Brasil

¡Este es el camino para salir de la crisis!

Según un estudio de la Fundación Getulio Vargas, Brasil ha conseguido disminuir las desigualdades sociales tres veces más de lo que anunciaban las previsiones de la ONU. El estudio apunta que «la reducción ininterrumpida de las desigualdades económicas en Brasil en los últimos años contrasta con la grave crisis que sufren los paí­ses europeos».

En enero de este año, un Instituto de opinión de Sao Paulo, Datafolha, indicaba que seis de cada diez ciudadanos brasileños mayores de 16 años pertenecen a lo que se denomina la nueva clase media brasileña. Así, calcula que en sólo 8 años, entre 2003 y 2011, unos 39,5 millones de personas abandonaron la pobreza. En esa misma línea, un estudio de la Fundación Getúlio Vargas publicada este mismo mes estima que hoy la clase media abarca a 105,4 millones de brasileños, cuando en 2003 sólo alcanzaba a 65,8 millones.

Estos informes se publican poco después de comprobarse que Brasil se ha convertido en 2011 en la sexta economía del mundo, superando a Gran Bretaña. Y con la perspectiva inmediata de situarse en el quinto lugar en el plazo de dos o tres años, superando también a Francia.

Brasil, quinto país del mundo por territorio y población, disfruta de esta nueva realidad gracias a la gran transformación económica, social y política que ha venido experimentando en los últimos diez años. Una nueva fase de desarrollo en la que por primera vez –desde los lejanos tiempos de los gobiernos de Getulio Vargas– se combina el crecimiento económico con la reducción de las desigualdades sociales. Para corroborarlo, basta sólo un dato: los ingresos de la mitad de la población más pobre crecieron el 68% en la última década, frente al aumento de un 10% entre el diez por ciento más rico.

Hoy, todos los economistas coinciden en que entre los principales legados que ha dejado Lula destaca el crecimiento del mercado interno de consumo como principal sostén de la economía brasileña, mediante la implantación de un modelo de redistribución de la riqueza donde se combinan la imposición de unas fuertes subidas de impuestos para las rentas más altas, el aumento del poder adquisitivo de la mayoría (tanto con subidas salariales como con el aumento de los gastos sociales destinados a sacar de la pobreza a millones de familias) y la firme apuesta del gobierno por dinamizar y diversificar la economía apoyando decididamente la creación de un poderoso sector industrial nacional.

Hasta la década pasada, pese a ser el gigante de Iberoamérica, la economía brasileña estaba condenada a sufrir de forma severa las consecuencias de las crisis que se desataban en las grandes potencias. Desde la llegada de Lula y la nueva orientación política seguida, Brasil permanece en lo principal inmune a la crisis, creciendo a un buen ritmo pese a la caída de los mercados de las grandes potencias y reduciendo aceleradamente las desigualdades sociales.

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