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Europa debate nuevos préstamos para Grecia

La hora de la verdad se acerca. Los países de la zona euro consideran, por primera vez, prestar miles de millones a Grecia. La brecha financiera ya no puede llenarse. Surgen las diferencias entre Europa y el FMI.

No fue suficiente. A pesar de las numerosas reformas económicas y planes de ahorro, Grecia no ha podido ganar su batalla contra la crisis financiera. La economía del país se contrae tan rápido, que el gobierno con su plan de ahorro no alcanza a cubrir esa diferencia.

La troika de prestamistas formada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) dará dos años más de plazo al país. Es decir el 2016 Grecia debe retrotraer su déficit presupuestario por debajo de la marca del 3% de su producción económica.

Faltan 33 mil millones de euros

Pero con esta prórroga se crea una nueva laguna monetaria de 33 mil millones de euros. Los países europeos y el FMI discuten ahora sobre cómo llenar ese agujero. Los miembros de la zona euro preferirían entregar más créditos o solicitar garantías. Eso al comienzo no cuesta nada, y los gobiernos podrían decir a sus electores que no se gastará dinero de los impuestos en el rescate de Grecia, porque el país pagará todos los créditos.

El FMI no apoya esa solución, pues los nuevos créditos incrementarían la deuda de Grecia, cuando lo que se busca es reducirla. Según el plan, la deuda griega total para el 2020 debe pasar del actual 180% de la producción económica a un 120%.

Ganar tiempo

«Los análisis de sostenibilidad de la deuda griega que ha presentado el FMI simplemente no son creíbles», dice el economista Hans-Werner Sinn, director del Instituto IFO de Múnich. «Grecia no podrá alcanzar ese 120%. Las deudas siguen aumentando y la economía del país se contrae debido a que ha perdido competitividad».

Jean-Claude Juncker, jefe del Eurogrupo, quiere extender la conflictiva prórroga otros dos años, hasta el 2022, para ganar algo de tiempo. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en cambio, se opone tenazmente. «El Fondo Monetario Internacional debe ocuparse no solo de los países europeos, sino también de una gran variedad de mercados emergentes», dice Rolf Langhammer, profesor de economía y ex vicepresidente del Instituto de la Economía Mundial de Kiel.

«Estos países todavía recuerdan bien las duras condiciones que les impuso el FMI en el pasado, incluso cuando estaban en problemas». Langhammer llama la atención sobre que la disponibilidad de los ex deudores del FMI es baja, debido a que molesta tanta condescendencia con la Europa rica. Eso se reflejó en la dura reacción de la jefa del FMI.

Segundo recorte de la deuda

Los gobiernos de la zona euro instan a Grecia a condonar una parte de su deuda. Anteriormente solo los acreedores privados debían renunciar a una parte de su dinero. Para el próximo recorte de la deuda los países europeos deberán pagar.

Contra todos está el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Para Alemania y la mayoría de los otros países de la Eurozona, una condonación de la deuda por parte de los estados nacionales está descartada.

«Ese argumento no tiene asidero, a mi entender», dice el profesor de Economía Langhammer. «Con la iniciativa de la conversión de la deuda para los países en vías de desarrollo y sobreendeudados, se derogó la devolución de los fondos y se inició un recorte de la deuda”.

Miedo electoral

El ministro de Finanzas alemán se opone de forma vehemente a una condonación de la deuda, porque entonces los ciudadanos podrían ver de forma concreta cuántos millones de euros de sus impuestos cuesta el rescate de Grecia. «Debemos concentrarnos en buscar otras soluciones», dijo Schäuble el martes 13 de noviembre.

Schäuble propone, a cambio, intereses para Grecia más bajos que los consignados previamente. Aun cuando eso costaría dinero a los países acreedores, algo que Schäuble no se esmera por aclarar. «Esto no implica necesariamente más dinero», dijo Schäuble. El temor de los políticos a los votantes es evidente.

Distintos reportes de prensa, citando a las partes involucradas en la negociación, señalan que los países de la zona euro estarían considerando apoyar a Grecia mediante transferencias directas. También está prevista la participación del Banco Central Europeo, que ya traspasó fondos por un valor nominal de 45 mil millones de euros al gobierno griego.

¿Apenas otro compromiso?

Como siempre, cualquier solución que haya deberá ser apoyada por el FMI. De lo contrario, la próxima ayuda a Grecia podría quedar sin efecto. El profesor Langhammer espera, pues, un compromiso político. «No hay que dejar caer a Grecia y se debe ganar tiempo», dice.

«Nadie quiere admitir a su propia clientela, sean los países del FMI, sean sus propios contribuyentes», que se está asumiendo un gran riesgo», dice el profesor Hans-Werner Sinn.

Ambas partes han ignorado el problema real: la falta de competitividad de Grecia. «Grecia debiera ser entre un 30 a un 40% menos costosa, para no volver a caer y para cumplir las condiciones de la deuda».

Debido a que la competitividad no se alcanza solamente mediante el ahorro, queda solo una solución: A Grecia se le debería condonar la deuda. Y luego debiera Grecia abandonar la Eurozona.

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