Joan Chamorro y Andrea Motis

«Feeling Good» y The Sant Andreu Jazz Band

De un proyecto que descansa sobre la pasión de los niños y la verdad del jazz, surge el talento de Andrea Motis

Del Taller de Musics de Sant Andreu, en Barcelona, surge un maravilloso proyecto en sintonía con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Abreu y Dudamel, poner al alcance de la gente, especialmente de los niños, lo más avanzado de la música, clásica en el ejemplo venezolano, y jazz en el de la Ciudad Condal. La Sant Andreu Jazz Band no solo es un proyecto musical y educativo en torno a la fuerza y la libertad expresiva del jazz, es también una cantera de grandes talentos. El mejor ejemplo es Andrea Motis, que con 16 años se está convirtiendo en la más importante promesa del jazz en España, saxofonista, trompetista y cantante.

Joan Chamorro es la materia gris del proyecto y la batuta. El torrente de energía lo ponen los niños. Esto días se proyecta The Sant Andreu Jazz Band en el Festival Internacional de Cine Documental de Barcelona, un documental sobre la banda y su trayectoria.

Igual que se estremece el estómago al escuchar a Andrea, por esa combinación de juventud y delicadeza en la interpretación, se escapan los pies al ver y escuchar a la banda de Sant Andreu. Todo un espectáculo que no solo se puede disfrutar en los más importantes festivales, sino que se puede bailar en las calles de Barcelona. Un montaje en el que se combina la mejor tradición del dizzieland. La banda, los solistas, los solos, la fiesta, parejas de bailarines exhibiendo diferentes estilos y pases, un corro jaleando, y entre unos y otros, atento a cada movimiento, sin dejar de infundir energía, pero dando instrucciones a cada segundo, Joan Chamorro transita por el escenario ejerciendo de director de orquesta, pero sin destacar a toque de batuta en el atril, sino integrado en el todo que es la gran fiesta del jazz. «Feeling Good» es el último trabajo de Joan y Andrea. Hay que hacerse con él.

En anteriores ocasiones hemos tratado en estas páginas la contradicción que recorre una parte del desarrollo de la música popular: la elitización o degradación, según el caso, de la música, alejándola de la gran mayoría, privándonos de un torrente de expresión preñado de libertad, raíces populares y memoria colectiva. Pasa con la música clásica, con el folclore… y con el jazz. Formas musicales que, según los vientos que corren en cada momento histórico, se convierten en armas de sensibilidad y bisturís de realidad, o en cotos cerrados de los que solo una ínfima minoría puede disfrutar. Así se señala al “populacho” por su “desprecio” a lo más avanzado intelectualmente, o por su pasión por músicas “burdas” y “embrutecidas”. Las banderas son muchas y diferentes, pero al final el objetivo el mismo, controlar las formas de expresión. Sobretodo cuando escapan de los canales institucionalizados.

Joan y Andrea acababan de salir de un ensayo y se preparaban para un concierto. La entrevista transcurrió casi como una sesión de bebop, improvisando, entrecortándose, complementándose y subrayando. Joan ejerce de maestro, también en la entrevista, como queriendo educar a su alumna con cada respuesta. Andrea se crece, según Joan, como hace en el escenario.

¿Cómo surgió el proyecto de Sant Andreu Jazz Band?

Joan. En la escuela de música empecé a montar agrupaciones de música moderna, hace 6 años. Al principio eran 8 o 9 chicos. Conseguimos un buen sonido, fuimos a varios festivales de Jazz Jove, y a partir de ahí fue creciendo hasta que se formó la Big Band.

¿Es un proyecto buscado o surge sobre la marcha?

Joan. Se convierte en un proyecto porque originalmente no lo era. Lo hacíamos con ganas de aprender y pasarlo bien, dábamos conciertos, a la gente empezó a gustarle mucho, grabamos un par de discos, nos laman para festivales importantes. «Joan actúa de director, pero integrado en la gran fiesta del jazz»

Trabajar con niños de entre 6 y 18 años supone mucha energía y mucho esfuerzo, pero es muy gratificante.

¿Cómo llegaste a la banda?

Andrea. Empecé con 11 años. Estaba estudiando música y había seguido a la banda en varios conciertos, hasta que Joan me dijo que podía participar.

