Gazprom amenaza con la inestabilidad

Europa se resiste al caluroso abrazo ruso

El presidente de Gazprom, Alexei Miller, recomendó hoy a Europa no ensalzar la importancia de la diversificación en materia de los suministros del gas. Al calificar de «comprensible» la aspiración europea a diversificar las fuentes del suministro, Miller previno contra «transformarla en un fetiche» y señaló que «la diversificación puede conducir a un resultado paradójico, si va en detrimento de las relaciones con los proveedores tradicionales».

«Habrá más diversidad ero menos estabilidad», advirtió al intervenir este viernes en la asamblea anual de accionistas de Gazprom. A Europa le corresponde actualmente un 65% en la estructura de exportaciones de Gazprom. El suministro se realiza básicamente a través de Ucrania, de modo que las disputas de gas entre Moscú y Kiev acaban por afectar a los consumidores europeos. Miller subrayó hoy que los contratos entre Rusia y Ucrania «deben cumplirse y no están sujetos a revisión», contrariamente a lo que sugiere el presidente ucraniano Ví­ctor Yúschenko.También anunció que un 35% del gas ruso enviado a Europa fluirá en 2015 a través de South Stream, tuberí­a que será construida en el fondo del Mar Negro, conectará a Rusia con Bulgaria y tendrá ramales hacia diversos paí­ses europeos.Los desacuerdos financieros entre Ucrania y Rusia, a finales de 2005, tuvieron dos consecuencias de suma importancia: una inmediata – se trata de la interrupción del abastecimiento con gas natural, que afectó en gran medida a Europa – y otra, a largo plazo: tanto la UE, como Rusia decidieron buscar más intensamente rutas alternativas para abastecer el Occidente.Como «un paquete de problemas para Gazprom» califico hace un mes el diario ruso Kommersant el denominado «tercer paquete energético» que el Parlamento Europeo aprobó por mayorí­a abrumadora. La implementación de este plan, que apunta a liberalizar el mercado del gas y la electricidad en Europa, significa que el monopolio gasí­fero de Rusia difí­cilmente podrá acceder a los consumidores finales y hacerse con el control de las redes de distribución europeas. Es poco probable que Moscú consiga en un futuro previsible cambiar el gas por la influencia polí­tica en Europa.El «tercer paquete energético» obliga a las empresas vendedoras del gas y la electricidad a autorizar, en igualdad de condiciones, el acceso de otras empresas a sus redes de distribución para evitar que los precios sean inflados artificialmente. Con todo, los paí­ses miembros de la UE podrán escoger entre tres modelos diferentes que persiguen un objetivo único: separar el transporte y la producción en los sectores del gas y la electricidad.Ucrania será, sin duda alguna, el primer escenario en que se probará el nuevo sistema europeo. La declaración que este paí­s y la UE firmaron hace poco en Bruselas, con vistas a la modernización de la red ucraniana de gasoductos, responde plenamente a la letra y el espí­ritu del «tercer paquete». En cuanto esta red pase al control de algún operador europeo, Gazprom se verá obligado a vender su combustible en la frontera ruso-ucraniana y no podrá controlar su ulterior trasiego a Europa.La tácticas empleadas por Gazprom con respecto a Ucrania persuadieron a muchos paí­ses europeos, con Francia al frente, a exigir a Rusia la ratificación de la Carta Internacional sobre Energí­a, que le obligarí­a a abrir sus gasoductos a la competencia extranjera.Francia planteó la idea en la reunión de ministros de Finanzas y Energí­a del G8 a principios de año, provocando dura oposición de Rusia, que en su primera presidencia del G8 ha elegido «la seguridad energética» como tema de discusión.Seis meses después de que se anunciase la construcción del Nabucco( proyecto de gasoducto europeo para traer gas de la plataforma euroasiatica sin depender de Rusia), «Gazprom anunció a su vez la construcción de otro gasoducto rival, junto con el grupo petrolero italiano Eni, el Southstream, que rodea Ucrania para alimentar también a Europa. Putin dijo indignado a finales de abril de 2006 en la ciudad siberiana de Tomsk, durante una cumbre ruso-alemana, que estaba harto de escuchar constantemente «comentarios sobre el peligro que supone depender de Rusia». Lanzó entonces la amenaza de «desviar» los hidrocarburos rusos a otros mercados, si Europa continuaba imponiendo «limitaciones y cortapisas».Aparte de las respuestas militares, todo parece indicar que Moscú habí­a diseñado, de tiempo atrás, un arma de polí­tica exterior que explica en gran parte las actuaciones de los EU, la UE y obviamente de Rusia en las fronteras de la antigua Unión Soviética: la dependencia energética de los potenciales agresores de Rusia.Los desacuerdos financieros entre Ucrania y Rusia, a finales de 2005, tuvieron dos consecuencias de suma importancia: una inmediata – se trata de la interrupción del abastecimiento con gas natural, que afectó en gran medida a Europa – y otra, a largo plazo: tanto la UE, como Rusia decidieron buscar más intensamente rutas alternativas para abastecer el Occidente.Con su intervención militar en suelo georgiano, el pasado mes de agosto, Moscú ha logrado retraer a los inversores y crear incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto Nabucco. La inclusión de Irán es un punto controvertido entre Washington y Bruselas, y a pesar de que ambos apoyen el proyecto Nabucco para limitar la influencia de Rusia, EE.UU. se opone a que Irán disponga de aire fresco en sus exportaciones de gas y petróleo.

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