Argelia suspende sus relaciones diplomáticas y comerciales con España

España y Argelia: convulsiones en la frontera sur

¿Por qué ahora, justo cuando el panorama internacional está altamente tensionado con la invasión rusa de Ucrania, estallan conflictos en nuestra frontera sur, primero con Marruecos y ahora con Argelia? Sólo es posible entenderlo desde la intervención imperialista a ambas orillas del Mediterráneo.

Lo que se esperaba ha sucedido. «En marzo de este año, la Moncloa abandonaba la legalidad internacional y las resoluciones de la ONU, que exigen un referéndum de autodeterminación para resolver la cuestión saharaui, y se sumaba al plan de autonomía -en realidad una anexión- defendido por Marruecos….»

Argelia, máximo valedor internacional del Frente Polisario, ha reaccionado, anunciando una paralización de las relaciones comerciales con España.

No es un asunto menor. Argelia ha sido históricamente el primer suministrador de gas de España. La pérdida, o el encarecimiento, del gas argelino es un nuevo factor de inestabilidad, en un momento donde la guerra en Ucrania y la inflación desbocada lo ha convertido en una cuestión clave.

¿Por qué precisamente ahora, cuando la invasión rusa de Ucrania agudiza las tensiones globales, estallan conflictos en nuestra frontera sur, primero con Marruecos y ahora con Argelia?

Algunos, desde la izquierda, reducen el problema a la decisión unilateral de Sánchez respecto al Sáhara, algo que ha colmado la paciencia de Argelia, histórica valedora de los intereses saharauis, y enfrentada durante décadas a Marruecos por la supremacía del Magreb. Si bien esto es el factor en primer plano, no podemos comprender del todo este puzle geopolítico sin partir de la intervención de Moscú -cuyas relaciones con Argelia son algo más que estrechas- como un factor más que relevante… y sobre todo eliminando el factor decisivo de la ecuación: la intervención de EEUU, sobre Marruecos y sobre España.

Sin partir de la intervención imperialista, a ambos lados del Mediterráneo, las auténticas causas y los verdaderos responsables del conflicto quedan ocultados.

Rabat y Argel, Washington y Moscú

Los hechos arrancan en diciembre de 2020, cuando la administración Trump firmó un histórico acuerdo con Rabat: a cambio de la normalización de relaciones con Israel, Washington reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Un acuerdo que la administración Biden no ha cancelado. EEUU apostaba por fortalecer a Marruecos como gendarme local en el Norte de África.

Enric Juliana sitúa a EEUU en el centro del histórico giro dado por Sánchez, abandonando al pueblo saharaui: “Hace ahora un año, Pedro Sánchez decidió que la prioridad era normalizar cuando antes las relaciones con Marruecos y acercarse más a EEUU”.

La respuesta argelina al apoyo del gobierno español al plan de autonomía marroquí, que supone una anexión de facto del Sáhara, fue inmediata, retirando su embajador de Madrid. Ahora, Argel suspende el acuerdo de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, vigente desde 2002, y anuncia que congelará las operaciones bancarias con España, lo que implica una paralización del comercio bilateral.

Argel ha suavizado su órdago, para evitar posibles represalias de la UE, destino de casi la mitad de sus exportaciones. Pero el conflicto se ha abierto, y tendrá importantes consecuencias. No es previsible que Argelia corte el suministro de gas a España, pero sí que suba su precio.

Marruecos y Argelia compiten por el liderazgo en el Norte de África. Pero esa rivalidad no es entendible sin poner en primer plano sus diferentes alineamientos con las grandes potencias imperialistas.

Rabat mantiene un vínculo privilegiado con Washington y París. A diferencia de otras ex colonias, Francia mantiene en Marruecos una enorme capacidad de intervención. Y la agresividad marroquí -el Gran Marruecos, que incluye, además del Sáhara, parte del territorio argelino- ha contado con el aval norteamericano.

Marruecos y Argelia compiten por el liderazgo en el Norte de África. Pero esa rivalidad no es entendible sin poner en primer plano sus diferentes alineamientos con las grandes potencias imperialistas.

