SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Esperando a Supermario

Una figura recurrente del género de los superhéroes es la miserable existencia que inevitablemente les hace vivir su apacible alter ego.

Justo cuando el pobre Clark Kent o Peter Parker están por conquistar a la chica, surge alguna emergencia que requiere la inmediata atención de Superman o Spider-Man.

Rápido cambio, partida inexplicable, que deja a la chica a merced de algún rival de mala fama. Qué patético.

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, debe tener alguna idea de qué se siente. Aunque no tenemos razones para suponer que su vida personal sufre por su rol de súper banquero, debe estar cansado de tener que salir corriendo para salvar por sí mismo al euro en cualquier momento.

¿Recuerdan cuando tuvo que hacerlo a finales de 2011, armado solamente con unos pocos cientos de miles de millones de refinanciamiento a largo plazo para los bancos de la eurozona? Eso funcionó por algún tiempo también. Los inversionistas se calmaron, las acciones subieron y los problemáticos diferenciales de bonos comenzaron a caer.

Luego, por supuesto, aparecieron las usuales vacilaciones políticas y Draghi se vio obligado a salir al rescate nuevamente. En julio de 2012 realmente salió con todo. Al declarar que el BCE haría lo que fuera necesario para preservar intacta a la moneda única, reveló una nueva arma. Las Transacciones Monetarias Directas prometían que el BCE iría al rescate de cualquier estado miembro en problemas, aunque con condiciones bastante estrictas incluidas.

Y eso también funcionó, pese a que hasta la fecha nadie ha solicitado esas transacciones. Oh, realmente funcionaron bien.

Los analistas se apresuraron a declarar cosa del pasado a los ‘riesgos colaterales’ de una implosión del euro. Los funcionarios europeos mostraron una postura de confianza. Los rendimientos de los bonos españoles e italianos cayeron abruptamente, mientras que los depósitos subieron y los mercados de acciones se beneficiaron. Los apostadores sobre el tipo de cambio construyeron nuevamente posiciones largas netas en euros.

No obstante, justo cuando las refinanciaciones a largo plazo, o LTRO por su sigla en inglés, demostraron ser necesarias pero no suficientes para estabilizar al bloque, entonces la determinación y la oferta de mayor ayuda del BCE también tenía un límite.

Ahora Draghi ha sido arrollado nuevamente, y por sus propios compatriotas. Las elecciones sin una mayoría clara en Italia tal vez solo representen el final de la confianza generada por «todo lo que sea necesario».

Todas aquellas tendencias positivas de los mercados se han debilitado, algunas se han revertido. Las posiciones al descubierto en euros nuevamente están en boga.

Ante las también pésimas cifras subyacentes de la economía, parece que el súper banquero tendrá que intervenir nuevamente.

La reunión de política del BCE de esta semana tal vez sea demasiado pronto, pero manténgase alerta sobre lo que diga el funcionario a la prensa después que termine. Si los datos no mejoran, posiblemente salga con su tijeras de podar tasas de interés en marzo.

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