Ningún salario por debajo de 1.000

Esta es la «reforma laboral» que nos interesa

Son casi 400.00 trabajadores, autónomos o pensionistas que deben sobrevivir con menos de 1.000 euros al mes. Sin embargo, los 14 altos directivos de Cajastur cobraron el pasado año ¡40.000 euros mensuales!

¡Basta ya! Proponemos una redistribución salarial donde nadie tenga un salario por debajo de 1.000 euros mensuales, pero que nadie pueda lucrarse con sueldazos” por encima de 10.000 euros al mes.

Con ello se elevaría el poder adquisitivo de la mayoría de la población para reactivar el consumo, aumentar la demanda del mercado interno y favorecer la inversión empresarial y la creación de empleo y riqueza.

Elevar el poder adquisitivo y la capacidad de consumo de miles y miles de familias andaluzas es una medida absolutamente fundamental e imprescindible para salir de la crisis. Sin reactivar el consumo y aumentar la demanda del mercado interno, es imposible que vuelva a crecer la inversión empresarial y la creación de empleo y riqueza.

«Las multinacionales producen en España pero venden el 80-90% de sus mercancías fuera»

Pensar que una medida de este tipo va a provocar la ruina de muchas pymes y autónomos al elevar los costes salariales, no se corresponde con la realidad ni con lo que piensan las mismas organizaciones de pequeños y medianos empresarios y autónomos. Sus 4 grandes problemas son, por este orden, la caída del consumo, la restricción y el encarecimiento del crédito, la morosidad en el pago de las administraciones públicas y la excesiva carga fiscal. No los salarios de los trabajadores.

Las rebajas constantes del salario de los trabajadores es una política que interesa exclusivamente a las multinacionales, que producen en España pero venden el 80 o el 90% de sus mercancías en otros mercados. A ellas les importa un pito que caiga el consumo en España, porque no venden aquí, sin embargo les interesa extraordinariamente que se rebajen al máximo los costes salariales para competir en mejores condiciones en los mercados exteriores. Para pymes por el contrario, la elevación de la capacidad de consumo de mercado interno –y por tanto también de los trabajadores– es vital: de ello depende su supervivencia.

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