«Los españoles se jubilarán a los 67 años. Este es el mensaje que el jueves recorrerá todos los rincones de Alemania, gracias a un potente altavoz: el viaje de la señora Merkel a Madrid. La canciller, sin embargo, no viene a ejecutar un acto de sadismo. Viene a encender la megafonía para que toda Alemania -y de pasada toda Europa- se entere de que España se está disciplinando. Necesita que esa imagen de sacrificio llegue hasta el último rincón de un país de 82 millones de habitantes al que -tras dos guerras brutales y un episodio de exterminio humano sin parangón- el mundo ordenó en 1945 que nunca más, nunca más, volviese a pensar en términos imperiales.»
Con el frame de la austeridad esañola bien atornillado en la cuenca del Rin, la canciller podrá acometer una decisión imperial: la ampliación del fondo de rescate europeo. La apuesta irreductible por el euro significará para España una mayor cesión de soberanía nacional. Se tenderá a una política económica común, determinada en última instancia por el Directorio, por Carolingia (la relación de fuerzas resultante de la preeminencia de Alemania, más Francia, Benelux y norte de Italia); núcleo dominante del cual España es hoy periferia. Y uno de los retos de la nueva situación consistirá en hallar las soluciones formales que eviten una mayor humillación del orgullo hispánico. La visita de la canciller pondrá a prueba el jueves en Madrid la sutileza de los lenguajes. (LA VANGUARDIA) EL PAÍS.- Yo huiría de recetas universales, pero márgenes de actuación hay: el 30% del presupuesto de las comunidades se destina a inversiones, a empresas públicas, consorcios, fundaciones… En esas áreas se pueden hacer ajustes importantes. También en los servicios básicos (sanidad, educación, dependencia). Es importante que las decisiones en ese ámbito sean consensuadas. Hay que racionalizar los costes de la sanidad y la dependencia. En este momento [el copago sanitario] no está en la agenda inmediata, por más que se utiliza en muchos países. No será en este momento, pero es algo que habrá que reconsiderar en el futuro. LA VANGUARDIA.- El Gobierno izquierdista de José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido que por el bien de todos, las cajas de ahorros deben dejar de existir o transformarse en bancos. La incógnita es si la decisión del Gobierno español –suponiendo que lo haya decidido el Gobierno español– es un acto de responsabilidad que le honra o forma parte de una gran tomadura de pelo. Ahora resulta que ser de izquierdas consiste en repartir entre los accionistas de los bancos lo que las cajas de ahorros dedicaban a obra social. Y en el ínterin, el Gobierno se va a pulir 20.000 millones para que los bancos puedan quedarse, previamente saneadas, las cajas de ahorros que están entrampadas. Opinión. La Vanguardia Esperando a Carolingia Enric Juliana Empecemos por lo importante. Alemania. El jueves, el jubilado de Dusseldorf, el rentista de Munich y el banquero de Frankfurt tendrán noticia –por si aún no se han enterado– de que los españoles se están apretando de verdad el cinturón y que su Gobierno, aun a riesgo de perder las elecciones, ha decidido prolongar la edad de jubilación a los 67 años. “La fiesta española definitivamente se ha acabado”, podrá titular el Bild Zeitung, si la dirección del más popular y populista de los diarios alemanes desea favorecer a la canciller Angela Merkel y a su política espartana. Los españoles se jubilarán a los 67 años. Este es el mensaje que el jueves recorrerá todos los rincones de Alemania, gracias a un potente altavoz: el viaje de la señora Merkel a Madrid. La canciller, sin embargo, no viene a ejecutar un acto de sadismo. Viene a encender la megafonía para que toda Alemania –y de pasada toda Europa– se entere de que España se está disciplinando. Necesita que esa imagen de sacrificio llegue hasta el último rincón de un país de 82 millones de habitantes al que –tras dos guerras brutales y un episodio de exterminio humano sin parangón– el mundo ordenó en 1945 que nunca más, nunca más, volviese a pensar en términos imperiales. Con el frame de la austeridad española bien atornillado en la cuenca del Rin, la canciller podrá acometer una decisión imperial: la ampliación del fondo de rescate europeo (dotado el pasado mes de mayo con 440.000 millones de euros) para alejar a los especuladores que aún siguen apostando por la suspensión de pagos de España. La estrategia es clara y ha sido pactada con París: evitar la intervención de España y apostar fuerte por el euro. