El Observatorio

España en caí­da libre

No hace ni seis meses que, ante la estupefacción y el asombro de quienes asistí­an al acto, celebrado en Washington antes de la primera cumbre del G-20, el presidente Zapatero aseguraba impertérrito a un grupo de financieros, empresarios y periodistas económicos que España no sólo estaba en mejores condiciones de afrontar esta crisis que el resto de paí­ses europeos sino que, con toda probablilidad, en uno o dos años los españoles superarí­amos a Francia en renta per cápita. Aquello provocó entonces sonrisas de condescendencia y editoriales de mofa. Pero nada comparable a lo que podrí­a escribirse hoy, cuando en apenas dos dí­as, dos noticias hielan la sangre de sólo leerlas: en España hay ya cuatro millones de parados (y lo que es más terrible, nadie pone la mano en el fuego de qué techo se podrá alcanzar en los próximos meses) y, por otro lado, según las últimas cifras del FMI, España ya no es ni siquiera el primer paí­s hispano en PIB (México nos supera este año) y en 2010 ó 2011 nuestro paí­s podrí­a desplomarse hasta el puesto 14 del mundo.

El deslome económico de España está alcanzando una velocidad y una profundidad verdaderamente alarmantes: más pavoroso aún que las cifras mismas, es el ritmo a que se están produciendo. En apenas un año, el paro en España se ha doblado, sólo en los últimos tres meses han desaparecido casi un millón de puestos de trabajo, cada día hay 9.000 nuevos parados. La producción industrial cae a un ritmo tan sin precedentes que hay que remontarse prácticamente a la guerra civil, la construcción está totalmente paralizada, el turismo desciende a un ritmo del 15%, ya se han perdido cien mil empleos en la industria del automóvil, los comercios descienden mes tras mes sus ingresos a un ritmo del 10%, por primera vez desde su creación se habla de que Mercadona podría comenzar a despedir trabajadores. La situación de decenas de miles de autónomos y de pequeñas y medianas empresas es desesperada, y el cierre del grifo del crédito amenaza con arruinarlos y llevarlos inevitablemente a la quiebra en los próximos meses, con lo que la aterradora cifra de cinco millones de parados en el horizonte de los próximos seis meses ha pasado a ser una hipótesis más que previsible, y no un mero ejercicio de "catastrofismo", como ha vuelto a denunciar un gobierno cuya única actividad práctica (amén de salir en rescate de la banca) es desmentir lo que tres días después los hechos y las cifras confirman.En este contexto verdaderamente demoledor, al gobierno de Zapatero no se le ha ocurrido otra idea más descabellada que tratar de afrontar la crisis dando una nueva vuelta de tuerca al autonomismo, poniendo en el centro del tablero político la cuestión de la financiación autonómica, el rescate de las cajas de ahorro (en manos de las castas autonómicas) e incluso, como han sugerido Chaves y Corbacho, impulsando que las comunidades autónomas creen nuevos subsidios (de miseria) para atender a los parados de su comunidad que se queden sin cobrar el paro. Otra idea "genialoide" de la Moncloa, en busca de aliados políticos que alivien su peligrosa soledad parlamentaria, carguen con parte del problema y le ayuden a pasar el chaparrón (a ver si escampa), aunque ello suponga seguir echando leña a la hoguera de la desvertebración del país y de la dimisión del Estado. Una idea peregrina y nefasta que, sin embargo, ha encontrado buena acogida en unos sindicatos dispuestos a lo que sea con tal de "salvar a un gobierno" que los cuida, mima y subvenciona como si fueran la misma niña de sus ojos. Unos sindicatos que, al no movilizar a la población en solidaridad con los parados, llevan las cosas a un terreno muy peligroso: el de crear un foso que separa a la población con empleo de la que no lo tiene.Y para acabar de apuntillar la situación, el Fondo Monetario Internacional ofrecía el otro día unos datos que testimonian que esa debacle económica de España ya empieza a traducirse en lo que la prensa alemana vaticinaba hace poco como el previsible "descenso de España a segunda división". Según el FMI, medido según la paridad del poder de compra (y no en términos absolutos), el PIB español ya está por debajo del de México (no somos pues ni siquiera el primer país hispano) y en los próximos dos años España podría descender en ese ránking hasta el puesto 14, superado por Rusia, India, Brasil, Corea y Canadá. O lo que es lo mismo, el "sueño" de Zapatero de alcanzar a Francia en renta per cápita puede convertirse en la "pesadilla" de retroceder de nuevo a la situación de los años ochenta, cuando había 20 puntos de diferencia entre el PIB europeo y el español. Con el agravante, además, de que España ya no tendrá por encima sólo siete países, sino trece.España ha entrado pues en una situación de "caída libre", en la que todo es posible y nada descartable. El pueblo español tiene la palabra.

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