Teatro

«Fedra», el arma pasional de Narros y Morente

Después de «La cena de los generales», Miguel Narros ofrece una versión de «Fedra» montado en un tricicle enduendado: Séneca, Eurí­pides y Racine dominados por bulerí­as, tangos, peteneras y jaleos. Hace veinte años el director ya se vio las caras con ellos. Y lo hizo, también acompañado por el desgarro de Enrique Morente. El lujo: veinte años después el cantaor renueva la partitura de principio a fin y se apoya en su hija Estrella. En el Napoli Teatro Festival Italia se rinde y se entrega.

Lola Greco interreta a Fedra, Amador Rojas a Hipólito, Alejandro Granados a Teseo y Camelilla Montoya a Ama. Y entre Juan Gómez Cornejo y Andrea d’Odorico han conseguido crear un espacio que se encadena a la escenografía. Un sin fin de rastreos emocionales como perros sabuesos olisqueando entre el público, se cruzan en el teatro a golpe de giro, cante, lamento, palma y tacón, mientras David Maldonado interpreta los temas compuestos por Morente inyectando pura actualidad a los clásicos. Hasta guiños de musical tantean en la coreografía de Javier Latorre para desnudar de refrentes históricos que despisten del corazón. Todo al servicio de enfatizar cada nódulo de la Fedra subyugada a la pasión y al amor; la mujer que contra sus propios intereses y el de los suyos, contra las leyes de la ciudad y de la familia, contra el terror y el rechazo que le provoca su propia pasión, exponiéndose al castigo, se entrega al amor absolutamente. También hace un par de años Juan Mayorga – Premio Valle Inclán 2009 – ofreció una “Fedra” dirigida por José Carlos Plaza en un fabuloso reencuentro con la actriz y cantante Ana Belén, inaugurando la 53ª edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida con un estreno de chispa escénica. A él vuelve Narros con su “Freda” flamenca reinventada 19 años después. Fedra, princesa cretense, es raptada por Teseo, tras abandonar éste a su esposa, la hermana de Fedra. De su unión nacieron dos hijos: Acamante y Demofonte. Pero Fedra se enamora de Hipólito, hijo de Teseo y la reina de las Amazonas, Hipólita. Su hijastro rechaza sus continuas insinuaciones, ante lo que Fedra, despechada, lo acusa ante su padre de haber intentado violarla. Teseo, entrega a su hijo a la furia de Poseidón que envía un mostro marino que espanta a los caballos de Hipólito. Finalmente es arrastrado y muere. Fedra se suicida, ahorcándose, al saberlo. Contrariamente a los que hicieron los autores griegos, Narros sella el final de la obra con un suicidio público de Fedra, expulsando a los asistentes del teatro sobre una ola de conmoción. De “estómago gargantero”. Cita inexcusable.

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