El precio del petróleo cae un 50%, el de las gasolinas sólo un 25%

¿Expediente X o atraco monopolista?

El petróleo se ha abaratado un 49,7% desde marzo del año pasado, sin embargo la gasolina lo ha hecho sólo en un 19,4% y el gasóleo cuesta únicamente un 27,2% menos. ¿Qué ocurre? ¿Por qué el descenso del precio del petróleo no se traslada de la misma manera a nuestros bolsillos? No se trata de ningún «expediente X» económico, sino de las consecuencias del atraco de un pequeño puñado de monopolios petroleros, que no están dispuestos a renunciar a sus ingentes beneficios.

Los datos ueden ser todavía más escandalosos. Desde julio del año pasado, el barril de petróleo ha bajado su precio más del 70%, desde los 145 dólares a 42,94. Sin embargo, el precio de gasolinas y gasóleos sólo se ha reducido en un 30%. Y desde principios de año, a pesar de que ha seguido bajando el precio del petróleo, los carburantes se han encarecido una media del 11,2%. La diferencia con el periodo donde el precio del petróleo se disparó (y el encarecimiento del crudo se trasladaba casi inmediatamente a un repunte del precio de las gasolinas) es escandalosa. Los principales beneficiarios de esa subida de las gasolinas fueron los grandes monopolios petroleros, que se quedaron con el 80% o más del incremento, y así multiplicaron sus beneficios entre un 80% y un 400%. Ahora, esos mismos monopolios se niegan a trasladar la rebaja del petróleo al precio de las gasolinas, para seguir manteniendo sus beneficios sobre la base de saquear nuestros bolsillos. Ellos monopolizan el sector (entre Repsol, British Petroleum y Cepsa controlan el 70% del mercado de producción y distribución de carburantes), imponiendo estratosféricos precios de monopolio. La Unión de Consumidores Españoles explica que “la cuestión es la ausencia de competencia en el sector”. La patronal de gasolineras confirma que “el mercado está cerrado por tres petroleras (…) fijan los precios y ganan lo que quieren”. Denunciando que el 90% de los contratos son impuestos por las grandes petroleras con una cláusula de exclusividad, donde las pequeñas gasolineras sólo pueden comprarles a ellos y vender a los precios que las petroleras deciden. El resultado es que las petroleras han elevado, al no bajar los precios, casi un 50% sus márgenes de beneficio. Mientras nosotros nos vemos obligados a pagar un precio muy superior al real por llenar el depósito de nuestro vehículo. Y mientras, la Comisión Nacional de la Energía o la Comisión de Defensa de la Competencia archivan las denuncias contra las petroleras, acusadas de concertación de precios. Actuando como fieles defensores del saqueo que las petroleras ejecutan sobre nuestros bolsillos.

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