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, lo dijo la semana pasada en Davos: “Bajo ningún concepto vamos a dejar caer el euro”. Esta es la decisión del Directorio Europeo, y el presidente español, que hace diez días visitó el palacio del Elíseo, la conoce al detalle. La apuesta irreductible por el euro significará para España una mayor cesión de soberanía nacional. Se tenderá a una política económica común, determinada en última instancia por el Directorio, por Carolingia (la relación de fuerzas resultante de la preeminencia de Alemania, más Francia, Benelux y norte de Italia); núcleo dominante del cual España es hoy periferia. (Y uno de los retos de la nueva situación consistirá en hallar las soluciones formales que eviten una mayor humillación del orgullo hispánico. La visita de la canciller pondrá a prueba el jueves en Madrid la sutileza de los lenguajes.) José Luis Rodríguez Zapatero sabe cuáles son las nuevas coordenadas. España no se hunde. Más Europa. Más Carolingia. Las encuestas le siguen castigando, pero el pacto con la patronal y los sindicatos es un verdadero triunfo político al que el Partido Popular no le puede poner la proa. El PP también debe obedecer a Carolingia. Hay un cierto horizonte en la cartografía continental. Unhorizonte difícil de trasladar a los mapas locales y regionales. Este es hoy el principal problema de Zapatero. Ese cierto horizonte que se otea, ese mensaje de fondo del Directorio, no puede ser transformado ahora mismo en discurso vencedor. Ni ahora, ni dentro de tres meses. Quizás dentro de un año. Quizás dentro de dos. A partir de ahí se pueden entender todos los líos del PSOE en el interior de la olla a presión de Madrid. Eficaz gimnasta –su resistencia física a los estragos de la tensión es admirable–, Zapatero pidió ayer al PSOE que sepa controlar la angustia, Su punto débil es el siguiente: habla de anteponer los intereses generales con el mismo tono propagandístico con el que anunciaba el cheque bebé. No sabe mirar con gravedad a los ojos de la gente. Por lo demás, una convención pacífica y con significativas correcciones de estilo. Ni rastro de las “propuestas de impacto” sobre las autonomías que Zapatero susurraba en diciembre para agradar a sus amigos centralistas. Marcelino Iglesias, el anfitrión, tuvo a bien no excitar a la audiencia con los niños aragoneses maltratados en Catalunya. Esos golpes bajos en España sólo se los permite el señor Javier Arenas Bocanegra. LA VANGUARDIA. 31-1-2011 Entrevista. El País Habrá que reconsiderar el copago sanitario en el futuro Lucía Abellán Habla en voz baja, con un tono pausado que en ningún caso puede sonar admonitorio. Pero el discurso de Carlos Ocaña (Madrid, 1959) está cargado de intención. Reforzado por haber logrado alcanzar la meta de déficit del Estado en 2010, el secretario de Estado de Hacienda insta a las comunidades autónomas a hacer lo mismo y les da pistas de por dónde recortar: empresas públicas, fundaciones, incluso sanidad. Pese a todas las cautelas formales, el Gobierno empieza a perder el miedo a marcar el rumbo a las autonomías. Pregunta. Habrán respirado tranquilos al conocer que el objetivo de déficit en 2010 se ha cumplido. Pero el esfuerzo tendrá que ser mucho mayor este año. ¿Qué queda por recortar? Respuesta. Los ajustes de gasto que había que hacer en la Administración central ya se han hecho y la previsión de ingresos de 2011 es realista. Pero para que el conjunto de las administraciones cumplan, las comunidades autónomas tienen que ajustarse y ahí 2011 va a ser un año difícil, que les exigirá medidas adicionales. P. ¿Qué medidas? R. Yo huiría de recetas universales, pero márgenes de actuación hay: el 30% del presupuesto de las comunidades se destina a inversiones, a empresas públicas, consorcios, fundaciones… En esas áreas se pueden hacer ajustes importantes. También en los servicios básicos (sanidad, educación, dependencia). Es importante que las decisiones en ese ámbito sean consensuadas. Hay que racionalizar los costes de la sanidad y la dependencia. Mantener la calidad requiere acuerdos de ámbito nacional para reducir costes. No estoy hablando de recortar, sino de hacer las cosas mejor. P. ¿Y ese ahorro puede ser significativo sin mermar la calidad de la asistencia? R. Se puede si se quiere. No voy a entrar en las medidas concretas, pero ¿tenemos peor acceso a los medicamentos