Arte

España Luminosa

Como si de estrellas del rock se trataran, los 14 enormes lienzos que Sorolla pintó hace décadas bajo encargo de la Hispanic Society de Nueva York, han batido récords millonarios de visitas en la gira que les ha traí­do de vuelta por las principales ciudades de España. Una colección de estampas aparentemente costumbristas, que pretendí­an retratar la variedad y pluralidad de la España de principios del siglo XX, de sus paisajes, de sus gentes y de su luz, y que a la vista de los acontecimientos, sigue teniendo una vigencia asombrosa. Quizá a muchos les habrí­a sorprendido hace un tiempo, pero el caso es que cerca de un millón y medio de españoles se han acercado a contemplar unos cuadros realizados hace casi un siglo, demostrando en la práctica el éxito popular que puede llegar a tener el arte «clásico», que aunque no aparezca anunciado en televisión, es capaz de atraer a gente de todo tipo hacia el museo, cuando su contenido es el apropiado.

La Visión de Esaña de Sorolla ha multiplicado por cinco las entradas que vendió AC/DC en la totalidad de conciertos ofrecidos en España el último año, y ha igualado en espectadores a cualquier estreno de una serie de televisión en horario de máxima audiencia. Son sólo dos ejemplos para entender el calado que ha alcanzado la muestra del pintor valenciano entre la población. Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Barcelona han sido las ciudades que visitó este particular “tour” en su primera etapa, superando el millón de espectadores. Especialmente curioso es el caso de Bilbao, única ciudad en la que se pagaba entrada, pese a lo cual fue visitada por cerca de 200.000 personas. Un dato que en sí mismo contradice muchas de las difamaciones sobre la relación entre los vascos y el concepto de España. ¿Por qué de pronto despierta tanto interés este tipo de arte entre la población? Sin duda la importancia de Sorolla en la historia reciente del arte español, y la enorme popularidad de la que gozan sus obras entre el imaginario colectivo, responde en parte a esta pregunta. Pero quizá habría que prestar especial atención al contenido de esta particular exposición, a todo lo que nos cuentan estos 14 lienzos, y a la historia que los rodea, para entender mejor este éxito sin precedentes. El 26 de noviembre de 1911, Sorolla y el destacado hispanista Archer Milton Huntington, firmaron un documento por el que el pintor se comprometía a realizar una serie de pinturas al óleo sobre lienzo con temas representativos de las regiones de España. Las pinturas decorarían la futura biblioteca de la institución. Sorolla se comprometía así mismo a entregar los bocetos preparatorios y a no exhibir las obras en ningún otro sitio antes que en Nueva York. Aunque la Hispanic Society le dio el nombre de Regiones de España, Sorolla prefirió cambiarlo por el de Visión de España, ya que el conjunto supone una visión global de cómo el artista veía su país, alejada de los estereotipos románticos. Joaquín Sorolla era por entonces conocido internacionalmente por ser un pintor que había trasladado a España los conceptos más avanzados de la pintura francesa de finales del siglo XIX. Un impresionismo, sin embargo, que puso su mirada en las vidas de la gente del pueblo que habitaba los idílicos paisajes mediterráneos, y cuya agilidad de trazo conseguía captar los momentos de luz más bellos. Era por lo tanto el pintor más adecuado para aquel encargo de Huntington. Pero también el artista de su época que reúne las mejores condiciones para encontrar acogida entre las clases populares, todavía en la actualidad, tanto por la belleza icónica de sus imágenes, como por su temática cercana, explícita e intencionadamente popular. En la España de Sorolla no encontramos grandes monumentos ni personajes memorables. La mirada esta puesta en los pescadores de Ayamonte, descargando los atunes en el puerto bañados por es luz incomparable; también en los campesinos manchegos, en plena celebración a base de pan y vino, o en las miradas pícaras de las jóvenes valencianas que pasean en la huerta. La España de Sorolla se huele y se toca, y en sus obras de arte entendemos exactamente lo que el pintor nos quería comunicar, sin necesidad de argumentaciones ni discursos conceptuales. Se trata de esa España variopinta, en la que las tradiciones y los paisajes cambian, pero no lo hace el devenir de sus gentes, bañadas todas por el mismo sol que tan bien supo convertir en colores el pintor valenciano. Son estas razones más que suficientes para entender el inusitado interés que estas pinturas han despertado entre la población de las principales capitales de España. Cualquiera podría asombrarse si se le propusiera el reto de acercar a los museos a un millón y medio de personas, para contemplar tan solo 14 cuadros pintados en la segunda década del siglo XX, con motivos costumbristas, en plena era de las nuevas tecnologías y el auge de la cultura audiovisual. Pero se trata de una grata realidad, la España pintada por un maestro, que supo en su día conectar tanto con el pueblo como con las altas esferas del arte, es capaz de encontrar tan buena acogida en ciudades tan alejadas como Sevilla, Barcelona o Bilbao. Si a todo esto añadimos el exhaustivo trabajo de recopilación y catalogación de todos los bocetos y lienzos preparatorios que el pintor realizó durante los 5 años que trabajó en el proyecto; así como a la faraónica obra de restauración a la que han sido sometidos los murales, enormemente deteriorados tras décadas colgando de las paredes de la biblioteca neoyorquina, el valor de la muestra se convierte en algo incalculable. Posiblemente la exposición del año, un afirmación que probablemente firmaran tanto visitantes de “a pie” como críticos e historiadores. Durante años han permanecido ocultas a los ojos de los españoles estas obras maestras que pretendían retratarlos, y su regreso ha sido por todo lo alto. Pero la Visión de España no ha venido para quedarse. Afortunadamente, el Museo del Prado, la última parada hasta la fecha, ha anunciado la prolongación de la exposición, que en este caso venía acompañada de una nutrida retrospectiva del pintor. En Madrid permanecerá hasta el 13 de septiembre, para realizar luego una última parada en Valencia, antes de regresar a Nueva York. Aprovechen la oportunidad de engrosar aún más la lista de visitantes.El De Verdad digital también lo haces tú: Contribuye con la calidad del De Verdad digital puntuando este artículo y enviando tu comentario. El 31 de octubre se realizará un sorteo de entradas para los mejores conciertos y estrenos de cine, teatro y espectáculos de la temporada navideña entre los lectores que hayan participado opinando sobre cualquier artículo. Solo hace falta dejar tu email.

Deja una respuesta