¿Qué le da el jazz los niños, y qué le aportan los niños al jazz cuando lo interpretan?

Andrea. El jazz es una música con mucha vida, y siempre ha estado vinculada a los dibujos animados, lo que quiere decir que es muy divertida. Es muy fácil conectar con ella, comprenderla, y que te guste rápidamente. Además es muy cantable…

Joan. Se tiene la idea de que el jazz es una música culta y para adultos…

Andrea. Bueno, yo me refería a dizzieland…

Joan. Sí, al principio empezamos con dizzieland y música de los años 30, pero luego empezamos a tocar temas de swing… pero a lo que me refiero es que suele pensarse que el jazz es muy complicado y a los niños no les interesa. La realidad es otra. Los niños de la Sant Andreu Jazz Band escuchan jazz desde bien pequeños y se van enamorando poco a poco de esta música. El jazz es una música muy viva.

La música no es una cuestión de edad, sino de niveles de calidad, (artística, técnica y sobre todo de expresión y autenticidad). La verdad es que es raro ver una banda de músicos de 6 años hasta 18, más sonando como suenan, con una calidad considerable, y es un valor añadido que sean niños. Cuando los niños tocan transmiten ganas de disfrutar y buen rollo, y eso la gente lo nota.

¿Crees que la Sant Andreu Jazz Band, como la orquesta venezolana de Dudamel, es un ejemplo de cómo poner la música al alcance de la gente y explotar su carácter popular?

Joan. Yo no puedo ser muy objetivo, pero creo que es algo importante. No hay más que ver la pasión con la que tocan los niños. Hoy en día hay muchas cosas que invaden el tiempo de los niños, que les dispersan, y la música es un arte que necesita dedicación, y verlos dedicarse a ella, cómo trabajan con ilusión, y hacen que otros quieran imitarles. No se si compararla con orquestas como la de Dudamel, pero a mi me han llegado muchos inputs de otros países, he trabajado en Colombia enseñando música, y creo que estamos a ese nivel y que es un proyecto realmente importante.«Es un juego al que quieren seguir jugando cuando llegan a casa»

El jazz es una música negra que hunde sus raíces en la rebelión. ¿Crees que esa naturaleza permite conectar a los niños con formas mucho más libres de expresarse, de ver el mundo?

Joan. Ese es su origen, los negros intentando dar salida a la rabia, a la opresión… la música es también una forma de liberarse, de sacar lo mejor de ellos, de compartir. Esto forma parte de la cultura de los años 30, y el auge tiene lugar en un momento de crisis. La gente necesitaba esto. Los niños ven en esta música muchas cosas, la alegría, la libertad para expresarse, para bailar, tocar con los amigos… es una energía positiva que va más allá de la queja, que también forma parte de su identidad.

Andrea. Cuando empecé yo vi un grupo de chicos que tocaban, que disfrutaban con la música como los mayores, que interpretaban a los músicos originales, aprendiendo de cómo tocaban. Ves algo que te da vida y que puedes hacer. Además vas aprendiendo, ves como avanzas… te permite improvisar porque es una música muy libre, te das cuenta que no hay que tocar la melodía igual cada vez, sacando cosas nuevas.

¿Crees que ese talento tiene sentido porque es colectivo, no solo porque se tiene?

Andrea. Claro. Si tú tienes un ejemplo de otros que disfruta, eso te permite aprender

Joan. Andrea es la punta del iceberg, claro. Pero existe un talento que emerge de juntarse y potenciarse entre ellos. Si miras a la banda ves un presente que ya lo tienen, pero un futuro si continúan trabajando, increíble.

El trabajo que estamos haciendo busca que toquen realmente bien. Si además te encanta lo que haces, aprendes mucho más rápido, y a estos niños les encanta tocar y escuchar buena música. Además son amigos entre ellos y entran en el juego, “yo se me este tema, a ver cuál te sabes”, uno hace una frase y el otro le sigue hacen bromas… es un juego al que quieren seguir jugando cuando llegan a casa.