después de las medidas de mayo para racionalizar el gasto farmacéutico? No, aunque ahora gastamos menos. Se pueden tomar más medidas: centralizar las compras, racionalizar los catálogos de medicamentos, financiar solo la opción más barata (más genéricos, por ejemplo). En la gestión de sanidad y dependencia también caben mejoras. P. ¿El copago está en discusión? R. En este momento, a 31 de enero de 2011, no está en la agenda inmediata, por más que se utiliza en muchos países. No será en este momento, pero es algo que habrá que reconsiderar en el futuro. P. ¿Hacienda va a plantear una propuesta a las comunidades sobre sanidad? R. En el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera [reúne al Gobierno y las comunidades] este debate se inició en 2010. Y va a seguir este año porque las comunidades tienen la necesidad imperiosa de acomodar sus gastos a sus ingresos. Además, ha cambiado el estado de opinión; ahora nadie discute que esas medidas son necesarias. A lo largo de estos próximos meses se adoptarán medidas. Un ejemplo son las empresas públicas. El Estado tiene ya muy pocas y sin embargo en las comunidades la tendencia es la contraria. Es mucho lo que se puede ahorrar, más allá de las televisiones autonómicas, que es el ejemplo recurrente. P. ¿Cómo se asegura el Gobierno de que las comunidades acometen esas medidas? R. El debate no es de descentralización, sino de disciplina, de gastar con criterio. Alemania está muy descentralizada y es bastante austera. Manteniendo el estado autonómico, en las comunidades se puede gastar mejor. Ha habido algunos excesos estos años, por ejemplo en el crecimiento de empresas públicas, y ahora es el momento de corregirlo y conseguir un sector público más eficaz y magro. P. Aunque no se pueda generalizar, el caso de Cataluña no es aislado. R. Nuestra impresión es que las comunidades, pese a que habrá desviaciones en algunas concretas, no nos van a descarrillar del objetivo. No creo que vaya a haber más sorpresas significativas. P. ¿Se plantean endurecer la ley para evitar casos de este tipo? R. Lo que me planteo como más urgente es, con las leyes que tenemos, hacer una gestión muy rigurosa. La herramienta básica son las autorizaciones de deuda. Hay una segunda línea en la que trabajamos: transparencia en las finanzas autonómicas. Además, sería bueno que hubiera consenso sobre qué medidas adoptar entre 2011 y 2013 para completar el proceso de ajustes. Dicho eso, sí, se podrían considerar medidas adicionales. Si las comunidades tuvieran techos de gasto… eso podría ayudar. P. ¿Qué solución se va a dar a Cataluña? R. Con Cataluña estamos trabajando. Observamos una actitud positiva porque la Generalitat acepta que es necesario reconducir sus cuentas. La solución vendrá en las próximas semanas. La autorización de emitir deuda, cuando se produzca, no será en blanco, sino con gradualidad y objetivos temporales. Se trata de permitir que haya emisiones que cubran la parte del gasto que no cubre el sistema de financiación. P. ¿Tienen las comunidades suficientemente interiorizada la necesidad de reducir el gasto? R. Claramente en las que se han excedido es imperativo que se corrija deprisa porque nos estamos jugando el futuro de todo el conjunto del sector público, no solo el de esas administraciones. Si una comunidad se desvía perjudica al conjunto de España. P. En lo que respecta al Estado, ¿han tocado techo las subidas de impuestos? R. La recuperación es débil y por eso ahora debemos evitar nuevas subidas. Puede haber ajustes (efectivamente acabamos de subir el tabaco), pero no hay planes de subir los grandes impuestos. El Gobierno considera que no es el momento. P. Una reforma que sí han acometido es la de las cajas de ahorros. ¿Hay alguna posibilidad de que las cantidades públicas que vayan a aportar a las entidades financieras se conviertan en déficit? R. En las condiciones en que se va a plantear, es imposible. La idea es que el FROB [el fondo público de préstamos a la banca] sea el último recurso. Pero si tiene que entrar en una entidad, esas aportaciones no serán déficit porque se harán a precio de mercado con un compromiso de temporalidad. El gobierno del FROB se tiene que reforzar para asegurar que ese principio de que las aportaciones no se pueden convertir en déficit se tenga muy en cuenta. Nos vamos a involucrar en ello. P. Pero si el Estado finalmente entra en una entidad y, transcurridos los cinco años de margen, no consigue vender