Televisión

Españoles en el mundo

El lunes era noche de estreno absoluto en La Primera, a la exitosa «premiere» de «Pelotas», le siguió la primera emisión del nuevo programa viajero. La cámara viajaba a Estambul, en un formato en el que ningún periodista toma el protagonismo, sólo los españoles visitados. Tampoco es un documental turí­stico, los lugares frecuentados rara vez son los objetivos de los «flashes», lo interesante es conocer la forma en la que los ciudadanos se integran en la vida cotidiana de un paí­s con una cultura diferente.

Así conseguimos visitar hasta a cinco esañoles, que ya conocen la maravillosa ciudad turca a la perfección, y que ejercieron de guías para mostrarnos los rincones menos frecuentados de la ciudad de las mezquitas. Entre ellos destacaban Lola, una murciana que se enamoró de un turco y que regenta una agencia de viajes, o Manuel un bailaor sevillano gracias a quien contemplamos la pasión con la que se vive la música española en Turquía. El formato ya había triunfado en algunas televisiones autonómicas, pero era una contradicción el elaborar un programa de características tan globales, centrado en una especie de chovinismo regional. La curiosa vida de una restauradora española en Estambul tiene el mismo interés para un asturiano que para un madrileño, y la televisión pública nacional se ha encargado de ofertar lo que todos esperábamos. La emisión desbancó en audiencia a su versión de Tele Madrid, “Madrileños en el mundo”.En el formato del documental se pone el acento en el elemento humano, más que en el estético o cultural de los lugares visitados. Otro de los rasgos es que se parte de buscar historias que aporten algo curioso o insólito, porque como dicen sus responsables “lo fácil hubiera sido entrevistar a los funcionarios del Gobierno Español destinados en el extranjero, pero esto no tendría ningún interés”.Serbia, Toronto, Nueva Orleans, Bombay, Amsterdam, Malabo y Manila serán otros de los destinos que recorrerá la cámara del nuevo espacio, que de momento tiene garantizada su supervivencia en el salvaje y efímero mercado de la televisión, gracias a los aceptables índices de audiencia recogidos en el primer programa, a pesar de los difíciles horarios nocturnos en los que se empeñan en colocar este tipo de ofertas culturales.

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