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Europa también gira hacia China

La decisión de Gran Bretaña de solicitar su admisión en el Banco asiático para inversión en infraestructura (AIIB) como miembro fundador, tomó a Washington por sorpresa.

El portavoz del departamento de Estado admitió que no se había producido “prácticamente ninguna consulta con los EEUU” y que se trataba “de una decisión soberana del Reino Unido”. En las semanas próximas será más difícil aún para los EEUU reconciliarse con Australia, que sigue los pasos de Gran Bretaña, luego de que el presidente Barak Obama interviniera personalmente en octubre último ante el primer ministro Tony Abbott para disuadirlo de hacerlo. Corea del Sur y Francia también están dispuestas a adherirse al AIIB (The Guardian).

Gran Bretaña sostiene que esta decisión se ha tomado en interés nacional y que las consideraciones subyacentes son puramente económicas. Pero también es cierto que Gran Bretaña no puede dejar de ser consciente de que el AIIB es una bofetada en al corazón del sistema de Bretton Woods. O lo que es peor, que China se dirige prácticamente a entrar en el sistema de Bretton Woods como la deidad que ha de presidirlo. Como lo ha señalado Xinhua:

“En camino de convertirse en la segunda economía del mundo, China defiende y trabaja en la revisión del actual sistema mundial…China no tiene intenciones de patear el tablero sino más bien de tratar de ayudar a construir un tablero mundial más diversificado. China desea ver incluida su moneda en la canasta del FMI de manera proporcional al actual peso del yuan en el comercio internacional de bienes y servicios. China recibe con parabienes la cooperación de cada fracción del mundo con el objeto de alcanzar una prosperidad compartida basada en el interés común, pero seguirá de todos modos adelante mientras crea que está en el camino correcto”.

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Los países europeos creen que el AIIB constituye un elemento fundamental en la estrategia de la Ruta de la Seda china (conocida como “iniciativas cinturón y ruta”) El exprimer ministro francés Dominique de Villepin escribió recientemente en el diario Les Echos que la Ruta de la Seda china ofrecía a Francia y a otros países europeos oportunidades de lograr acuerdos lucrativos en el sector de los transportes y de los servicios urbanos: “Es una tarea que debe movilizar a la Unión europea ya sus Estados Miembros, pero también a las autoridades locales, a las cámaras de comercio y a las empresas, sin olvidar a las universidades y a los think tanks” sugirió Villepin.

¿Fracasan los europeos en la comprensión de la geopolítica? La entienden perfectamente, con seguridad. Para citar a Villepin, en términos diplomáticos, la Ruta de la Seda es “una visión política que abre un camino a los países europeos para reanudar el diálogo con sus socios del continente asiático. Algo que también puede permitirles encontrar marcos de discusión y proyectos más flexibles entre Europa y Rusia para encontrar, especialmente, los fondos necesarios para su estabilización en Ucrania. Queda por captar este hilo entre el este y el oeste”.

Rusia también ha captado la estratégica importancia de la Ruta de la Seda china. Moscú habría elaborado una estrategia a diez años vista para que la Organización de Cooperación con Shanghái se tome en cuenta en julio próximo en Ufa. En oportunidad de la cumbre de la organización en la que según el actual secretario general de la OCS (por otra parte un diplomático ruso) “se proclamará una participación de la OCS en los negocios mundiales más amplia y más profunda”, combinando las estrategias económicas nacionales de los países miembros de la OCS con las de la Ruta de la Seda de China.

También es cierto que los aliados europeos de los EEUU, Gran Bretaña, Francia, Alemania están encontrando sus propias rutas hacia China (y Rusia). El volumen de comercio de Gran Bretaña con China ha llegado a los 70.000 millones de dólares y las inversiones chinas durante los últimos tres años han superado el monto total de lo invertido hasta entonces.

Como dijo elocuentemente Villepin en su artículo, hartos de la volatilidad de los mercados financieros y de las dificultades económicas y puestos a la defensiva por las amenazas a su seguridad, Francia y sus socios europeos deben asociarse a los esfuerzos chinos por reconstruir la Ruta de la Seda. Villepin ha reconocido que la estrategia china de la Ruta de la Seda se ha concebido en respuesta a los intereses chinos porque ofrece “un marco flexible para responder a los mayores desafíos del país”, incluyendo la internacionalización de su economía en Asia y el fortalecimiento del papel de su moneda en el comercio mundial. Y a escala nacional la búsqueda de reequilibrio en su desarrollo para beneficiar a sus provincias y al consumo familiar.

Sin embargo Europa no lo ve como un juego de suma cero, porque la nueva aproximación del desarrollo económico y el aumento de los contactos diplomáticos colmaría el vacío entre Asia y Europa creando un vinculo entre sus naciones sobre la base de planes de infraestructura, finanzas e industria de las comunicaciones “Se trata de una visión económica que supera la planificación al estilo chino y la planificación económica internacional. En un mundo financiero volátil e inestable es urgente encarar proyectos de largo plazo a través de múltiples instrumentos multilaterales”, ha descrito Villepin.

Alemania tiene la misma visión que Gran Bretaña y Francia. La canciller Angela Merkel dijo ayer (15 de marzo de 2015) con oportunidad de la inauguración de la Feria de Hannover, que la economía alemana ve a China no solo como socio comercial, el más importante fuera de Europa, sino también como socio en el desarrollo de tecnologías complejas. China es el país socio oficial del CeBIT 2015. Merkel ha felicitado la entrada de las empresas chinas en el CeBIT 2015, afirmando que encarnan la innovación y que el papel de China como país socio en dicha Feria es un elemento esencial de la cooperación para la innovación entre China y Alemania.

La administración Obama pierde el tren. ¿Cómo es posible que esto le suceda a un presidente inteligente que se enreda en una guerra sin fin en Mesopotamia y persigue en Eurasia un objetivo que no tiene el menor impacto directo para los intereses vitales estadounidenses mientras se desarrolla bajo sus narices una reconfiguración fundamental de la dramaturgia asiática?

Pekín ha movido el suelo a la estrategia estadounidense de contener a China no solo en términos intelectuales, sino en términos políticos y diplomáticos. Pekín proyecta desvelar dentro de poco su plan de puesta en marcha de las iniciativas del Cinturón y la Ruta de la Seda, con oportunidad del Foro Boao, que se celebrará este mes a más tardar. Fuentes de Pekín han confirmado a Xinhua que se darán a conocer “centenares de proyectos de infraestructuras”.

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