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España sigue a tiro de OPA

En medio del debate sobre las bondades de las medidas adoptadas por el BCE recientemente, una cosa ha quedado clara: la generosa cantidad de liquidez que el BCE inyectará en la economía de una u otra manera en los próximos años y la expectativa de un entorno de bajos tipos de interés durante un largo plazo, son un seguro para la renta variable como lo demostró el Ibex que se disparó un 3,8% en los tres días siguientes a la decisión de Draghi.

Así las cosas, pasito a pasito, tacita a tacita, resulta que se cumplen ya seis años desde que se empezaran a sentir los primeros síntomas que han llevado al mundo occidental a la crisis económica más destructiva desde el 29 del siglo pasado y pese a los indudables signos de recuperación, resulta que la bolsa española necesitaría todavía crecer más del 40 % para recuperar su máximo histórico que estuvo rondando los 16.000 puntos a finales del 2007.

Tras muchos años de sequía inversora, España se ha convertido desde hace unos pocos meses en un país ciertamente barato y en meca de inversores internacionales dispuestos a quedarse con todo aquello que suene a negocio y España es hoy un país con grandes expectativas en ese sentido. El dinero parece sobrar tanto como faltan inversiones fiables y con un cierto grado de rentabilidad. George Soros y Bill Gates así lo han entendido con su desembarco en FCC.

Por lo que cuentan los responsables de la banca de inversión, España es en la actualidad un país atractivo como consecuencia del descenso de la prima de riesgo, la ganancia de la competitividad empresarial, el ajuste de valoraciones realizado por las empresas y la elevada liquidez que existe para financiar las compras, porque es un hecho que la financiación bancaria ha empezado a convertirse en una realidad tras años de insufrible sequía y porque han aparecido nuevas fórmulas de financiación alternativa.

Como consecuencia de la prolongada crisis que ha dejado a muchas empresas españolas que cotizan en el mercado de valores en situación agonizante, reflejado en que su valor en bolsa ha llegado a ser inferior al valor de sus activos en libros, una buena parte de las empresas que integran la bolsa española, incluido el selectivo, siguen siendo una ganga y eso hace que muchas de ellas sean susceptibles de ser «opadas».

Hasta ahora, la actividad corporativa de las multinacionales sobre España se ha mantenido muy baja por las dudas de los inversores en relación con la deuda soberana y por los problemas de financiación a que se han tenido que enfrentar los inversores dada la nada generosa política crediticia existente en España.

Hoy y como consecuencia de su obligada política de desapalancamiento, muchas sociedades se ven obligadas a deshacerse de buena parte de sus participaciones empresariales y no parece arriesgado afirmar que muchas compañías van a tener pronto otros compañeros de viaje distintos de los actuales y que éstos serán de capital extranjero.

Las oportunidades están ahí y la salida de la crisis comporta ese supuesto «sacrificio» que será demonizado por quienes consideran que todo ello supone una pérdida de soberanía patria, aunque el gobierno no parece que esté en disposición de sobreactuar más allá de lo que le permite su papel en sectores fuertemente regulados como las telecomunicaciones o la energía, sectores en donde ningún inversor extranjero se atrevería a lanzar una OPA sin el beneplácito del ejecutivo de turno.

España está barata y por tanto muchas empresas están en venta como consecuencia de la caída experimentada en bolsa en los últimos años y muchas de sus cotizadas están, como se dice vulgarmente, a tiro de OPA.

Empresas con las condiciones demandadas por los grupos inversores internacionales hay muchas en España y de sectores, teóricamente marginados hasta ahora, como el de la construcción, compuesto por grandes empresas presentes en mercados muy importantes en Latinoamérica y que están volviendo a abrir los mercados del Sudeste Asiático, zonas, todas ellas, con mucho futuro y buenos crecimientos, lo que las hace especialmente atractivas.

Empresas interesantes en términos de precio/valor contable y que además reúnan las condiciones demandadas, las hay también en sectores como el de la energía o la química, considerados como de oportunidad para llevar a cabo adquisiciones por parte de compradores estratégicos y financieros que sean capaces de soportar dificultades transitorias.

De igual manera, el mercado de consumo y la alimentación, tiene un atractivo enorme para grupos inversores en busca de gangas y hoy por hoy, en el Ibex 35 y en el mercado continuo hay empresas que todavía cotizan por debajo de sus valores reales.

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