la participación, o lo hace a un precio inferior al que la compró, automáticamente aparece el déficit. R. Claro, pero si el FROB entra en una entidad con valoraciones ajustadas de lo que compra, eso no puede ocurrir. P. ¿Porque no puede empeorar la valoración de los activos? R. El mecanismo se va a definir en la ley para que eso no ocurra. La situación ha cambiado y obliga a hacer esto, que no es un rescate, sino que los requisitos de capital que tenía que cumplir la banca en 2018 se adelantan a 2011 para acabar con este estado de opinión negativa en los mercados. P. Los inspectores de Hacienda perciben el aumento de las remesas de inmigrantes como un indicador de que la economía sumergida crece. R. Es una afirmación muy, muy aventurada. No quiero decir que no haya economía sumergida, pero se sobredimensiona el problema. Estamos mejorando mucho en lucha contra el fraude. El año pasado se obtuvieron 10.000 millones, una cantidad muy importante. Aunque en España todavía se escucha demasiado la pregunta del "¿con IVA o sin IVA?", que en otros países sería inimagible. Tenemos que eliminar ese sentimiento insolidario de algunos. P. ¿Y no resulta poco ejemplarizante que un fraude millonario como el de la multinacional Praxair se salde con una sanción a dos cargos intermedios y sin penas de cárcel? R. Bueno, son los cargos de los que se pudo demostrar la culpa. Yo creo que se ha hecho justicia, ha habido sentencia, y se ha recobrado la deuda impagada, además de imponerse una multa bastante considerable. Ha sido una actuación impecable, exitosa. EL PAÍS. 31-1-2011 Opinión. La Vanguardia Son de izquierdas Jordi Barbeta La diferencia fundamental entre un banco y una caja de ahorros era hasta ahora que el banco era una empresa con afán de lucro y la caja, no. El banco reparte los beneficios entre sus propietarios, mientras que la caja devolvía a la sociedad los réditos de sus ahorros. El Gobierno izquierdista de José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido que por el bien de todos, las cajas de ahorros deben dejar de existir o transformarse en bancos. La incógnita es si la decisión del Gobierno español –suponiendo que lo haya decidido el Gobierno español– es un acto de responsabilidad que le honra o forma parte de una gran tomadura de pelo. Ahora resulta que ser de izquierdas consiste en repartir entre los accionistas de los bancos lo que las cajas de ahorros dedicaban a obra social. Y en el ínterin, el Gobierno se va a pulir 20.000 millones para que los bancos puedan quedarse, previamente saneadas, las cajas de ahorros que están entrampadas. Por cierto que las más entrampadas son las que han caído en manos de gestores tan progresistas que en su afán redistributivo y amparados en sus diputaciones provinciales, han dedicado lo que correspondía a obra social a otros fines menos románticos… En fin, que lo progresista es hoy destinar el poco dinero que queda a los bancos. Rescatar entidades financieras con dinero público es un tranquilizante carísimo, pero el único que es capaz de calmar a los mercados más histéricos… durante unas semanas. Y bueno, de izquierdas es también ahora congelar las pensiones, retrasar la edad de jubilación y computar en la paga de retiro los años en que el trabajador cobra menos. Se supone que también fue en un arranque de progresismo que el Gobierno decidió por primera vez en la historia bajar el sueldo a los empleados públicos… Todo esto puede parecer muy demagógico, pero algú ho havia de dir [alguien o tenía que decir] , porque la izquierda no para de meter miedo con la derecha y trata de reaccionarios a los escépticos que no ven la diferencia. Ahora mismo tenemos dos ejemplos estupendos con José María Aznar y Felipe González. Con lo que cobran como ex presidentes podrían dedicarse plenamente a tareas humanitarias, pero ambos han preferido asesorar a proveedores de energía, que pagan mejor que Intermón/ Oxfam. La diferencia entre Aznar y González es que el ex líder del PP trabaja para Murdoch, que, para entendernos, es uno de los suyos. El ex líder del PSOE, en cambio, asesora a su amigo Slim, el mexicano, que es como la madre Teresa de Calcuta pero exactamente al revés… Habrá quien sostenga con razón que los socialistas no son de izquierdas de verdad. Bien, la izquierda de debò [de verdad] está intentando en Catalunya una conquista social tan urgente como que la gente pueda pasear desnuda por la calle sin que la multen. LA VANGUARDIA. 30-1-2011