Muchos niños tiene talento y puede hacer esto, solo hace falta empezar, tener ganas y trabajar con ilusión. Ahora hay músicos con mucho talento, como Andrea, pero también los hay en los que vienen detrás, hasta con 11 años. Estos niños, a nivel de talento y posibilidades están muy puestos

En una entrevista que tuvimos con Ara Malikian nos decía de que era partidario de empezar a aprender tocando melodías, porque siendo importantísima la técnica, no debe convertirse en una losa para la expresión musical…

Joan. Pues como si lo hubiera dicho yo. Todos los niños que empiezan conmigo como profesor, lo hacen con melodías, de memoria, que no están en un papel. La técnica es el medio de sacar o que llevas dentro. Si hace falta más técnica, pues más, si no, pues menos. Hay grandes músicos que no tenían, ni tienen mucha técnica. Esto lo permite el jazz, no ser muy técnico y decir muchas cosas. Hay que trabajar la técnica a través de las melodías. El lenguaje se aprende más allá de la lectura y la escritura musical, a través del oído, transcribiendo mentalmente y expresándose más allá de las notas con aquello que no está más que en el sonido que se toma como referencia. Estás tocando aquello que escuchas pero profundizando en la música. Cuando los niños tocan una melodía por primera vez, aquello suena ya a jazz, porque lo han hecho escuchando a los grandes, les ha gustado la melodía y la han seguido.«Los niños viven el presente y se meten en lo que están haciendo»

¿Qué dificultades te has encontrado en tu breve pero intensa trayectoria?

Andrea. Cuando tocas en un festival muy importante es lo más importante que has hecho, y al mismo tiempo están los nervios, el miedo a equivocarte. Cuando voy a tocar y hay cosas que me impiden sacar lo mejor, aunque cada vez es diferente, he aprendido a ponerme en disposición de tocar lo mejor que pueda. Además está Joan con el que tengo mucha confianza, y el resto de músicos con los que toco, con los que tengo tan buen rollo.

Joan. Andrea se crece en los conciertos.

Andrea. Cuanta más dificultad o nervios, pues más me esfuerzo.

Joan. Hay una cosa que tienen los niños que es vivir el presente y meterse en lo que están haciendo, por eso conectan tanto con el público. Cuando te metes absolutamente en la música sale lo mejor de ti. Aunque tengas la cabeza solo en eso, eres muy receptivo, muy sensible a todo lo que te rodea. Y eso lo aprendemos los músicos. Andrea tiene esa cualidad, se concentra mucho en lo que hace.

¿Qué hace falta para que el jazz siga popularizándose?

Andrea. Aunque los medios no publiciten el jazz, el simple hecho de escucharlo es bastante. Sobretodo el Dizzyland, el jazz más clásico, que a mi me ha ayudado a entender la música y acercarme a cosas más difíciles. Además es lo que más les gusta a mis amigos que no conocen mucho el jazz. A todo el mundo le gusta el dizzieland.

Joan. Se refiere al New Orleans, por lo que puedan decir los puristas, pero es verdad que te permite acercarte después al Bebop, por ejemplo. El jazz es mucho más cercano que la música contemporánea que se dispara y pierde la conexión con lo que originalmente se pretendía. El jazz sale de la gente, de expresarse, de bailar. En esa línea, que es en la que trabajamos en la Sant Andreu Jazz Band, se puede enganchar a la gente y comprender el jazz. Hay unos pasos a seguir para que el jazz deje de ser una música de culto y de poca gente.

Es evidente que si a la gente no le enseñan a apreciar algo, no se le puede echar en cara que no se acerque a ello

Joan. No es que la gente tenga que saber, tan solo hay que escuchar. Porque a partir de ahí, el oído y la sensibilidad es la que te permite emocionarte. Luego uno discrimina lo que le gusta de lo que no, porque a no todos nos gusta lo mismo, claro. En España no ha habido apoyo a esta música, la habido más en otros países europeos.

¿Qué nos podéis contar del nuevo disco?

Andrea. Es un disco más completo, con cuerdas y más instrumentos, con otros tempos, desde un concierto en el Palau, hasta música de estudio. Recoge buena parte del trabajo de este año.

Joan. Andrea improvisa mucho más en este disco, su voz s más madura. El primer disco es muy bonito, hecho con mucho cariño. Y este también, pero son temas más rápidos y con mucha improvisación. Esperamos que a la gente le guste. Esperamos que su título «Feeling Good» refleje exactamente lo que queremos reflejar con él… algo tan sencillo como eso.

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