiro. No falten.

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