Los vínculos de Vox con la extrema derecha europea... y norteamericana

Fascismo y xenofobia de importación… norteamericana

La Teoría del Gran Reemplazo, junto al resto de los elementos del discurso que la fascista Meloni ha pronunciado con aires mussolinianos en un mitin andaluz de Vox, ha sido regurgitada sin cesar en el encuentro anual de la CPAC norteamericana... que este año se ha celebrado no en EEUU, sino en Budapest, Hungría, con la presencia de los líderes de la extrema derecha de uno y otro lado del Atlántico.

«No a la inmigración. No al globalismo. No al feminismo, a las libertades sexuales y reproductivas. No a la convivencia ideológica, étnica o religiosa…». Todas estas negativas, y muchas más, forman parte del ultrareaccionario ideario de la extrema derecha de Vox, y se han podido escuchar en la campaña electoral de Andalucía.

Sin embargo, aunque es innegable que ese incendiario discurso conecta con muchos de los fetiches del nacional-catolicismo patrio, sus argumentos son importados a diario desde el exterior, desde los círculos más reaccionarios de la extrema derecha norteamericana o europea. Por mucho que los ultras de Abascal alardeen permanentemente de su «españolidad», su tóxico y verde ideario ha sido, alentado, impulsado y financiado desde centros de poder extranjeros.

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Mussolini en Marbella

Elevando la voz hasta la ronquera, con un tono y unas formas claramente mussolinianas, la lider del partido fascista transalpino Fratelli d’Italia, Giorgia Meloni intervino en el mitin de Vox en Marbella, en medio de la campaña electoral andaluza.

“No hay mediaciones posibles: o se dice ‘sí’ o se dice ‘no’. Sí a la familia natural, no a los lobbis LGBT [sic], sí a la identidad sexual, no a la ideología de género, sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte, sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islamista, sí a fronteras seguras, no a la inmigración masiva, sí al trabajo de nuestros ciudadanos, no a las grandes finanzas internacionales, sí a la soberanía de los pueblos, no a los burócratas de Bruselas. Y sí a nuestra civilización y no a quienes quieren destruirla. ¡Viva Macarena Olona, presidenta de Andalucía! ¡Viva Santiago Abascal, presidente de España! ¡Viva España! ¡Viva Italia! ¡Viva la Europa de los patriotas!”, dijo ante un público enfervorizado la líder de un partido que, como en el caso de Eric Zemmour con respecto a Le Pen en Francia, ha adelantado por la ultraderecha a La Liga de Matteo Salvini en Italia.

La fascista italiana, Giorgia Meloni, junto a Macarena Olona y Jorge Buxadé, también procedente del falangismo

En la incendiaria diatriba de Meloni estaban todos los elementos que una vez señaló el escritor italiano para identificar al «fascismo que vendría»: un léxico pobre y simplificado al máximo, blancos y negros, sin matices, o estás conmigo o contra mí; el intelectualismo y el pensamiento crítico como sospechoso, como quinta columna de ‘lo progre’; el culto a la tradición y el rechazo a la modernidad; el miedo a lo diferente y a lo foráneo, la xenofobia recalcitrante; la apelación a la frustración de las clases medias, o de los sectores desazonados por la crisis, a los que se les señala, simultáneamente, como causante de sus penurias, oscuros complots de unas élites tenebrosas (el globalismo, la agenda 2030, Soros, la racista Teoría del Gran Reemplazo) que a la vez son poderosas y decadentes, y sobre todo las clases y sectores sociales más explotadas, oprimidas y despojadas de derechos: el inmigrante, las mujeres, el colectivo LGTBI…; la apelación chovinista al pueblo y a la nación elegida como una entidad monolítica, sin matices ni diferencias de clase, uniformemente homogéneo étnico y culturalmente, y a un providencial líder mesiánico (un Caudillo, un Duce, un Führer) representa la «voluntad común».

Kiko Méndez Monasterio, asesor de Vox, exdirector de La Gaceta y del Grupo Intereconomía. Procede del neonazi partido Alianza por la Unidad Nacional de Ynestrillas

El encendido discurso de Giorgia Meloni acabó exaltando al público, y a los jefes de Vox, Macarena Olona o a Santiago Abascal. Acababan de escuchar a una oradora decir lo que ellos llevan pensando toda la vida. Algo que antes no se podía decir más que ante un público muy específico, de nostálgicos del franquismo o de cabezas rapadas, ahora puede vomitarse en auditorios, ante miles de personas.

Entre las primeras filas no faltaban dirigentes de Vox cuya procedencia fascista o neonazi no se puede ocultar. Estaba Kiko Méndez-Monasterio, exdirector de La Gaceta y del Grupo Intereconomía, nieto de un importante general franquista y miembro del neofascista partido Alianza por la Unidad Nacional de Ynestrillas hasta que esa formación se disolvió en Vox. También Jorge Buxadé, antiguamente afiliado a Falange Española de las JONS.

Y sin embargo, por mucho que conecte con el fascismo autóctono, se trata de un discurso importado, alógeno, transgénico. No sólo por lo evidente -la fascista invitada era italiana- sino por la procedencia de las mismas ideas.

«El gran reemplazo»: la teoría de la gran xenofobia.

En el vitriólico discurso de Meloni estaba engarzada la «Teoría del Gran Reemplazo», sostenida por todos los grupos supremacistas blancos a uno y otro lado del Atlántico, y que aunque tiene origen europeo -el creador es el escritor francés Renaud Camus- hoy tiene sus principal bastión y foco de emisión en la alt-right norteamericana, cuya tradición racista (véase el Ku Klux Klan) es de sobras conocida.

