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Hay que exigir políticamente a Alemania que renuncie a lucir su nueva y peligrosa hegemonía política y financiera en la UE, y eso se ha de hacer mediante una concertación de España e Italia que luego habrá que ampliar a otras naciones del euro. Y a ser posible a Francia que está aparentando un nivel similar al alemán, cuando París está más cerca de las crisis de Roma y de Madrid, aunque lo disimule en vísperas de las elecciones presidenciales que llegarán en la próxima primavera (…)
Aquí han de remar todos, y los alemanes también, y vamos a ver si Rajoy se atreve a pactar con Monti una estrategia común y a hablar de otra manera –menos humillada que la de Zapatero-, y si su ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, empieza a trenzar una serie de pactos y estrategias, con Roma y París, a ver si entre todos se logra poner el cascabel a la osa Merkel de Berlín. No vaya a ser que tengamos que volver hablar del peligro alemán, de manera muy distinta al del Tercer Reich, pero peligro alemán, porque los teutones se están aprovechando del sufrimiento de los demás.