Sanidad

Fatiga crónica, ¿luz al final del tunel?

Un cajón de sastre para los trastornos de fatiga que los médicos no saben explicar, la fatiga crónica, podrí­a tener un origen en un desequilibrio de la flora intestinal fácilmente diagnosticable y tratable.

Los síntomas de la fatiga crónica no es la falta de energía vital or no recuperarse día tras día de jornadas laborales agotadoras. Eso hasta cierto punto es normal. Los enfermos de fatiga crónica a las 12 del medio día, los siete días de la semana y durante tres meses, ya necesitan un descanso fuerte.La prevalencia mundial de la fatiga crónica va desde 0,5% hasta 2% según el criterio de duración de la fatiga sea de 3 o 6 meses. Esta no sólo es una enfermedad que cuesta identificar, puesto que se puede confundir fácilmente con depresión o problemas musculares, sino que es un auténtico cajón de sastre para trastornos que cursan con fatiga. Un médico belga, Kenny de Meirleir, profesor de Fisiología de la Universidad Vrije de Bruselas, Bélgica, lleva más de 20 años estudiando esta patología y afirma que la fatiga crónica es causada por alteraciones en la flora intestinal y que es posible detectarla a través de un examen de orina.Anuncia la publicación de sus estudios, que serían pioneros, y la presentación de un examen que preemite identificar la cantidad de sulfuro de hidrógeno a través de la orina. Según el científico, esta sustancia tóxica puede ser activada por una combinación de factores, como los alimentos o sustancias compuestas de metales pesados, que permiten a las bacterias reproducirse. Con lo que, al teñir de color este gas se puede detectar su presencia y cantidad. Un exceso de este compuesto permitiría diagnosticar la fatiga crónica puesto que el gas afecta la actividad mitocondrial de las células (las células musculares entre ellas), que son las centrales productoras de energía para ellas.En resumen. Si se rompe el equilibrio de la flora intestinal, hecho que ocurre a veces cuando hay un exceso de antibióticos que acaba produciendo diarreas, el predominio de ciertas bacterias puede dar lugar al paso a la sangre de diversas toxinas que harían que los músculos no funcionen ni se nutran bien, dando la sensación de agotamiento. Una tesis interesante, que puede dar esperanza a miles de enfermos que son, hoy por hoy, rehenes de los límites de la medicina moderna.

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