Televisión

Eurovisión con truco

El memorable momento en el que el personaje Rodolfo Chikilicuatre era proclamado ganador del derecho a representar a España en el Festival de Eurovisión, acompañado del visible cabreo de Jose Luis Uribarri con la audiencia, será una escena que difí­cilmente se volverá a repetir. Previniéndose de este tipo de circunstancias la cadena pública anuncia a bombo y platillo lo «democrático» de unas votaciones populares, que en realidad caerán en saco roto, ya que el jurado decidirá finalmente «a dedo» quien viaja a Rusia.

La resuesta de los espectadores ha sido tajante y se ha manifestado en un monumental fracaso de audiencia en las galas que La Primera ha emitido a modo de eliminatorias. Una reacción de última hora ha hecho que la cadena adelante la final a este domingo, aunque el suspense es prácticamente nulo. Desde el día en que se abrió la página de Internet donde se inscribían los aspirantes estaba totalmente claro que la única competición se iba a dar entre Melody y Soraya.El año pasado contemplamos cono un certamen de formato arcaico volvía a cobrar interés entre la población gracias precisamente a su incursión en La Red y a la democrática posibilidad de elegir al cantante de turno. El sentido del humor que caracteriza a los españoles hizo que el elegido fuera un cómico personaje de ficción creado por un actor del equipo de Buenafuente. Precisamente esto es lo que más molestó a Televisión Española, que consideró la decisión popular como un modo de intrusismo por parte del profesional de otra cadena.Sin embargo, los responsables del ente público no han querido renunciar a los suculentos beneficios económicos que proporcionan los omnipresentes SMS, y continua recreando esa ilusión de democracia al pedir insistentemente el envío de estos mensajes, que sólo influirán en un reducido porcentaje en la decisión final.Así pues nos encontraremos de nuevo con un espectáculo triste y aburrido, que este año no será animado por la gracia española. Volveremos a observar la diplomacia política de postín que impera en este certamen, cada vez más dirigido a endulzar la entrada en la Unión Europea de los países del este, y en el que poco o nada importa la música. Esperemos que como mínimo nos encontremos a algún otro personaje interesante que nos alegre la noche antes de las soporíferas votaciones.

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