El delirio del «Gran Reemplazo» sostiene que existe un plan, avalado por los grandes partidos y las instituciones, para sustituir a la población blanca de los países occidentales por inmigrantes musulmanes y subsaharianos que, siempre según esa teoría conspiracionista, acabarían siendo los colectivos hegemónicos en Europa o EEUU.

A mediados de mayo, el acto de presentación de la Fundación Disenso, el think tank de Vox, en Almería, Santiago Abascal declaró que “cada vez más españoles y más europeos se sienten extraños en sus barrios de toda la vida, y cunde una sensación de desconcierto y de desposesión, de pérdida de control de sus vidas. Viven en la inseguridad cultural porque el multiculturalismo, que decían que era la panacea y la solución, solo ha provocado el auge del fundamentalismo islámico, con imanes radicales, con intolerancia hacia mujeres y homosexuales y con formación de guetos”. Pese a sus permanentes ataques contra las mujeres y el feminismo, o contra el colectivo LGTBI, Vox no tiene inconveniente en usarlos como munición si de lo que se trata es de sembrar su racismo y xenofobia.

Tucker Carlson (derecha) es uno de los principales comunicadores de la conservadora cadena Fox norteamericana, y un destacada defensor de la racista y xenófoba «Teoría del Gran Reemplazo», la cual ha mencionado en al menos 400 programas, según el New York Times

Son argumentos calcados a los del líder ultraderechista francés Éric Zemmour o a los de Marine Le Pen; a los de Fratelli d’Italia, pero también a los de Salvini; podemos escucharlos en una reunión de Alternativa por Alemania, en cualquier mitin del ultra británico Nigel Farage, y por supuesto en cualquier discurso de Viktor Orbán, el ultrareaccionario primer ministro húngaro.

Pero si duda hoy la principal fuente emisora del delirio del Gran Reemplazo es inequívocamente norteamericana. La repiten sin cesar gurús de la alt-right estadounidense como Steve Bannon, el que fuera asesor principal de Donald Trump en la primera parte de su mandato, y el que fuera también espónsor del partido de Abascal. Lo repiten los viejos grupos del supremacismo blanco de EEUU, como el KKK y los neoconfederados, pero también los nuevos como los «Proud Boys», implicados en el asalto al Capitolio en enero de 2021. Y lo repite son descanso uno de los principales presentadores de Fox News, Tucker Carlson, quien ha defendido esta Teoría en más de 400 programas, según el New York Times. Este dislate racista es el que estaba en la cabeza del fanático que recientemente abrió fuego contra su supermercado de un barrio negro de Búfalo, Nueva York.

El vínculo transatlántico… de la ultraderecha

Viktor Orbán como anfitrión de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) norteamericana que este año se ha celebrado en Budapest

La Teoría del Gran Reemplazo, junto al resto de los elementos del discurso de Meloni, ha sido regurgitada sin cesar en el encuentro anual de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) norteamericana… que este año se ha celebrado no en EEUU, sino en Budapest, Hungría, con la presencia de los líderes de la extrema derecha de uno y otro lado del Atlántico.

El presentador de la Fox, Tucker Carlson, junto a varios congresistas del Partido Republicano -como Mark Meadows, exjefe de gabinete de la Casa Blanca de Trump, o Matt Schlapp, presidente de la Unión Conservadora Americana, ha sido uno de los representantes de la alt-right estadounidense en esta cumbre ultra.

Junto a la delegación trumpista, a esta reunión asistió buena parte de la extrema derecha europea, como el británico Nigel Farage, los lepenistas franceses junto a los de Zemmour, el FPÖ austriaco, el Vlaams Belang flamenco, o los italianos de la Lega o de los Fratelli, pero también una delegación latinoamericana, como el hijo de Bolsonaro, los uribistas colombianos, la peruana Keiko Fujimori, o el chileno Jose Antonio Kast.

Por la parte española, además de una amplia representación de Vox (Buxadé, Tertsch), en Budapest estaba el líder del lobbie ultracatólico Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, y cuadros del Partido Popular, como Jaime Mayor Oreja o el senador popular por Cantabria, Javier Puente,

Jorge Buxadé y Hermann Tertsch, asistentes habituales a todas las reuniones que organiza la extrema derecha internacional, en EEUU o en Europa

La CPAC se ha celebrado este año en Budapest por dos razones. Una es obvia: el gobierno «iliberal» del anfitrión de la cumbre, Viktor Orbán, con sus ataques a las libertades y derechos civiles, su control férreo de los aparatos políticos, judiciales y mediáticos, y su discurso feroz contra inmigrantes, globalismo, ecologismo feministas y LGTBI, es el modelo a seguir para la ultraderecha de uno y otro lado del Atlántico.

Pero la otra razón es más importante aún. Los nódulos más ultrareaccionarios del establishment norteamericano están tratando de organizar una «Internacional» de la extrema derecha, vinculando a los partidos xenófobos y eurófobos de la UE, pero también del resto del mundo. Semanas después del encuentro húngaro, tenía lugar otra cumbre «latina» del CPAC en Rio de Janeiro, auspiciada por Bolsonaro. Además de las ediciones norteamericana, húngara y brasileña, la CPAC se ha expandido a otros países como Australia, Hungría, Israel, México, Corea del Sur y Japón.

Así pues, un fantasma recorre el mundo, un espectro ultrareaccionario cuya cabeza está… en los centros de poder más tenebrosos del hegemonismo norteamericano.

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