Detrás de todas las ofensivas de Marruecos contra España está el respaldo de EEUU. Sucedió en la Marcha Verde, cuando con Franco moribundo, Washington dio el plácet a la invasión por parte de Marruecos del Sáhara español. Y volvió a suceder con la reciente oleada migratoria sobre Ceuta y Melilla, alentada por Marruecos tras acoger España al líder del Polisario Brahim Ghali para tratarse de covid.

Una conexión que reaparece permanentemente. El ex ministro de Exteriores del PP, García Margallo, acaba de desvelar que Hilary Clinton, cuando era secretaria de Estado, planteó la posibilidad de trasladar a Marruecos las bases de Rota y Morón.

Y Argel mantiene con Moscú una relación algo más que estrecha. Su origen está en los tiempos de la URSS. Tras la independencia, el socialimperialsmo soviético ofreció ayuda militar, económica y política al nuevo Estado argelino. Y se ha mantenido hasta hoy. Argelia es el tercer mayor comprador de armas rusas. Moscú proporciona el 69% del armamento al ejército argelino. Y la mayoría de altos mandos del ejército y los servicios secretos argelinos hablan ruso, porque han recibido formación en Moscú.

Argelia no ha condenado la invasión rusa de Ucrania. El ministro ruso de Exteriores, Lavrov, visitó Argel el pasado mes de mayo, y el ejército argelino realiza maniobras militares conjuntas con Rusia a escasos kilómetros de la frontera marroquí.

La invasión imperialista rusa de Ucrania ha agudizado las tensiones globales. Y eso también se refleja en el Norte de África. EEUU fortalece a Marruecos como gendarme local. Y Moscú utiliza sus relaciones con Argelia para introducir factores de desestabilización en la frontera sur europea.

Una mayor inestabilidad en el norte de África nos afecta directamente. Compartimos frontera con Marruecos, y la costa de Almería está a solo 200 kilómetros de la argelina.

Quien gana y quien pierde en la batalla del gas

 Las grandes burguesías europeas toman posición en el Norte de África. Lo hace Italia, que acaba de firmar un acuerdo estratégico con Argelia, que le permite recibir el triple de gas que España.

Pero hay dos datos extraordinariamente relevantes que han pasado desapercibidos en las informaciones sobre el conflicto con Argelia. Y que apuntan directamente a EEUU.

EEUU es ya el principal suministrador de gas de Europa, lo que se ha convertido en un gigantesco negocio para el gran capital norteamericano, y en una nueva palanca de control sobre Europa, y sobre España.

En mayo de 2021 el 55,32% del gas consumido por España provenía de Argelia, durante décadas el primer país de origen, con mucha diferencia, de las importaciones españoles de ese preciado combustible.

Pero la guerra de Ucrania ha provocado un drástico giro en esta situación. Ahora solo proviene de Argelia el 24,8% del gas importado por España. ¿Quién le ha reemplazado? EEUU. El gas norteamericano suponía hace un año el 14% de nuestras importaciones, ahora representa el 35,7%, superando a Argelia.

EEUU es ya el principal suministrador de gas de Europa, lo que se ha convertido en un gigantesco negocio para el gran capital norteamericano, y en una nueva palanca de control sobre Europa, y sobre España.

En la cumbre que la OTAN celebrará próximamente en Madrid se decidirán cosas trascendentes, también respecto a la energía. En el nuevo concepto estratégico de la OTAN -la “hoja de ruta” que todos los países deben seguir- se incluirá la defensa del suministro y almacenamiento de energía como una de sus prioridades operativas.

Y España debe ocupar un papel central en ese diseño, que nutriría a toda Europa de gas norteamericano. Se revitalizaría el gasoducto Midcat, que conecta España con Francia. Y se abriría un gasoducto marino desde Barcelona hacia Italia.

Esto implica un mayor encuadramiento -no solo económico, también político y militar- de España respecto a EEUU. Así lo plantea Enric Juliana: “Conexión gas/hidrógeno verde por el Pirineo catalán y gasoducto con Italia desde el puerto de Barcelona. Eso quiere decir lo siguiente: Catalunya, territorio OTAN al cien por cien. El puerto de Barcelona, importante enclave del orden atlantista”.

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